El curioso motivo por el que la calle Alemanes de Sevilla recibe este nombre

Esta calle adquirió gran importancia en la Sevilla del siglo XV por una cuestión relacionada con la imprenta

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En pleno centro de Sevilla, junto a la Catedral y formando parte de una de las zonas con más relevancia histórica de toda la ciudad, se encuentra la calle Alemanes, una de las vías más famosas de la hispalense por su situación geográfica y por convertirse en lugar de paso en ocasiones tan especiales como la Semana Santa.

Esta calle, que si bien se ha convertido en uno de los puntos preferidos desde los que hacer fotos de la Giralda o que alberga algunas de las terrazas con mejores vistas a la Catedral, tiene tras de sí un bonito pasado que merece la pena recordar y que es el que, además, le da nombre a la vía.

La imprenta en España

A comienzos del siglo XV, en Alemania, Johann Gutenberg consigue dar con uno de los inventos más revolucionarios de la historia de la humanidad: la imprenta. Los primeros textos creados gracias a este nuevo aparato se fecharían en la primera mitad de este siglo de la mano del inventor alemán.

A partir de ese momento, su técnica se difundiría de forma veloz por toda Europa gracias, especialmente, a los tipógrafos ambulantes. En ese contexto España se encontraba en un momento de pleno esplendor con el «descubrimiento de América» por lo que no es de extrañar que la imprenta también llegara a la Península Ibérica y que Sevilla se convirtiera en uno de los focos de la producción de textos.

En España se cree que la primera imprenta se instaló el año 1472 por Johann Parix en Segovia, donde imprimió en tipos romanos un libro, el primero en español que se conoce, llamado Sinodal de Aguilafuente. Tras este, llegaría el primer libro literario, escrito en Valencia en 1474 bajo el título de Obres e trobes en lahor de la Verge Maria.

Los Cromberger en Sevilla

Sevilla, puesto que ocupaba un papel crucial como puerto por aquel entonces, también fue una ciudad a la que llegaban los impresores. La figura que destaca en este sector es la de Jacobo Cromberger, un impresor alemán que se instaló en la hispalense en el siglo XV para desarrollar su negocio.

En 1511 creó su propio local en la calle Pajaritos de Sevilla, en la que actualmente se puede ver una placa conmemorativa de este hecho histórico. Su labor como impresor se tradujo en la impresión de muchos libros de distintos tipos e incluso algunos trabajos para el Cabildo de la Catedral de Sevilla. Sin embargo, una de las obras más relevantes que imprimió en su taller fue en el año 1519, con Suma de Geographia, de Martín Fernández de Enciso, uno de los primeros libros de geografía mundial de la historia. Este hecho otorgó a la ciudad de Sevilla un todavía mayor prestigio mundial.

En 1503 se imprime la primera edición de la imprenta de Cromberger en Sevilla titulada In magistri Petri Hispani Logicam indagati, y de esta imprenta saldrían alrededor de dos tercios de los libros que se imprimían en Sevilla. Con Jacobo se inicia lo que se conoce como la saga de los Cromberger en la capital. Su heredero sería Juan Cromberger, quién expandió el negocio familiar hasta llegar al Nuevo Mundo. El último de los Cromberger fue Jácomo, que acabaría encontrando muchas dificultades en el sector debido al aumento de la competencia y a sus propios intereses económicos.

Los Cromberger editaron numerosos títulos conocidos y vendieron sus ejemplares por toda España, Portugal e Incluso Alemania, hasta que en 1560 fallece Jácome y cesan las actividades tipográficas de la familia.

La Celestina. Juan Cromberger. 1543

El porqué de la calle Alemanes

La calle Alemanes de Sevilla, que en sus orígenes también fue conocida como calle de las gradas debido a que en ella se instalaban los mercaderes a modo de grada, junto a la catedral, recibiría este nombre debido al origen de la colonia de comerciantes asentados en esta zona y cuyo oficio estaba vinculado a la imprenta. Esta acepción la recibiría en torno a 1870 y se ha mantenido hasta la actualidad, aludiendo así al pasado que tuvo Sevilla y cuyo legado perdura hasta nuestros días.

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