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Rutas de senderismo

Etapa 3 de la Vía Serrana del Camino de Santiago: Jimena de la Frontera-El Colmenar

En esta etapa entramos en la Serranía de Ronda.

En esta etapa entramos en la Serranía de Ronda. / Emilio J. De los Santos

Hasta ahora, pese a subir algún que otro cerro, siempre hemos vuelto a cotas bajas. En la tercera etapa, esto va a cambiar. Nuestro camino comienza a ganar altura con el consiguiente cambio de paisaje. Nos despedimos del Campo de Gibraltar y accedemos a la Serranía de Ronda. La provincia de Cádiz da paso a la de Málaga.

El trazado consta de dos partes muy diferentes: una relativamente llana que transita por el valle de Guadiaro; y una segunda, tras San Pablo de Buceite, que comienza a internarse en un perfil más montañoso. Ni que decir tiene que nos aguardan unos parajes preciosos en los que se empieza a intuir a lo lejos la Sierra de Grazalema.

Arrancamos en la Avenida de los Deportes, a las afueras de Jimena de la Frontera. En el cruce con la carretera A-405, seguimos el arcén hacia la izquierda. A un kilómetro, aproximadamente, salimos por el carril (C-3331) de la izquierda. Por esta vía secundaria, superamos el arroyo de Román y unos metros después, siguiendo la valla de una parcela, doblamos a la derecha. Andamos por un sendero menos definido que va pegado a la verja.

Ganado junto al camino a las afueras de Jimena de la Frontera. Ganado junto al camino a las afueras de Jimena de la Frontera.

Ganado junto al camino a las afueras de Jimena de la Frontera. / Emilio J. De los Santos

Un poco más adelante, la trocha es algo difusa. Intuimos por donde debemos ir, pero en ocasiones los matorrales o la dificultad del terreno nos complicarán el avance. Por aquí pasamos otra vez el arroyo de Román. Si llueve, nos aguarda barro en cantidad aquí. Después, encajonados entre dos alambradas retornamos a la carretera A-405, algo más arriba. Subimos a la calzada y caminamos unos 300 metros hasta la primera salida a la derecha.

Salimos de la carretera por la derecha buscando el tanatorio de Jimena. Salimos de la carretera por la derecha buscando el tanatorio de Jimena.

Salimos de la carretera por la derecha buscando el tanatorio de Jimena.

Este ramal que sale de la carretera va asfaltado y nos lleva hasta la entrada del tanatorio y al cementerio de Jimena. Al fondo, el carril vuelve a ser de tierra. Sin alterar el rumbo, nos topamos con la vía del tren. Muchísimo cuidado aquí. La línea Algeciras-Bobadilla no tiene un tráfico intenso, pero de vez en cuando pasan convoyes. Primero hay que asegurarse con calma de que no viene nada, aguzando el oído, y posteriormente, superar el montículo sobre el que se asientan los raíles. A simple vista parece sencillo, pero las piedras pueden moverse, hacernos caer o doblarnos un tobillo. Debemos asegurar la pisada tanto al subir como al bajar. 

Una antigua señal de paso a nivel sin barreras. Una antigua señal de paso a nivel sin barreras.

Una antigua señal de paso a nivel sin barreras. / Emilio J. De los Santos

Una pequeña pradera conduce a una la vereda entre otra valla y una línea de árboles y arbustos. En algunos tramos se estrechará bastante si la vegetación está crecida. A unos 800 metros de la vía del tren, comenzaremos a ver casas. Conectamos con la CA-8200. Seguimos el lateral de la carretera secundaria 1,3 kilómetros hasta un cruce. No alteramos el rumbo: proseguimos de frente, por el Paseo de la Diputación. Ya estamos en San Pablo de Buceite.

Atravesamos completamente esta pedanía de Jimena. Originariamente, era una una finca del Marqués de Larios habitada por los trabajadores. La vendió a finales del siglo XIX formándose el núcleo actual. La población no es tan pequeña como puede aparentar. Al entrar, doblamos a la izquierda por la calle Jimena y, al fondo, por la peatonal calle Real. Finalmente, enfilamos Blas Infante y así dejamos las casas.

En esta etapa, cruzamos el río Guadiaro en dos ocasiones. La primera es tras San Pablo de Buceite. En esta etapa, cruzamos el río Guadiaro en dos ocasiones. La primera es tras San Pablo de Buceite.

En esta etapa, cruzamos el río Guadiaro en dos ocasiones. La primera es tras San Pablo de Buceite.

Ya en las afueras, caminamos por un agradable carril peatonal junto a la CA-9021. Tras unos metros, alcanzamos una rotonda con un bar a un lado. Usamos el puente para cruzar el río Guadiaro. En la otra orilla, avanzamos un kilómetro por la carretera A-405, siempre entre campos de cultivo. Daremos un giro a la izquierda y, justo en la próxima curva a la derecha, tomamos el camino vecinal que sale por el exterior. Ahora pisaremos un rato la Cañada Real de Gaucín o de El Colmenar.

No hay complicaciones en este tramo, aunque hay que tener cuidado con el tráfico que pueda haber. El recorrido pasa por las casas de El Corchado. Superaremos por un pequeño puente el arroyo del Santón y al poco veremos que a la derecha arrancan dos senderos, uno de ellos se mete por la puerta del Cortijo de los Lirios: es nuestro camino.

