Vivir en Sevilla

Exposición de dulces de clausura en el Real Alcázar: Una cita con sabor a gloria

Exposición de dulces de clausura en el Real Alcázar: Una cita con sabor a gloria / Juan Carlos Vázquez

Hay quien espera la llegada del puente de la Inmaculada para comprar los dulces de los conventos de clausura no sólo de la provincia de Sevilla, sino desde Fregenal. Es el comienzo de la Navidad y llega directamente al paladar. Son 39 años en los que las monjas ponen sobre las mesas de los sevillanos y visitantes recetas que, en algunos casos son de los siglos XVI o XVII.

Una historia entre fogones que habla de llegadas de ingredientes, recuerdos de cocina mozárabe y mucha miel, canela, especias con todas las garantías de los registros sanitarios actuales.

Del mismo modo que la vida en los conventos comienza temprano, la inauguración por parte del alcalde y del arzobispo ha sido a primera hora de la mañana. Un comienzo oficial que llega después de una tarde con mucho movimiento de público que ha aprovechado la tarde víspera de festivo para asegurarse la compra de los dulces más deseados.

El Real Alcázar acoge durante el fin de semana la exposición de los dulces de Navidad. El Real Alcázar acoge durante el fin de semana la exposición de los dulces de Navidad.

El Real Alcázar acoge durante el fin de semana la exposición de los dulces de Navidad. / Antonio Pizarro

En el Palacio Gótico del Alcázar hay bizcochos marroquíes de las Concepcionistas de Osuna y tortas inglesas del convento de Santa Clara de Carmona. Porque como decía Santa Teresa, "Dios está en los pucheros" y aquí no hay diferencias de países ni fronteras. Tampoco entre los visitantes. Dos parejas argentinas llenan las cestas de plástico de todo lo que encuentran, sobre todo de chocolate, mientras unos jóvenes franceses de Lyon se inclinan por los bollitos de Santa Inés.

Este año la venta de dulces ha empezado el día 5 por la tarde y ni el frío ni el gris del día hicieron que los incondicionales faltaran a la cita “porque después lo que queremos se acaba enseguida”, comentaba una señora que todos los años llega desde Barcelona para comprar el primer día del puente los dulces de Navidad.

Este año hay preparadas 10 toneladas repartidas en 250 variedades diferentes para los cuatro días de la exposición. "La verdad es que en ediciones anteriores el 8 de diciembre ya se había terminado casi todo", explica Claudia Hernández, de la organización.

Novedades

Desde que comenzó hace 39 años, cada edición tiene novedades. Incluso los productos se han ido adaptando a los gustos de los compradores añadiendo a su catálogo más dulces de chocolate. Este año se estrenan las carmelitas de Osuna. “De allí son muy famosos los bizcochos rellenos de chocolate, las trufas y las magdalenas. Este año han participado porque les hacía falta. Las monjas viven de su trabajo y esto es un aldobonazo para poder pagar luz, agua, comida y no tanta para ella como para las personas que cada día acuden a los conventos pidiendo ayuda”, afirma Claudia Hernández.

Otra de las novedades es el licor de café de la Jerónimas de Constantina para que la combinación con cualquiera de sus turrones o dulces haga que nunca se quieran terminar las sobremesas. Donde, por cierto, también causan furor los escudos de chocolate, pero chocolate –del de verdad– del Betis y delSevilla. Todo se une para que sea muy difícil salir del Real Alcázar sin la correspondiente caja llena de mazapanes, trufas, frutitas de mazapán o yemas. Si, además, el recipiente es como el de las del convento de Santa Clara de Estepa, aún más difícil vencer la tentación.

Dulces variados con el sello Ora et Labora. Dulces variados con el sello Ora et Labora.

Dulces variados con el sello Ora et Labora. / Antonio Pizarro

Las agustinas de Fregenal (Badajoz), las dominicas de Bormujos o las Jerónimas de Morón son otras de las que nunca faltan a la cita. De las 34 comunidades de clausura que hay en la Archidiócesis de Sevilla, una veintena participan en esta cita con la tradición repostera más enraizada.

Ana Ordóñez es una de las voluntarias que lleva vendiendo dulces de las monjas cada puente de la Inmaculada casi desde que empezó. "El primer día han comprado mucho, sobre todo personas que vienen buscando lo mismo de cada año porque dicen que se acaba el primer día". Macarena también es otra de las voluntarias que se mueve entre cajas de estos verdaderos pasteles de gloria.

Desde el convento de San Clemente llegan por segundo año los corazones de almendra, huevo y azúcar. La voluntaria que está a frente de estas dulces trincheras que forman las cajas en las mesas es Pilar Sánchez de Medina Martínez. Por primera vez está en la venta conventual y “está encantada”. Llegó aquí a través de una compañera de pilates y deja claro que todo "tiene registro sanitario” porque por su trabajo relacionado con los controles sanitarios “es lo primero en lo que me he fijado".

Una de las voluntarias vendiendo los dulces de las monjas de clausura. Una de las voluntarias vendiendo los dulces de las monjas de clausura.

Una de las voluntarias vendiendo los dulces de las monjas de clausura. / Antonio Pizarro

Su vecina de mesa, Alicia Lineros, se afana en reponer uno de los éxitos seguros: los bizcochos marroquíes. Un producto fresco que por sus especiales características se repone cada día. “Las monjas han estado trabajando en el obrador 24 horas al día durante una semana en turnos de 8 horas”, afirma Claudia Hernández.

Alicia Lineros, la voluntaria que no para de reponer, vende dos al tiempo que explica cómo son estos dulces. “Llevo 30 años viniendo y hay quienes ya nos conocemos de un año para otro”, afirma. Además de la venta, la exposición de dulces es un modo de dar a conocer estos auténticos productos gourmet más allá de los tornos. De hecho, algunas voluntarias han comentado que cada vez son más las empresas que encargan en los conventos sus cestas de Navidad, incluso los mantecados de uno de ellos forman parte de la que Inditex regala durante estas fechas.

Roscos de Reyes

Para quienes se queden con ganas de más, en algunos de estos cenobios, como el de Santa María de Jesús, en la calle Águilas, a partir del 15 de diciembre se pueden pedir los exquisitos roscos de reyes para el 5 de enero. Se pueden encargar a través del torno, en la zona del obrador, o a través del teléfono del convento.

Lo mejor es que, aunque se acaben los dulces en el Real Alcázar durante el resto del año están en el torno. Quizá a través de los dulces muchos puedan llegar a conocer el inmenso patrimonio conventual de la provincia.

Todos los dulces de las monjas tienen el sello de calidad Sevilla Ora et Labora. Un marchamo que se concede al ser realizado en los obradores de los conventos por monjas de clausura que trabajan en oración y silencio. La producción es completamente artesanal y se ofrecen con una cuidada y sencilla presentación. Es una producción limitada porque solo se elaboran los necesarios para la subsistencia de la comunidad.

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