Vivir en Sevilla

Cuatro cosas que no sabías de la Iglesia del Salvador de Sevilla

La fachada de esta iglesia, uno de los puntos de interés claves en la ciudad

La fachada de esta iglesia, uno de los puntos de interés claves en la ciudad / inspain.org

El centro de Sevilla es el hogar de un sinfín de monumentos y conjuntos arquitectónicos históricos que convierten esta zona en una de las más transitadas de la ciudad cada día, tanto por turistas y visitantes como por sevillanos que simplemente deciden entran en contacto con la historia de su ciudad para despejarse durante unas horas.

El valor que atesora la capital hispalense, si bien está extendido por todo el territorio, se concentra especialmente en su centro, donde encontramos, además del que quizás sea el templo por antonomasia en la ciudad, la Catedral de Sevilla, otros muchos puntos de interés, e incluso gran parte de la oferta gastronómica y de ocio de toda la provincia.

Entre estos puntos de interés, en cuyas inmediaciones también se encuentra una de las cervecerías más famosas de la historia de Sevilla, destacaremos en esta ocasión la Iglesia del Salvador, ubicada en la plaza homónima donde, como veníamos mencionando, se reúnen cada día incontables sevillanos para disfrutar de una cerveza fría en un entorno de auténtico ensueño.

No hace falta profundizar en demasía para conocer la razón por la que este templo es tan relevante para habitantes y visitantes por igual, basta con echar un ojo a su estilo barroco para quedar completamente hipnotizado por una edificación de estas características.

Ahora bien, si efectivamente profundizamos en la historia de este templo y en cada detalle que este esconde, podremos descubrir una serie de curiosidades que añaden, si cabe, más valor a un entorno famoso en toda la ciudad. En esta ocasión, nos centraremos en mostrar cuatro datos curiosos sobre la Iglesia del Salvador que te dejarán boquiabierto.

Antes de ser el templo que hoy conocemos, fue una mezquita

Como es ya bien sabido, la ciudad de Sevilla, al igual que gran parte de la península ibérica, fue musulmana durante varios siglos, dejando así una inmensa influencia en su gastronomía, cultura, lenguaje y, por supuesto, arquitectura. La Iglesia del Salvador no es una excepción a esta regla, puesto que antes de ser el templo cristiano que hoy conocemos fue una mezquita: la mezquita de Ibn Adabbás, concretamente. Aún se pueden observar los resquicios de esta arquitectura árabe en la torre-campanario de la iglesia, por ejemplo, donde se pueden ver los elementos correspondientes a la base del antiguo alminar.

La peculiar procesión de San Cristóbal

Dentro de la Iglesia del Salvador podemos encontrar una escultura, realizada por el famosísimo imaginero Martínez Montañés, en honor a San Cristóbal, de más de dos metros de altura. Como bien saben quienes conocen en detalle la religión cristiana, este es el santo patrón de los viajeros. Es por ello que, durante varios años, para sacar en procesión a San Cristóbal se utilizó un Jeep del Ejército Español. Sin duda, una estampa de lo más curiosa.

Una iglesia de película

No son pocos los entornos dentro de la capital hispalense que han cautivado a cineastas de todo el mundo, inspirándoles a hacer de Sevilla el escenario para sus obras. Así sucedió con la Plaza de España, entorno utilizado para grabar escenas de Star WarsLawrence de Arabia El dictador, entre otras películas, y también con el Real Alcázar, utilizado para Juego de Tronos. Pues bien, la Iglesia del Salvador también fue escenario de una película, en este caso de un auténtico taquillazo español: Nadie conoce a Nadie, dirigida por Alejandro Amenábar y con la participación de Eduardo Noriega, Paz Vega y José Manuel Seda, entre otros.

La plaza del Salvador, antiguo cementerio de la ciudad

Aunque no se catalogara como tal en la época a la que nos remitiremos, es decir, el siglo XVIII, la plaza del Salvador era conocida antaño como plaza del Cementerio por ser el lugar de reposo de los fallecidos en el hospital de San Juan de Dios, también ubicado en esta zona. Así fue hasta el siglo XIX, cuando ya se fundó un cementerio municipal hispalense. 

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