Salir a comer: Un 'pedacito' de Argentina en las tapas de La Recoleta

Su origen está en La Recoleta, uno de los barrios emblemáticos de Buenos Aires. Quizás por eso, cada cliente que cruza la puerta del bar que Viviana Irigaray ha abierto en la calle Feria tenga la sensación de que se adentra en otro mundo. Es, cuenta Viviana, que ha bautizado al establecimiento con el nombre de La Recoleta en honor a sus orígenes, "mi pedacito de Argentina". Pero en esta aventura, la chef y pastelera, que lleva más de 15 años en la profesión, no está sola, sino muy bien acompañada por su socio y pareja, Diego Salvador-Almeida, un sevillano que procede del sector del marketing y que es un apasionado de la gastronomía. Juntos han puesto en marcha un negocio que conjuga lo mejor de ambos países para ofrecer una carta cien por cien argentina que se disfruta al más puro estilo sevillano.

La Recoleta abrió en el mes de agosto después de que Viviana y Diego trabajaran durante meses para reformar el local, ubicado en el número 52 de la calle Feria. "Queríamos conseguir un ambiente cálido que invite al cliente a sentirse como en casa", cuentan. Y lo han conseguido, porque La Recoleta desprende ese toque familiar que sólo poseen los negocios con alma. La vajilla en madera, traída desde Londres, y la decoración, de corte rústico y paredes repletas de fotografías tomadas en Argentina, contribuyen a ello. Varios espacios conforman el local, que cuenta con un comedor -decorado en madera y que recrea el salón de cualquier hogar- , una zona de barra y mesas altas y otra en la que organizan un viernes de cada dos a las 21:30 espectáculos flamencos y de tango con entrada libre.

En la cocina, el chef italiano Carlos Scapitta trabaja para dar forma a una carta en la que Viviana y Diego han querido plasmar los platos típicos de la cocina argentina pero llevados al formato de la tapa. "Nuestra idea era adaptar la cocina argentina a la forma de comer que tenemos los sevillanos ", cuenta Diego, que se encarga de la bodega, que cuenta con una docena de referencias en vinos argentinos -San Felipe o Postales del Fin del Mundo son dos ejemplos- , además de clásicos españoles y sin olvidar la cerveza Cruzcampo y la Quilmes. En la carta, no faltan las clásicas empanadas argentinas -de carne, jamón y queso o humita, entre otras variedades-, que se sirven individuales a 2,5 euros. Tampoco, las tartas saladas, un entrante muy típico en el país y que en La Recoleta se sirven desde 3,5 euros. Sin duda, la carne es el punto fuerte del establecimiento, que trabaja sólo con carne de vaca angus argentina. Tienen cuadril, entrecot, nalga y bife de chorizo que se cocina a la parrilla, como es tradición en Argentina. Todas las carnes se sirven en tapa porque, cuentan los empresarios, "nuestra intención es que cualquier cliente pueda disfrutar de nuestras propuestas y probar varias si así lo desea". De hecho, uno de sus objetivos es acabar con la idea de que "todos los restaurantes argentinos son caros" y en La Recoleta se puede comer desde unos 6 euros, siendo el ticket medio de unos 15.

Pastel de carne, el clásico choripan y algún que otro guiño a la cocina tradicional sevillana completan una carta que no se entendería sin los dulces. Por una parte, están los caseros que elabora Viviana (torta brownie, torta rogel, torta ricota o tarta muerte por chocolate)y por otra, los que traen de Argentina bajo la firma de Havanna (alfajores argentinos, galletas de limón bañadas de chocolate o conitos dulces). Venden también lo que se conoce como factura argentina (bollería tradicional).