Rutas de senderismo

Etapa 1 de la Vía Serrana del Camino de Santiago: La Línea de la Concepción-San Martín del Tesorillo

El Peñón de Gibraltar visto desde el camino, a las afueras de La Línea

El Peñón de Gibraltar visto desde el camino, a las afueras de La Línea / Emilio J. de los Santos

Iniciamos una nueva ruta de largo recorrido: la Vía Serrana. Este trazado de unos 260 kilómetros es, junto al Camino del Estrecho, una de las variantes jacobeas que arranca más al sur de la Península Ibérica. Parte desde La Línea de la Concepción o Gibraltar y acaba en Sevilla para conectar con la Vía de la Plata, ya rumbo a Santiago de Compostela.

Por tres provincias avanza este trayecto: Cádiz, Málaga y Sevilla. Bordea los parques naturales de los Alcornocales y Grazalema para entrar en Ronda. Después, busca Olvera y Coripe para encaminarse a la capital hispalense por Utrera. A la vez que descubre unos paisajes espectaculares, despliega un enorme patrimonio histórico: el caminante va a visitar numerosos castillos de la Banda Morisca. Es, sin duda, una auténtica clase de naturales y de historia.

Pese a su belleza, la Vía Serrana es un recorrido exigente, con largas kilometradas en algunas etapas, zonas con importantes desniveles o hasta de cierto peligro. La señalización, pese al enorme esfuerzo de la Asociación Gaditana Jacobea Vía Augusta, tiene aún puntos conflictivos que exigen tener buena orientación. El uso del GPS en el teléfono siempre es recomendable.

Una primera etapa muy variada

Como se ha dicho, comenzamos en La Línea de la Concepción, aunque también se puede arrancar en Gibraltar. El caso es que ambas variantes se unen en el centro de la ciudad linense. El punto de partida para los que empiecen en España es la Parroquia de Santiago Apóstol. 

La primera etapa de esta aventura acaba en San Martín del Tesorillo, a algo más de 27 kilómetros de distancia. Es un trecho largo para empezar, pero no tenemos muchas alternativas. La única localidad intermedia es San Roque y queda demasiado cerca del inicio. Por suerte, el inicio de esta Vía Serrana es bastante variado y distraído. 

Los primeros pasos nos llevan a atravesar el centro urbano de La Línea siguiendo las calles Jardines y Flores. Pasamos ante el mercado de abastos. Lo rodeamos y tomamos la larga calle San Pedro de Alcántara hasta conectar con la de San Roque, que prácticamente nos saca de la localidad. Cruzamos con precaución la calle Cartagena, que suele tener mucho tráfico.

Ya al otro lado, a los pocos metros, nos despedimos del asfalto y de las últimas casas. Empezamos a meternos una zona con arboleda dispersa y en ligero ascenso. No olvides mirar atrás para despedirte el Peñón de Gibraltar. A los 4 kilómetros aproximadamente, alcanzamos un aljibe de grandes dimensiones tras una valla.

Tramo entre La Línea y San Roque. Veremos muchas vacas por esta zona. Tramo entre La Línea y San Roque. Veremos muchas vacas por esta zona.

Tramo entre La Línea y San Roque. Veremos muchas vacas por esta zona. / Emilio J. de los Santos

En esta zona la señalización es irregular. Debemos rodear el depósito de agua por la derecha hasta llegar a una carretera muy tranquila que hay detrás. La seguimos hacia la derecha otra vez. A los pocos metros, tomamos el sendero que parte a la izquierda. Nos encontramos con la primera angarilla, unas puertas precarias que evitan que se salga el ganado de las parcelas. Vamos a pasar por muchas de ellas. Recuerda cerrarlas siempre.

El próximo tramo continúa por una suave subida hasta que empecemos a ver a lo lejos San Roque. Ojo, porque es posible que haya vacas sueltas por aquí. Pronto llega el descenso. Hay dos opciones para aproximarnos a la localidad: siguiendo un camino definido que baja o tomando una vereda a la derecha por una arboleda (cuidado con la segunda porque puede perderse el rastro del sendero). Al final, ambos acaban llegando a un portón que nos da acceso a una urbanización a las afuera de la localidad. Avanzamos por el carril entre parcelas encadenando dos giros a la izquierda hasta colocarnos en la paralela de la carretera CA-34. A unos metros, en nuestra derecha, vemos unas escaleras que bajan a un túnel. Entramos en él.

