El Palquillo

Llamamiento de las monjas de Sevilla para que las ayuden comprando sus dulces por Navidad

Una monja en el torno del Convento de Santa Inés.

Una monja en el torno del Convento de Santa Inés.

Si una tradición marca el comienzo cultural -y gastronómico- del Adviento en la Archidiócesis de Sevilla es la muestra anual de dulces de conventos de clausura que, treinta y nueve años después de la primera edición que acogió el Instituto Francés, se celebra en el salón gótico de los Reales Alcázares, su emplazamiento durante los veinte dos años.

La inauguración oficial será el 6 de diciembre, a las nueve y media de la mañana, si bien la exposición se abrirá al público la tarde anterior, de tres a siete de la tarde, como ha informado la Archidiócesis de Sevilla en su web. El arzobispo, monseñor José Ángel Saiz; y el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, intervendrán en el acto de apertura. La muestra podrá visitarse hasta el día 8, festividad de la Inmaculada, salvo que se agoten las existencias con anterioridad -como ha sucedido varios años-, en horario ininterrumpido de diez de la mañana a siete de la tarde.

De las treinta y cuatro comunidades de clausura que hay en la Archidiócesis de Sevilla -con medio millar de monjas-, veinte se dan cita en esta tradicional muestra repostera. Estos conventos traen al Alcázar 250 variedades, que suponen más de siete mil kilos de dulces, añade la Archidiócesis.

La tradicional muestra de dulces del Alcázar. La tradicional muestra de dulces del Alcázar.

La tradicional muestra de dulces del Alcázar. / José Ángel García

Los siete conventos de la capital en esta edición de la muestra son: San Leandro (Agustinas), Santa Paula (Jerónimas), Santa Inés (Clarisas), San Clemente (Cistercienses), Madre de Dios (Dominicas), Santa Ana (Carmelitas) y Santa María de Jesús (Clarisas). Los trece del resto de la provincia son: Jerónimas de Constantina, Jerónimas de Morón, Clarisas de Alcalá, Estepa, Marchena, Morón y Carmona, Dominicas de Bormujos, Mercedarias Descalzas de Marchena y de Osuna, Concepcionistas Franciscanas de Osuna y Carmelitas de Osuna y de Utrera. La gran novedad de este año viene de la mano de las carmelitas del convento de San Pedro, de Osuna, que pondrán a la venta sus bizcochos rellenos de chocolate.

Varias opciones para ayudar a las comunidades de religiosas

Desde la organización se destaca la complejidad de este año, “por los altos precios de las materias primas y de la energía”. Por ello, hacen un llamamiento a los sevillanos “para que sigan apoyando y ayudando a nuestras monjas con la compra de dulces de navidad que supone un ingreso imprescindible para su sustento”.

En esta línea, se recuerda que, además de la muestra anual, hay varias fórmulas para ayudar a las comunidades de clausura. La primera es la compra directa de los dulces en los tornos de los conventos y, desde hace unos años, se preparan lotes de dulces para regalos de Navidad de empresas y particulares. “Los dulces de las monjas son un regalo económico en tiempo de crisis, que gusta a todos y que se puede compartir. Son productos de mucha calidad por su materia prima y porque están hechos a mano, con primor, en silencio y oración. Elaborados en sus obradores, se pueden enviar desde la clausura a cualquier punto de España”, destacan. Desde la organización se recuerda que las monjas de clausura no salen a pedir a la calle, no tienen subvención de ningún tipo, “ellas viven de su trabajo y de las limosnas que reciben”.

Sello de calidad ‘Sevilla Ora et Labora’

Algunos de los dulces de los conventos. Algunos de los dulces de los conventos.

Algunos de los dulces de los conventos. / José Ángel García

“Consumir productos de las monjas es una forma de valorar, conservar y perpetuar nuestro rico patrimonio gastronómico y cultural”, añaden. No en vano, estos dulces cuentan con el sello de calidad Sevilla Ora et Labora, creado por el Ayuntamiento hace unos años. Esta enseña fue concedida tras cumplirse una serie de requisitos:

  • Hechos en los obradores de los conventos, por monjas de clausura que trabajan en oración y silencio. Se trata de productos exquisitos desarrollados con autenticidad en comunidades de paz y entornos únicos.

  • Elaborados de forma artesanal: todos sus productos son hechos a mano con paciencia y dedicación. Hechos con primor y con materia prima de primera calidad. Y por supuesto guardando todas las medidas de seguridad e higiene.

  • Patrimonio gastronómico de Sevilla: muchas de sus recetas tienen siglos de antigüedad, son joyas de nuestra gastronomía. Especialidades que son parte importante de la historia de la ciudad. Mezcla de influencias de todas las culturas que han pasado por Sevilla. Productos llenos de historia. Riqueza de la tradición.

  • Sencilla y cuidada presentación: acorde con el estilo de vida de las monjas y siguiendo la tradición. Envasados y etiquetados cumpliendo con la normativa en calidad y seguridad alimentaria obligatoria.

  • Producción limitada: la actividad principal de las monjas de clausura es la oración contemplativa. Es por lo que tan solo elaboran dulces y otros productos artesanos para su subsistencia. No tienen una producción industrializada.

Jose Ángel Martín, vicario episcopal para la Vida Consagrada, ha animado a los sevillanos a que acudan al Alcázar, cumpliendo de esta forma una rutina que se repite cada año. “Es una forma de colaborar con estas hermanas nuestras de clausura que rezan por cada uno de nosotros”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios