Rutas de senderismo

Etapa 7 de la Vía Serrana del Camino de Santiago: Ronda-Setenil de las Bodegas

El paisaje a la salida de Ronda.

El paisaje a la salida de Ronda. / Emilio J. De los Santos

Vamos más o menos por la mitad de la Vía Serrana. La séptima jornada deja atrás la provincia de Málaga para volver a internarse en la de Cádiz. El recorrido es bastante sencillo y cuenta con bonitos paisajes gracias a las sierras por las que transita. La conclusión es en Setenil de la Bodegas, una localidad muy turística y de gran atractivo.

Situamos el punto de partida en la Plaza de Toros de Ronda. Tenemos por delante unos 21 kilómetros y medio. Lo primero que vamos a hacer es salir de la ciudad y, afortunadamente, es sorprendentemente rápido. Enfilamos la calle Virgen de la Paz rumbo a la Plaza de la Merced. Vamos por la bifurcación a la derecha, por la calle Jerez. Al fondo hay un mirador. Es nuestro objetivo.

Mirador de la Virgen del Rocío, en Ronda. Mirador de la Virgen del Rocío, en Ronda.

Mirador de la Virgen del Rocío, en Ronda. / Emilio J. De los Santos

Este mirador tan espectacular está dedicado a la Virgen del Rocío, una estatua lo deja claro. Tiene unas vistas muy buenas de la sierra al fondo. Asimismo, al ir describiendo un amplio arco a la izquierda, también ofrece una buena panorámica del cerro sobre el que se asienta Ronda. 

Cuando el acerado empiece a girar en una curva hacia la derecha, veremos que sale un sendero por su exterior hacia una arboleda. Seguimos esta vereda que ya abandona la población rondeña. Comenzamos a perder altura entre un pinar, a la derecha, y un imponente escalón de roca, a la izquierda, dominando la llanura de Los Molinos. Desde arriba vemos la Finca Descalzos Viejos y finalmente acabamos en el Mirador de los Pinos, justo delante del característico Puerto de la Muela. Hemos perdido casi 200 metros de altura desde que salimos de la ciudad.

Pinares a las afueras de Ronda. Pinares a las afueras de Ronda.

Pinares a las afueras de Ronda. / Emilio J. De los Santos

El recorrido gira a la derecha para internarse unos metros en el pinar que nos ha ido acompañando en la bajada. A los pocos metros, nos encontramos una zona rocosa y, acto seguido, pasamos cerca de varias granjas. Del camino de tierra nacen tres ramales a la izquierda. Tomamos el tercero, a la altura de la planta de residuos.

Descendemos hasta la carretera MA-7401 y avanzamos por el arcén unos 400 metros. En la primera curva a la izquierda, con muchísima precaución por la falta de visibilidad, cruzamos la calzada y abandonamos el asfalto por el carril que va de frente. Durante un rato, caminamos junto al perímetro del acuartelamiento de la Legión en La Indiana.

Al fondo, en la esquina del muro, observaremos el río Guadalcobacín a la derecha. En muy pocos metros, describe un meandro y lo tendremos que cruzar por un puente. Acto seguido, nos topamos con la vía del tren. Usamos el paso inferior para superarlo. Aquí nos despedimos de la línea Algeciras-Bobadilla tras varios días acompañándonos. No nos volveremos a cruzar más con ella.

Última vez que cruzamos en esta ruta la línea Algeciras-Bobadilla. Última vez que cruzamos en esta ruta la línea Algeciras-Bobadilla.

Última vez que cruzamos en esta ruta la línea Algeciras-Bobadilla. / Emilio J. De los Santos

Al salir del túnel, damos con una encrucijada. Vamos de frente por una parte en ligero ascenso y con el camino poco definido. Ojo aquí si llueve porque se embarrará. Subimos el repecho hasta la carretera A-374 y la atravesamos perpendicularmente para avanzar seguido por otra carretera secundaria, la MA-7402.