Entrada al Cortijo de los Lirios. Entrada al Cortijo de los Lirios.

Entrada al Cortijo de los Lirios.

Justo aquí, nos despedimos de los tramos llanos e iniciamos los ascensos. Esta primera subida tiene un acumulado de 200 metros en dos kilómetros. No está mal. Primero vamos por una ancha pista de tierra flanqueada por postes rojos y blancos y por árboles frutales (naranjos y aguacates). Dejamos el edificio principal del cortijo a la izquierda y pasamos una cancela. Junto a una alberca el camino se estrecha y se hace más abrupto. A una amplia curva a la derecha le sigue un zigzagueo. Iremos tomando consciencia del cerro que estamos subiendo a cada paso que demos a partir de ahora. Las vistas al valle de Guadiaro y al Campo de Gibraltar son muy bellas: vemos justo debajo San Pablo de Buceite y más allá Jimena con su castillo encima.

Alcanzamos una cota de unos 300 metros de altura en este paraje llamado Las Maravillas. Arriba, tenemos una planicie o meseta. La señalización puede ser confusa, ya que el recorrido da un ligero quiebro a la izquierda para colocarse en la vertiente opuesta del cerro, mirando a las montañas y a la garganta que hay al norte. Un par de varas de hierro clavadas en el suelo nos pueden ayudar a orientarnos, ya que el sendero va a por su izquierda, bordeando el promontorio.

La fuente junto a la Venta de Moyano. La fuente junto a la Venta de Moyano.

La fuente junto a la Venta de Moyano. / Emilio J. De los Santos

En leve descenso, durante un kilómetro, vamos recorriendo la ladera de la montaña con varias puertas de vallados por medio. Superada esa distancia, cuando se nos incorpore un carril más ancho por la derecha, el perfil volverá a ascender con suavidad. Estamos otra vez sobre la Cañada Real de Gaucín. Pasamos a la izquierda de la Venta de Moyano. El camino da un giro cerrado a la derecha justo en una explanada donde hay una fuente. Aquí podemos recargar la cantimplora sin problema y descansar un poco.

El sendero, ya con una pendiente más clara, nos muestra la Casa de las Maravillas y la Casa de Guadalmedina. Por aquí llevamos ya unos 14 kilómetros de la etapa. El trazado continúa por la amplia pista de tierra otro kilómetro más hasta coronar el Puerto de las Palomas (422 metros).

La bajada la tenemos que hacer campo través. Salimos de la carretera justo por una horquilla que hace. La bajada la tenemos que hacer campo través. Salimos de la carretera justo por una horquilla que hace.

La bajada la tenemos que hacer campo través. Salimos de la carretera justo por una horquilla que hace.

Le queda poco al carril de tierra. Tan pronto como empecemos a bajar, desemboca en la carretera MA-512. Vamos por el lateral otro kilómetros más hasta una horquilla a la izquierda. Aquí dejamos es asfalto por el exterior, por una angarilla con las marcas blancas y amarillas del PR-A 245.

El Colmenar, a lo lejos. El Colmenar, a lo lejos.

El Colmenar, a lo lejos. / Emilio J. De los Santos

La puerta da acceso a una pradera. Toca ir campo través por una zona de pasto de ganado. Siempre en descenso, la dirección está clara: el único consejo es evitar la maleza que tendremos a la izquierda y la vegetación de ribera que flanquea el arroyo de las Abiertas, a nuestra derecha. Si ha llovido mucho, la recomendación es seguir por la carretera, aunque tiene muchísimas curvas y alarga la travesía.

La primera pradera tiene unos 700 metros de largo. Al fondo, cruzamos un carril de tierra para internarnos en otro pastizal. Repetimos la misma operación de antes: otros 600 metros sin sendero definido por el claro que hay entre la maleza a la izquierda y el arroyo de la derecha hasta dar con otra puerta en el vallado. Por ella, volvemos a la MA-512, ya que nos da acceso al puente que cruza el río Guadiaro. Las vistas son tremendas aquí, sobre todo si miramos a la derecha, que es la zona por la que iremos en la próxima etapa.

Antes de llegar a El Colmenar volvemos a pasar el Guadiaro. Antes de llegar a El Colmenar volvemos a pasar el Guadiaro.

Antes de llegar a El Colmenar volvemos a pasar el Guadiaro. / Emilio J. De los Santos

Hemos perdido en los últimos dos kilómetros unos 200 metros de altura. Ya en llano, seguimos la carretera unos metros hasta entrar en El Colmenar. La primera parada en Málaga la hacemos en una pedanía Gaucín que hace las veces de estación del tren. De hecho, las vías dividen la población en dos.

El Colmenar cuenta con todo lo necesario para el excursionista. Es un lugar tranquilo y agradable donde parece que se detiene el tiempo. Si se quiere conocer algo más la zona, no está mal acercase a ver las presas que hay instaladas en el río.

Hemos dejado atrás el Campo de Gibraltar para acceder a la Serranía de Ronda. Vamos a recorrer estos paisajes montañosos varios días, antiguas tierras de bandoleros. La Vía Serrana desplegará en las próximas jornadas todo su esplendor al visitar lugares muy solitarios y de gran belleza paisajística.

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