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Rutas de senderismo

Etapa 9 de la Vía Serrana del Camino de Santiago: Olvera-Coripe

Uno de los túneles de la Vía Verde de la Sierra / Emilio J. de los Santos

Posiblemente, estemos ante la etapa más cómoda de esta Vía Serrana. El recorrido entre Olvera y Coripe sigue en todo momento el trazado de la Vía Verde de la Sierra, sin posibilidad de perderse. Sus casi 25 kilómetros no son una distancia corta, aunque por suerte su perfil es bastante plano. Eso sí, ir encajonados todo el tiempo en un camino tan marcado y del que no es posible salirse nos puede provocar cierta hartura. No hay otra opción.

La etapa comienza en la Plaza de la Concordia de Olvera. La etapa comienza en la Plaza de la Concordia de Olvera.

La etapa comienza en la Plaza de la Concordia de Olvera. / Emilio J. de los Santos

Afortunadamente, el paisaje ayudará a amenizarlo todo. El ondulado y pintoresco entorno nos mostrará postales gran belleza marcadas por dehesas y prominentes peñones con una flora y una fauna de gran valor. En el tercio final de la jornada dejamos atrás Cádiz para entrar en la última provincia de esta variante jacobea: Sevilla. 

La calle de la Estación baja a la Vía Verde. Al fondo, vemos el Castillo del Hierro de Pruna sobre un peñón. La calle de la Estación baja a la Vía Verde. Al fondo, vemos el Castillo del Hierro de Pruna sobre un peñón.

La calle de la Estación baja a la Vía Verde. Al fondo, vemos el Castillo del Hierro de Pruna sobre un peñón. / Emilio J. de los Santos

En la etapa anterior, paramos en la Plaza de la Concordia de Olvera. Retomamos el camino desde aquí. Rumbo norte, enfilamos la calle de la Estación, que tiene una pendiente en descenso. Abajo, nos encontramos un cruce con el edificio de la Estación de Olvera a la derecha. Veremos un indicador ancho con dos señales del Camino. De frente, conecta con el Camino de la Frontera, que atraviesa la provincia de Sevilla por su extremo oriental evitando la capital hispalense y desembocando con la Vía de la Plata por Zafra, ya en Badajoz. No es nuestra ruta: la Vía Serrana sigue la flecha a la izquierda, avanzando por la Vía Verde de la Sierra, que arranca aquí mismo.

La Vía Serrana avanza hacia la izquierda; el Camino de la Frontera va de frente. La Vía Serrana avanza hacia la izquierda; el Camino de la Frontera va de frente.

La Vía Serrana avanza hacia la izquierda; el Camino de la Frontera va de frente. / Emilio J. de los Santos

Esta Vía Verde de la Sierra es una ruta turística que, en su trazado completo, conecta Puerto Serrano y Olvera. Aprovecha el antiguo trazado ferroviario Jerez-Almargen, un proyecto que se ideó a finales del siglo XIX y que comenzó a ejecutarse a principios del XX, pero que nunca llegó a concluirse. Al caer la dictadura de Primo de Rivera, las obras se pararon. Hace unas décadas, se recuperó para uso recreativo y actualmente tiene practicables los 36 kilómetros entre las dos localidades antes mencionadas. Los ciclistas o senderistas pueden admirar muchas de las infraestructuras que se completaron: viaductos, túneles y las antiguas estaciones.

La Vía Verde de la Sierra está muy bien acondicionada. En sus primeros kilómetros pisamos asfalto. La Vía Verde de la Sierra está muy bien acondicionada. En sus primeros kilómetros pisamos asfalto.

La Vía Verde de la Sierra está muy bien acondicionada. En sus primeros kilómetros pisamos asfalto. / Emilio J. de los Santos

Nosotros no vamos a recorrer los 36 kilómetros, pero sí un buen trecho. En cuanto giremos a la izquierda, iniciamos un sendero cuyo aspecto va a cambiar poco. Cuesta poco imaginarse las vías del tren pasando por aquí. El asfalto de los 8 primeros kilómetros irá dando paso a tramos de tierra o gravilla, con muchas zonas con vallados de madera a los lados. El recorrido cuenta con mucha información para el excursionista, como las distancias recorridas o puntos de interés. A toda estas comodidades se le suma una pendiente descendente muy suave: perdemos 200 metros de alto en algo más de 20 kilómetros. Vamos, por tanto, por un falso llano.