La entrada en San Roque nos obliga a pasar por varios de estos pasos subterráneos que nos ayudan a cruzar la autovía A-7 y la N-340. Al final, damos con un pequeño parque y tomamos la calle Batallón de Cazadores de Tarifa. Aquí veremos un cartel de azulejos que reza: "Bienvenidos a la ciudad de San Roque donde reside la de Gibraltar". Efectivamente, los ciudadanos españoles del Peñón se asentaron aquí cuando fueron expulsados en 1704 por los británicos y, por ello, San Roque es considerada oficialmente la ciudad de Gibraltar en el exilio. Un poco más allá de este letrero con tanta carga histórica, entramos en la animada Plaza de Andalucía. Aún nos quedan los 20 kilómetros más duros de esta etapa, por lo que éste es un buen sitio para descansar.

La Parroquia de Santa María la Coronada de San Roque. La Parroquia de Santa María la Coronada de San Roque.

La Parroquia de Santa María la Coronada de San Roque.

Repuestas las fuerzas, toca callejear durante un rato. Desde la Plaza de Andalucía, subimos la empinada cuesta de la calle San Felipe hasta la Parroquia Santa María la Coronada. Este templo de 1735 está en el punto más elevado de la ciudad. Construida sobre una antigua ermita, está dedicada a la patrona de San Roque y de Gibraltar. Justo al alcanzar este templo, el camino dobla a la izquierda y encadena las calles San Luis, Pasaje San José, Cristóbal Colón, Correos y Calle de la Cruz. Tras la rotonda que atraviesa la avenida Poeta Antonio Machado , viramos a la izquierda siguiendo la valla del Colegio Maestro Apolinar. Al fondo, cruzamos la carretera CA-9203 y seguimos el carril peatonal compartido con bicis hacia la izquierda. Ya estamos en las afueras. De momento, el paseo es agradable bajo la sombra de los árboles. Por aquí cerca podemos ver la histórica Fuente de María España, considerada otro símbolo sanroqueño.

Tras San Roque, el camino sigue un tramo una carretera sin arcén con poca visibilidad. Tras San Roque, el camino sigue un tramo una carretera sin arcén con poca visibilidad.

Tras San Roque, el camino sigue un tramo una carretera sin arcén con poca visibilidad.

La carretera describe un giro a la derecha en ángulo recto. Justo después, el carril ciclopeatonal pasa al otro lado de la calzada. En el siguiente cruce, vamos de frente, ahora por la CA-0575. Mucho cuidado en este tramo porque es una carretera sin arcén con algo de tráfico y escasa visibilidad en sus curvas.

Tras caminar algo más de un kilómetro por la calzada, la abandonamos en la primera calle que vemos a la izquierda. Nos metemos en La Fortuna, una zona de parcelas y chalets. Así evitamos la carretera durante un kilómetro, aunque volveremos a reincorporarnos a ella en una larga recta. Al menos, ahora veremos acercarse los coches. Pasamos así entre dos zonas parcelarias: La Higuera y La Caracolera.

El Camino de Gamonal El Camino de Gamonal

El Camino de Gamonal / Emilio J. de los Santos

Tras un kilómetro y medio, se pierde el asfalto y arranca el llamado Camino de Gamonal. Las zonas urbanas comienzan a quedarse atrás, rodeamos el Cortijo de Albalate para virar a la izquierda. Tenemos ante nosotros una amplia pradera cortada por nuestro sendero. Ni una sombra hay por aquí. Muchísimo cuidado si aprieta el sol.

A partir de aquí, a cada paso que demos, el paisaje se va embelleciendo. El cómodo carril se interna entre dos cerros, El Algarrobo y El Saú, con un par de amplias curvas. Vamos subiendo poco a poco, con algún repecho corto. Así alcanzamos una balsa de agua con toros pastando plácidamente a su lado. En el cruce siguiente, seguimos de frente. No hay pérdida posible. Pronto comienza a aumentar la vegetación y el entorno se hace muy bucólico. Nos topamos con una bifurcación junto a una escuela ecuestre. Por la derecha, subimos al fin a la Finca de la Alcaidesa. Este centro es un aula de la naturaleza gestionado por la Junta de Andalucía. Si tenemos suerte y está abierto, podemos pedir permiso para reponer el agua. Hasta este punto hemos andado unos 16,5 kilómetros. 

El paisaje en la Finca de la Alcaidesa es de gran belleza. El paisaje en la Finca de la Alcaidesa es de gran belleza.

