Los cuatro puntos cardinales de la cerveza artesana

En las excavaciones de la ciudad egipcia de Nejen se han encontrado vasijas con residuos de la fermentación de maltas de distintos cereales datadas hacia el 3500 a. C. Es decir, hace más de 5.000 años ya se producía cerveza o, al menos, una versión primigenia de esta bebida. En la Edad Media se fabricaba en los monasterios de una forma artesanal, pero la cerveza fue uno de los primeros alimentos industrializados, a finales del siglo XIX. No fue hasta la década de 1940 cuando resurgió el interés por la fabricación casera, un fenómeno que en Sevilla tiene su muestra en las marcas que han surgido desde que, en 2012, Jacobo Portillo comenzó a vender la cerveza Taifa en su microfábrica situada en un puesto del Mercado de Triana.

Este emprendedor empezó a pensar en la producción de esta bebida varios años antes de comenzar a vender las dos variedades que, hasta ahora, ofrece en la única fábrica de cervezas artesanas de la capital. "Por causas medioambientales, no puede producirse cerveza a mayor escala dentro de una ciudad", afirma este sevillano, que desde el año pasado trabaja con Marcos Carvajal en sus dos variedades, una pilsen y una ambar pale ale. La primera es una cerveza rubia que incluye en su receta cáscara de naranja: "La idea es darle un toque de la primavera sevillana y hacerla más refrescante", apunta Portillo, que define a su otra creación como "más compleja" por su matiz afrutado y mayor graduación.

Este pionero asegura que el público local es algo reticente respecto a las cervezas artesanales, pero detecta cada vez más interés por conocer el sector. Precisamente, para esos aficionados ofrecerá una serie de actividades, como degustaciones o talleres, en su microfábrica. "La intención es captar a los aficionados gastronómicos, es decir, orientar Taifa hacia el ámbito gourmet", afirma este empresario.

Además, la oferta de productos también se diversifica con una nueva variedad: "La indian pale ale es una cerveza que se creó para los soldados británicos en la India y es más amarga porque llevaba una mayor cantidad de lúpulo", explica Portillo, que quiere ofrecer una receta temporal todos los meses a partir de este verano. En agosto, prepararon una summer ale que empezó a comercializarse desde que reabrió después de la remodelación de su puesto, ubicado sobre las ruinas del Castillo de San Jorge.

Daniel y Carlos Gutiérrez son los vecinos más cercanos de la trianera Taifa. Estos hermanos empezaron a producir cerveza en el garaje de la casa de sus padres, en Mairena del Aljarafe. "A mi hermano le gustaba el tema y asistimos a varias pácticas en la Escuela de Ingenieros sobre técnica cervecera", cuenta Daniel Gutiérrez, que explica que comenzaron con la fabricación como un entretenimiento. "Se la dimos a probar a algunos amigos y resultó que estaba buena. Además, vimos un mercado potencial y decidimos crear una marca", recuerda el empresario.

Albero fue el nombre elegido para su cerveza pale ale, una cerveza gastronómica que se comercializa desde julio de 2013. Además de por internet, en la web www.cervezasalbero.com, la bebida de estos dos hermanos puede adquirirse en los espacios gourmet de El Corte Inglés, en los Carrefour de Andalucía Occidental y, gracias a un acuerdo reciente, en 19 establecimientos de la cadena sevillana de supermercados MAS.

En los últimos meses, Albero ha incluido en su oferta una brown ale, ideada para ser maridada con chocolate. "Es una cerveza para sentarse a la mesa. Tiene un toque de regaliz y café, por lo que está pensada para la merienda", señala Daniel Gutiérrez, que también menciona otro de los productos que se comercializan en su sitio web, Albero en casa. Se trata de un paquete que, por un precio de 50 euros, incluye un fermentador, el grifo y todos los ingredientes necesarios para producir unos siete litros de cerveza casera.