En los primeros compases, veremos al noreste el Castillo del Hierro de Pruna y más atrás el Terril, el pico más alto de Sevilla. Al poco de partir, a unos 700 metros, cruzamos perpendicularmente el Cordel del Salado por Peñón Carretas y, justo después, entramos en el primero de los 19 túneles que nos aguardan. Estos pasos son quizá lo más peculiar de esta etapa. Algunos son muy cortos, pero otros tienen una extensión considerable, como veremos más adelante. 

Vamos a pasar por muchos túneles. Algunos son cortos como éste. Vamos a pasar por muchos túneles. Algunos son cortos como éste.

Vamos a pasar por muchos túneles. Algunos son cortos como éste. / Emilio J. de los Santos

Superado este primer túnel, accedemos al paraje de La Cigarra, que acaba dando paso a Los Algarves. El terreno baja de izquierda a derecha hasta el valle del río del Salado, para elevarse ya más lejos en la Sierra de las Harinas. Tendremos muy buenas vistas por aquí. 

Disfrutaremos mucho del entorno. Disfrutaremos mucho del entorno.

Disfrutaremos mucho del entorno. / Emilio J. de los Santos

A los tres kilómetros de comenzar la Vía Verde y tras cuatro túneles cortos, atravesamos la Colada de Morón. A nuestra izquierda veremos un aparcamiento (en teoría hay varias pilonas en el recorrido para impedir el paso de coches, pero es posible que nos crucemos con alguno en ciertos puntos). Justo después del cruce, tenemos otro túnel de 200 metros, el más largo hasta ahora. Como podremos observar, las luces de estos pasos se activan a nuestro paso (de todas formas, no está de más llevar una linterna por si fallan).

A un kilómetro, tendremos un área de descanso a la izquierda para superar el paraje de Las Pilillas. Hemos perdido de vista el río del Salado a nuestra izquierda. El recorrido va encajado entre sierras con una clara predominancia de dehesas y con ganado pastando plácidamente. Una curva a la derecha nos aproxima al Cerro de la Madronada.

Edificios de la Estación de Navalgrulla. Edificios de la Estación de Navalgrulla.

Edificios de la Estación de Navalgrulla. / Emilio J. de los Santos

El próximo punto de referencia es Navalgrulla, en el kilómetro 8 de la etapa aproximadamente y tras otros cuatro túneles. Visitaremos las ruinas de unas antiguas instalaciones de la estación que se construyó aquí. El sendero pasa entre dos edificios. 

Por Navalgrulla, dejamos atrás el asfalto. Por Navalgrulla, dejamos atrás el asfalto.

Por Navalgrulla, dejamos atrás el asfalto. / Emilio J. de los Santos

A continuación, vienen unos terrenos llamados El Bodegón. Por aquí, a nuestra izquierda, tendremos ocasión de ver con bastante claridad la Sierra de Líjar. El río Guadalporcún se nos irá acercando por este flanco, aunque es muy probable que no lo distingamos de momento.

A la izquierda tendremos una vista clara de la Sierra de Líjar A la izquierda tendremos una vista clara de la Sierra de Líjar

A la izquierda tendremos una vista clara de la Sierra de Líjar / Emilio J. de los Santos

Al alcanzar el Cerro del Cueva, a nuestra derecha, el trazado vira al norte para darnos una visión clara de la cara sur del imponente Peñón Zaframagón, que constituye el elemento principal de la reserva del mismo nombre. Esta formación alberga la mayor colonia nidificante de buitres leonados de Andalucía Occidental, además de importantes concentraciones de vegetación singular autóctona, fruto de unas condiciones orográficas muy peculiares conformadas de la unión de los ríos Guadalporcún y Guadamanil así como de la erosión que han provocado.

Cara sur del Peñón de Zaframagón. Cara sur del Peñón de Zaframagón.

Cara sur del Peñón de Zaframagón. / Emilio J. de los Santos

En nuestro avance al peñón, entramos en el túnel más largo de nuestra ruta, con 685 metros de longitud. Notaremos que hasta el agua chorrea por las paredes en la parte central y que hasta hay charcos en algunos tramos.

Pasaremos por un túnel muy largo. Pasaremos por un túnel muy largo.

Pasaremos por un túnel muy largo. / Emilio J. de los Santos

A la salida, damos con el Poblado de Zaframagón, con un par de granjas y alguna casa dispersa. El recorrido comienza a virar de nuevo hacia el oeste, rodeando la montaña. En el kilómetro 16,5 de la etapa dejamos atrás el límite de la provincia de Cádiz.

El Peñón de Zaframagón. El Peñón de Zaframagón.

