La increíble casa palacio junto a la Catedral de Sevilla que pasa desapercibida en las rutas turísticas

En pleno centro de Sevilla, a pocos metros de la Catedral de Sevilla o de los Reales Alcázares, se encuentra la Casa de Salinas, una de las casas palacios más emblemáticas de la ciudad, pero que menos protagonismo tienen en los circuitos turísticos habituales que recorren la hispalense.

Una peculiar historia

Original del siglo XVI y perteneciente a Baltasar Jaén en sus inicios, un acaudalado hombre de la Sevilla de la época y fundador de mayorazgo propio, se levanta esta casa palacio ubicada en el número 39 de la actual calle Mateos Gago. Este edificio fue construido bajo el influjo renacentista que experimentó Sevilla cuando era la metrópoli más importante de Europa. Al ser cabecera del tráfico con América, se sitúa en la zona donde radicaban los más importantes hombres dedicados al comercio de la ciudad y los personajes más acaudalados, como era el caso de los Jaén.

A principios del siglo XIX la casa es ocupada por las tropas napoleónicas y en 1822 se arrenda como vivienda y taller de imprenta. Con la desaparición del mayorazgo de los Jaén el inmueble es adquirido por diversos inquilinos y sometido a obras de adaptación.

Se destina a colegio, contando incluso con un internado o a una logia masónica formada por las más importantes familias nobles y aristocráticas de la ciudad. Cuando estos abandonaron la construcción se extendieron todo tipo de rumores sobre prácticas de muerte y cadáveres enterrados en la casa, lo que hizo que nadie quisiera vivir en ella. De estos rumores se pasó al convencimiento de que los masones habían dejado un tesoro escondido, algo que dio pie a que la construcción se agujereara por todas partes buscando dicho tesoro, algo que nunca dio sus frutos. La búsqueda terminó cuando equivocadamente pincharon en una fosa séptica con desagradables consecuencias para todos los que estaban cavando en ese momento.

A finales del siglo XIX la casa es adquirida por don Eduardo Ybarra, quien la somete a una amplia reforma y redecoración al gusto de la época, añadiendo azulejos de la trianera fábrica de Mensaque o un mosaico encontrado en Itálica. También añade las vidrieras fabricadas por Pickman, en el comedor superior y el patio principal.

A comienzos del siglo XX don Manuel de Salinas Malagamba adquiere la casa a la sobrina de Don Eduardo Ybarra en 1930 y desde ese momento hasta nuestros días es vivienda de la familia, de ahí su nombre.

Esta familia la somete a un delicado y minucioso proceso de restauración para devolverle su aspecto original, que había sido alterado en parte con intervenciones realizadas a lo largo de sus 400 años de historia, y muy especialmente hacia 1900. Con ello quisieron conservar lo mejor de las intervenciones posteriores a su construcción. En la actualidad, luce sus primitivas estructuras del siglo XVI con elementos propios de la época de su construcción, armonizados estéticamente como se refleja en sus interiores cálidos y confortables.

Visitar la Casa de Salinas

En la actualidad es posible visitar la Casa de Salinas a través de un recorrido en el que se conocerán estancias originales del siglo XVI, distribuidas en torno a un patio central con doble galería, columnas de mármol y detalles que reflejan la modernización arquitectónica de la Sevilla renacentista, cuando la ciudad era la capital del comercio con América.

La entrada tiene un precio general de 12 euros e incluye una audioguía en inglés, francés o español. Las personas jubiladas así como las nacidas o residentes en Sevilla podrán adquirir la entrada desde con audioguía desde 10 euros, al igual que los grupos. Los menores de 11 años tienen un precio reducido de 6 euros. Para adquirir los pases es necesario hacerlo a través de la página web de la Casa de Salinas, seleccionando el día y el horario de interés.