El paisaje en la Finca de la Alcaidesa es de gran belleza. / Emilio J. de los Santos

El sendero deja la Alcaidesa por una cancela. Aún en ligero ascenso, nos internamos en un espectacular pinar con tramos de arenal. Mucho cuidado en esta zona porque la trocha no está bien definida. Debemos seguir unas estacas en el suelo que marcan otro camino señalizado por la Junta. Nos ayudarán hasta alcanzar una estaca clavada justo a un kilómetro de la finca. En este punto, doblamos a la derecha casi en ángulo recto para seguir una especie de cañada o cortafuego muy erosionado. Iremos doblando poco a poco a la izquierda. Tras una recta, conectamos con un carril asfaltado.

El pinar tras la Alcaidesa es otra maravilla de esta etapa, pero la señalización no es muy buena. El pinar tras la Alcaidesa es otra maravilla de esta etapa, pero la señalización no es muy buena.

El pinar tras la Alcaidesa es otra maravilla de esta etapa, pero la señalización no es muy buena. / Emilio J. de los Santos

Giramos a la derecha en busca de la puerta principal de la Finca de la Alcaidesa (tiene un paso peatonal). Nos aguardan unos 2,3 kilómetros por esta calzada que avanza por un paisaje muy rocoso. Por aquí alcanzamos la cota más elevada de nuestra ruta. Si miramos alrededor y el tiempo acompaña, tendremos una panorámica espectacular del Campo de Gibraltar, con la costa a lo lejos.

El carril acaba desembocando en la carretera A-2100, que une Castellar con Sotogrande. Nos vamos a distraer poco en ella, ya que lo único vamos hacer será cruzarla. Justo al otro lado tenemos que distinguir otra precaria angarillaLa pasamos e iniciamos el descenso.

Tras salir de la Finca de la Alcaidesa, tendremos que cruzar la carretera y entrar por esta puerta. Tras salir de la Finca de la Alcaidesa, tendremos que cruzar la carretera y entrar por esta puerta.

Tras salir de la Finca de la Alcaidesa, tendremos que cruzar la carretera y entrar por esta puerta.

Ahora es posible que se vuelva a perder el rastro de la trocha en varios tramos. De todas formas, la dirección es clara, siempre hacia abajo. Vamos a perder unos 150 metros en unos 3 kilómetros aproximadamente. Primero avanzaremos por una zona más clara, pero pronto la vegetación se hará densa. En primavera es posible que la hierba y el matorral nos supere en altura superando nuestra línea visual y dificultando el avance (muy recomendable llevar el track en el móvil). Aproximadamente, a unos 400 metros del cruce con la carretera, el sendero da un ligero giro a la izquierda en un codo rocoso. Unos 600 metros más adelante, un serpenteo en el recorrido nos colocará cerca del arroyo de la Venta Nueva. La abundante hierba y la vegetación de ribera nos confirmará que vamos por el buen camino.

Los desniveles desaparecen y poco a poco la vegetación se reduce. El estrecho sendero nos hace pasar otra angarilla antes de incorporarse a un carril más ancho y cómodo. Hemos pasado la parte más complicada. Ahora caminaremos por una zona de cultivos en la que sólo el sol puede castigarnos si da con fuerza.

Tras la incorporación al nuevo carril, a unos 200 metros, nos topamos con un cruce. La cadena los hace girar a la izquierda y poco después a la derecha en ángulos de 90º para superar el río Hozgarganta por un vado de hormigón. Si va crecido, nos vamos a mojar los pies sí o sí. Si no nos gusta el agua, tenemos como alternativa saltar la cadena de antes y pasar el curso de agua por un puente colgante. 

La última parte se nos hará muy pesada en esta carretera La última parte se nos hará muy pesada en esta carretera

La última parte se nos hará muy pesada en esta carretera

Por un lado o por otro, acabaremos conectando con la carretera CA-513. Nos aguardan aún tres largos kilómetros por un arcén muy estrecho soportando un nivel de tráfico moderado. Mucha precaución... y paciencia, ya que el cansancio nos pasará factura y nos desesperará en este tramo.

San Martín del Tesorillo será nuestra primera parada. La localidad, conocida por sus huertas de cítricos, cuenta con todos los servicios. Si no encontramos hospedaje, podemos tomar el largo puente sobre el Hozgarganta, que además hace las veces de frontera natural entre provincias, y probar en la localidad vecina de Secadero, ya en Málaga. 

Iglesia de San Martín de Tours, donde acaba la primera etapa. Iglesia de San Martín de Tours, donde acaba la primera etapa.

Iglesia de San Martín de Tours, donde acaba la primera etapa.

La primera etapa de la Vía Serrana es exigente por lo larga que es y por contar con tramos complicados en los que perderse es fácil, por no hablar de los trechos por carretera sin arcén. Eso sí, el variado paisaje y las bellas vistas que alberga compensan mucho en gran esfuerzo. La próxima etapa es más corta por suerte.

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