El Peñón de Zaframagón. / Emilio J. de los Santos

Sevilla nos recibe mostrándonos el tajo que el río Guadalporcún ha labrado en la roca con el paso del tiempo. Cruzamos el río por un viaducto que ofrece unas vistas muy buenas del entorno. Aquí mismo es donde confluye con el río Guadamanil. Pero lo más espectacular lo tenemos en el cielo: veremos a los buitres planeando sobre nuestras cabezas.

Dejamos de embobarnos con el pintoresco paraje. Unos metros más adelante tenemos el observatorio de la reserva. Nos pueden dar información aquí si nos interesa e incluso visitar las instalaciones. Además podemos comprar bebidas y descansar en los bancos y mesas que hay fuera. Llevamos unos 18 kilómetros de la etapa aproximadamente.

Por el valle de la derecha discurre el Guadalporcún. Por el valle de la derecha discurre el Guadalporcún.

Por el valle de la derecha discurre el Guadalporcún. / Emilio J. de los Santos

El tramo final es de gran belleza, aunque es posible que ya a estas alturas la monotonía del trazado que seguimos, el camino en sí, nos canse un poco. Hay que abstraerse y mirar a los alrededores, porque en las próximas jornadas todo esto lo echaremos de menos. La ruta pasa junto al Cortijo de Eulogia y bordea el Cerro de la Mina mientras domina a cierta altura los meandros del Guadalporcún. Pasamos otro merendero en Casas de la Huerta de Zamarra, en la incorporación del Camino Morón a Grazalema.

Pasaremos junto algunas formaciones de roca bastante bonitas. Pasaremos junto algunas formaciones de roca bastante bonitas.

Pasaremos junto algunas formaciones de roca bastante bonitas. / Emilio J. de los Santos

Al dejar atrás el arroyo de Magallanes, el valle se estrecha bastante. Por aquí, observaremos unas formaciones rocosas muy llamativas mientras los últimos tres túneles las atraviesan. Llegamos así a la Estación de Coripe, que actualmente está dedicada a la hostelería y servicios turísticos. 

La Estación de Coripe. Dejamos al fin la Vía Verde. La Estación de Coripe. Dejamos al fin la Vía Verde.

La Estación de Coripe. Dejamos al fin la Vía Verde. / Emilio J. de los Santos

Al fin, dejamos la Vía Verde. Siguiendo la pared derecha del túnel previo a la estación, sube un carril que se incorpora a la carretera A-8126. En los próximos dos kilómetros remontamos una cuesta por el lateral de esta carretera de montaña. Tiene poco tráfico, pero hay que extremar el cuidado por su estrechez.

Toca subir a Coripe por la carretera. Superamos el río por un puente. Toca subir a Coripe por la carretera. Superamos el río por un puente.

Toca subir a Coripe por la carretera. Superamos el río por un puente. / Emilio J. de los Santos

Tras el primer repecho, pasamos el Guadalporcún por un puente y, posteriormente, seguimos ascendiendo por la ladera del cerro por la sinuosa carretera. Arriba del todo llegamos a un mirador que nos muestra el bonito Viaducto de Coripe y, un poco más allá, el Chaparro de la Vega y la ermita de Nuestra Señora de Fátima (en nuestra sección tenemos una ruta circular por esta zona). A la derecha, la Vía Verde se pierde buscando Puerto Serrano a través del Túnel del Castillo, el más largo de todos con sus 990 metros. Precisamente, recibe ese nombre porque la montaña que atraviesa está coronada por las escasas ruinas del Castillo de Coripe o de Zafra-Mogón.

Vistas del Viaducto de Coripe. Vistas del Viaducto de Coripe.

Vistas del Viaducto de Coripe. / Emilio J. de los Santos

Junto al mirador, la carretera da un giro a la derecha. Tras la curva y una especie de parque, nos separamos del asfalto por un camino estrecho que va en paralelo. Cruzamos por un puente el arroyo del Huerto y lo seguimos por su otra orilla hasta conectar con el Camino de Morón a Montellano, más ancho. Nos deja en un aparcamiento de autocaravas. Entonces, tomamos la primera calle asfaltada a la derecha (Calle Juan Jiménez el Monago) y entramos en Coripe.

Un camino de tierra se separa de la carretera para llegar a la población. Un camino de tierra se separa de la carretera para llegar a la población.

Un camino de tierra se separa de la carretera para llegar a la población. / Emilio J. de los Santos

Nuestra primera parada en Sevilla es una localidad muy tranquila de algo más de 1.300 habitantes. El sitio es ideal para descansar y reponer fuerzas con vistas a la dura etapa que nos aguarda en la próxima jornada, en la que diremos adiós a las montañas.

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