Día Internacional del Café: la historia de los emblemáticos cafés cantantes de Sevilla
Estos espacios proliferaron en la ciudad entre finales del siglo XIX y mediados del XX.
¿Sabías que el origen de la palabra 'gazpacho' tiene relación con la iglesia?
Cada 1 de octubre se celebra el Día Internacional del Café con el objetivo de rendir homenaje a esta bebida y promover prácticas de recolección y comercio más sostenibles. Principalmente, la idea es promover un entorno de trabajo seguro y saludable en la cadena de producción del café. La fecha oficial para conmemorar este día fue establecida en 2015 por la Organización Internacional del Café y se lanzó por primera vez en la ciudad italiana de Milán. Desde entonces son cientos de negocios alrededor de todo el mundo los que sirven tazas de café gratis o con descuentos especiales para celebrar esta fiesta.
El café en Sevilla
La ciudad de Sevilla cuenta con una larga tradición cafetera, ya que en ella se han instalado desde hace años varios tostadores de café que distribuyen su producto a todo el territorio nacional. Uno de los más históricos y conocidos es el de café Catunambú, que abrió en la ciudad a finales del siglo XIX de la mano de Juan Ferrer, un sevillano que emigró a Colombia y conoció de primera mano esta bebida.
Junto a estos tostadores de café en la ciudad también comenzaron a proliferar algunos espacios que servían de lugar de reunión y celebración en los que se servía esta bebida. Es de estos lugares, los famosos "café-concert" o cafés cantantes de los que vamos a hablar hoy en Vivir en Sevilla.
Los cafés cantantes
Los café-concert fueron establecimientos que comenzaron a proliferar en el centro de Europa en el siglo XIX que se caracterizaban por aúnar dos conceptos: el de una sala de conciertos y el de una cafetería. Su origen podría situarse en París, en las décadas de 1850 y 1860, cuando irrumpieron plenamente como estructuras elaboradas, con un escenario para los actores y una sala, o un jardín en verano, con un aforo de entre 500 y 1500 espectadores. Estos negocios aterrizaría en España a finales del mismo siglo recibiendo el nombre de cafés cantantes y serían uno de los lugares preferidos para las reuniones de los intelectuales de la época.
En la ciudad de Sevilla, en concreto, se convertirían hasta mediados del siglo XX en el centro de las presentaciones de flamenco, llegando a haber hasta 50 locales de este tipo, lo que contribuyó a la profesionalización de este arte. En estas fechas el cante jondo, aunque muy extendido por Andalucía, se reducía al ámbito privado y gracias a la irrupción de estos espacios comenzaría a poderse disfrutar de forma espontánea en estos lugares, llegando a todos los públicos.
El primero de Sevilla
El primer café cantante de Sevilla, según recoge la Universidad Pablo de Olavide, podría datar de 1870 y perteneció a Silvero Franconetti, padre del cante flamenco. Este estaba ubicado en el número 4 de la calle Rosario. A esta teoría la contradice la de Fernando "el de Triana" que dejó documentando que el primero fue, en realidad, en de los Lombardos, de 1842.
En Sevilla eran conocidos el café cantante del Arenal, el de las Triperas, El Sevillano, Lope de rueda, de las Flores, Alegría, el Apolo, el Recreo, Botella y muchos otros. El fenómeno duró hasta la década de 1920 cuando el flamenco se revalorizó y abandonó estos locales más humildes para interpretarse en teatros.
En la actualidad este tipo de cafeterías se han visto sustituidas por otras en las que, si organizan algún evento, suelen estar dirigidos a conciertos de jazz, recitales de poesía o presentación de algún libro. Lejos quedan esos espacios donde había flamenco improvisado a la hora de la merienda.
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