"Queremos crear cultura. Por eso hacemos catas en restaurantes y tiendas, pero también patrocinios y actos solidarios", explica Gutiérrez, que hace referencia a su colaboración con la gala benéfica a favor de la Asociación Española Contra el Cáncer, que se celebró en Islantilla en julio. En este sentido, y gracias a un convenio de colaboración con la asociación Marafiki, los encargados de realizar el trabajo manual de la producción de Albero son jóvenes con discapacidad, que realizan las prácticas en la empresa.

En Utrera, Joaquín Moscoso y Julio González también apuestan por los patrocinios dentro de su proyecto empresarial, en este caso de grupos de música. Estos dos jóvenes ingenieros, el primero técnico y el segundo agrícola, crearon en 2012 la marca de cervezas Debla. "Significa diosa en caló y también es un palo flamenco. El nombre es un homenaje a Utrera", afirma Moscoso, que también alude a una población siria llamada Ebla que, en la Antigüedad, era un centro de producción de cerveza.

"Comenzamos por curiosidad. Nos parecía imposible, pero empezamos a leer tesis, fórmulas químicas y hemos hecho más de 50 tipos de cerveza desde 2012", recuerda el joven utrerano. En la actualidad, bajo la enseña de una diosa rodeada por dos espigas y las flores del lúpulo, estos emprendedores ofrecen tres variedades: Debla Rubia, una blonde ale con sabor cítrico; Debla Roja, una pale ale con toques frutales; y Debla Negra, una brown ale, que tiene "un color tostado, mayor cuerpo y un toque de caramelo", apunta Moscoso.

Para poder probar las recetas cerveceras de estos dos jóvenes ingenieros, los interesados pueden adquirirlas en su sitio web (www.cervezasdebla.com), donde hay packs con las tres diosas utreranas, pero Debla también está disponible en abacerías y tiendas especializadas. Además, sus instalaciones, situadas en la carretera que une Utrera con Sevilla, podrán visitarse próximamente gracias a un programa que permitirá conocer la fábrica desde la que se distribuye esta bebida.

En la localidad de Dos Hermanas, a veinte minutos de la sede de Debla, se encuentra el centro de producción de Cárdenas, la última en llegar a este pequeño catálogo de cervezas artesanas de la provincia. Fue en febrero de este mismo año cuando Raúl Palma, Antonio J. Ruiz y Juan Barrera Cárdenas -alma máter de la enseña, a la que da nombre-, unieron fuerzas para crear esta marca. Aunque es la más joven de las cuatro, su capacidad de fabricación está en torno a los 9.000 litros. Esto se debe a las sucesivas ampliaciones que ha experimentado la empresa desde su nacimiento. "Empezamos con tres fermentadores, luego aumentamos a seis y, finalmente, hemos alcanzado los nueve. La intención es sumar 4.000 litros más a la producción en los próximos meses", asegura Palma.

Después de una primera tirada de su edición de lanzamiento, con sólo 20.000 botellas de las que ya quedan muy pocas unidades, Cárdenas lanzó una pale ale de baja graduación, que se ha convertido en el buque insignia de la compañía. "Tiene menos alcohol, lo que permite saborear mejor la malta y el lúpulo. Además, de esta manera llegamos a una mayor cantidad de público", cuenta Raúl Palma. Próximamente, estos emprendedores incluirán en su catálogo una cerveza oscura tipo stout, que con su toque de anís estrellado potencia el gusto a regaliz de esta novedosa bebida.

Palma, Ruiz y Barrera no descansan y ya tienen en mente su próximo proyecto, la creación de un bar que se convierta en el hogar de Cárdenas. En el establecimiento, que quieren abrir antes de que acabe el otoño, podrán consumirse las dos variedades mencionadas además de una ale especial, una roja y una cerveza de trigo, que todavía están desarrollando. "Ya tengo el panel de acero inoxidable preparado para el bar", cuenta Raúl Palma, que hace referencia al taller de fabricación de este metal que posee el creador de la cerveza, donde han fabricado toda la maquinaria necesaria para empezar a producir este líquido. Una muestra de un sector en pleno crecimiento en la provincia y que, de momento, cuenta con un futuro muy halagüeño.