20 años de apoyo al menor

La Asociación Acercando Realidades atiende anualmente a 70 jóvenes con problemas familiares

1. El Espacio Ariadna es un lugar de co-working que acoge distintos tratamientos pedagógicos y psicológicos 2. Laura Frost, actual coordinadora de Proyectos y Redes Sociales. Anteriormente fue directora y educadora de los centros de ACRE.
1. El Espacio Ariadna es un lugar de co-working que acoge distintos tratamientos pedagógicos y psicológicos 2. Laura Frost, actual coordinadora de Proyectos y Redes Sociales. Anteriormente fue directora y educadora de los centros de ACRE.
Guillermo Azábal

16 de mayo 2016 - 01:00

Transcurría el año 1999. Entonces, un grupo de estudiantes de Educación y Trabajo Social de la Hispalense ya llevaba tres mostrando su ambición por dejar el ambiente académico e intentar aplicar sus conocimientos sobre la ayuda a menores. Su vocación era un hecho, habían creado la asociación, sin ánimo de lucro, Acercando Realidades (ACRE), que se centra prioritariamente en atender a niños y adolescentes con familias problemáticas.

Después de una serie de talleres y escuelas de verano, y tras presentar un proyecto que no dejaba de acumular polvo en un cajón de la administración, ocurrió algo que no entraba en los planes de estos noveles educadores y trabajadores sociales. Talita Kum, un centro de acogimiento de menores de 60 plazas entre Torreblanca y Alcalá de Guadaíra, implosionaba y saltaba a la esfera pública por el mal estado de sus instalaciones, e incluso por ser testigo de presuntas agresiones sexuales. La respuesta fue inminente: se echó el cerrojo a Talita Kum, se firmaron convenios con nuevas asociaciones y se recolocaron a los 45 menores que convivían entre aquellas desvencijadas paredes. Alrededor de toda esta vorágine nace el residencial básico de Almensilla; primer centro mixto de adolescentes de Andalucía, que se puso a disposición de la gestión de ACRE. A día de hoy, tiene ocho plazas estables y seis educadores que mantienen una relación abnegada con unos adolescentes que suelen permanecer unos cuatro años allí, y que llegan con unos referentes paternales muy deteriorados.

Posteriormente, en 2006, la asociación consiguió obtener un contrato que les permitió encargarse de un centro de acogida inmediata (CAI) en Heliópolis. El edificio, que fue el hogar de acogida de muchos menores extranjeros no acompañados (MENA), actualmente ampara y cuida únicamente a chicas de entre 12 y 18 años. Aproximadamente unas 60 jóvenes al año encuentran cobijo y atención allí, donde siete profesionales intentan que las diez menores para las que tienen recursos puedan desarrollarse exitosamente y consigan convertirse en adultos realizados y felices. "Los vínculos afectivos que se crean entre los trabajadores y las niñas son muy fuertes, así que suelen permanecer sólo seis meses y se les busca la mejor solución", comenta Laura Frost, coordinadora de Proyectos y Redes Sociales de ACRE, y anterior directora y educadora.

Historias de vida, distintas nacionalidades y contextos difíciles en los que los padres de los menores tienen graves problemas se unen en los dos centros de ACRE. Sin embargo, sus trabajadores son conscientes de que los niños, a pesar de las adversidades y los daños sufridos, siguen esperando que sus padres les quieran y así poder vivir una infancia o adolescencia común. No son pocos los casos en los que los adolescentes se escapan y vuelven a casa presionados por su entorno. Es por ello que trabajan diariamente para restablecer la figura paterna ante los jóvenes y servir de intermediarios entre padres e hijos; intentando así reconducir la situación. El respeto a los progenitores es una de sus principales premisas, siempre que el caso no esté relacionado con malos tratos o abusos sexuales.

La gravedad de muchas de las situaciones y su crueldad hacen que lleguen muy debilitados emocionalmente. "Son verdaderas víctimas de unos padres con problemas, pero, lamentablemente, la protección al menor se confunde en muchas ocasiones con los reformatorios", añade Laura Frost, coordinadora de Proyectos y Redes Sociales de ACRE. No obstante, en la asociación se respira positividad y son muchos los jóvenes que encontraron un aliciente para enderezar sus vidas tras su paso por Almensilla o Heliópolis. "Desde una niña estudiante de Bellas Artes becada por el Vaticano para estudiar sus pinturas, hasta una chica que vivió en nuestro centro y que ahora trabaja con nosotras", resalta Frost. Que añade, que "la protección al menor se confunde con reformatorios y estos niños son verdaderas víctimas".

Dos décadas después y tras sumergirse en cientos de historias personales para conseguir que los jóvenes salgan de las profundidades de la sociedad, ACRE celebra que conseguir una mediación exitosa es posible con nuevos proyectos y la ilusión intacta.

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