Música, rumores y una conversación pendiente

Cuando dos genios están destinados a coexistir en el mismo espacio y tiempo, nada bueno cabe esperar. Los rencores y las rivalidades han sido parte del contexto que, históricamente, ha rodeado la relación entre Wolfgang Amadeus Mozart y Antonio Salieri. Desde que el primero de ellos se atreviera a irrumpir en Viena dejando en evidencia al gran Salieri, una peculiar relación de amor-odio los marcó hasta los últimos días de Mozart, fallecido en extrañas circunstancias. Esta obra Mozart vs Salieri, interpretada por Javier Castro en el papel de Salieri y Alex Peña en la piel de Mozart, se representará de miércoles a domingo desde el 6 al 30 de julio en el Claustro del Espacio Santa Clara. Aunque la obra comienza a las 22:15, el asistente puede personarse en el lugar a partir de las 21:00 y realizar una visita opcional al Convento de Santa Clara y la Torre de Don Fadrique por el mismo precio, 10 euros (entradium.com).

Lejos de especulaciones y rumores que busquen la verdad de los hechos, la adaptación de José María Roca tiene como finalidad el entretenimiento del espectador a través de la ficción. El director de la obra, José María Roca, que goza de una amplia trayectoria profesional iniciada hace aproximadamente dos décadas, se caracteriza en sus creaciones por la unión del patrimonio y el arte en vivo. Él ha sido el encargado de enmarcar representaciones en escenarios de gran interés y atractivo, como la Facultad de Bellas Artes, el Rectorado o el Palacio de los Marqueses de la Algaba.

En cuanto a la ambientación acústica, la representación cuenta con piezas de ambos compositores aunque hay cierta decantación por las melodías de Mozart, especialmente por lo que produjo en los últimos momentos de su vida. Una música más descriptiva, pastoral y heróica que habla por sí sola. A la hora de preparar la interpretación, los actores destacan la personalidad de ambos compositores. La impulsividad del joven Mozart frente a la envidia de Salieri.

Durante la hora aproximada que dura la representación se lleva a cabo, en un espacio intemporal, la conversación pendiente entre ambos autores, donde Mozart le pide explicaciones al gran maestro. Con el juego de cámaras que inmortalizará la obra queda muy reducida la posibilidad de improvisación, pues se trata de un diálogo donde el contacto visual es decisivo.

"A pesar de que la relación entre ambos ha pasado a la historia por ser nefasta a la par que resentida, es curioso como tras la muerte de Mozart no hay grandes obras de Salieri", recuerda el director de la adaptación. Para uno de los actores, es una forma de observar una admiración del prójimo pero sin llegar a apoyarla, esto es, basada en la destrucción desde el amor profundo. Podría decirse de este modo que Salieri se alimentó de la envidia.