Caminamos sobre el asfalto unos 600 metros en suave pendiente ascendente. Describimos la primera curva a la derecha y, a unos 140 metros, salimos por la pista que nace a la derecha.

El recorrido da un giro muy brusco a la izquierda. El recorrido da un giro muy brusco a la izquierda.

El recorrido da un giro muy brusco a la izquierda. / Emilio J. De los Santos

Por tierra, recorremos la pista del Cortijo del Conde, dejando atrás a las casas de la Fuente de la Higuera. Alcanzamos un cruce tras algo más de un kilómetro. Aquí damos un giro a la izquierda en un ángulo muy cerrado, por una rampa algo más pronunciada en subida. Sin dejar de ascender, seguimos otro kilómetro siempre derecho y sin posibilidad de perdernos. Nos reencontramos con la MA-7042. Hay que ir de frente -por tierra- por un pequeño atajo, aunque 400 metros más arriba nos acabamos de unir a la carretera que hemos atravesado antes perpendicularmente. Dicha carretera sigue el trazado del Cordel de Olvera a Ronda. 

Vistas desde el Puerto del Quejigo. Vistas desde el Puerto del Quejigo.

Vistas desde el Puerto del Quejigo. / Emilio J. De los Santos

Permanecemos sobre asfalto 1,5 kilómetros más mientras dejamos a la izquierda el Cortijo de Portier y afrontamos los últimos metros de esta larga subida al Puerto del Quejigo, a 739 metros de alto. Habremos notado que el paisaje sigue ganando en belleza. Si miramos al lado disfrutaremos unas bellas estampas de la Sierra de Grazalema; a nuestra espalda, podremos ver Ronda en la lejanía.

Alcanzado el techo de esta etapa, comenzamos a bajar. La MA-7402 deja a la derecha dos ramales: uno intermedio que va por un firme más deteriorado y otro que va a la derecha por tierra. Nos metemos en el que va por medio, que se recibe el nombre de Vereda del Camino de Sevilla y del Quejigal.

El inicio de la bajada puede presentar algunas rampas muy inclinadas. El inicio de la bajada puede presentar algunas rampas muy inclinadas.

El inicio de la bajada puede presentar algunas rampas muy inclinadas. / Emilio J. De los Santos

Por aquí afrontamos alguna pendiente pronunciada hacia abajo. Es corta, ya que en cuanto alcance el puente sobre el río Setenil se allana. En 400 metros, nos topamos con otra bifurcación: tomamos la izquierda. Vamos a seguir de cerca la orilla del río durante unos 2,5 kilómetros antes de volver a superarlo y pasar a su margen opuesta. Por estos terrenos, más planos, apreciaremos que hay muchos cortijos y fincas salpicando el recorrido. También nos aproximaremos a algunas formaciones rocosas, fruto de la erosión, bastante llamativas.

Veremos señales indicando cómo llegar a las ruinas romanas de Acinipo. También hay flechas amarillas. Veremos señales indicando cómo llegar a las ruinas romanas de Acinipo. También hay flechas amarillas.

Veremos señales indicando cómo llegar a las ruinas romanas de Acinipo. También hay flechas amarillas. / Emilio J. De los Santos

Este largo trecho tiene pocas incidencias más. Sin sorpresas en el perfil, daremos con varias intersecciones, pero siempre tendremos que ir de frente sin salir del camino principal. Veremos señalizaciones hacia las ruinas romanas de Acinipo próximas; pero también abundan flechas amarillas del Camino de Santiago, que son las que más nos interesan. A tres kilómetros del segundo paso sobre el río (kilómetro 16 de la etapa), en el paraje de Las Limosnas, nos despedimos definitivamente de la provincia de Málaga y regresamos a Cádiz. Dos kilómetros más de marcha nos dejan en la Venta de Leche, perteneciente a Setenil de las Bodegas.

El paisaje despliega un perfil bastante cómodo. El paisaje despliega un perfil bastante cómodo.

El paisaje despliega un perfil bastante cómodo. / Emilio J. De los Santos

La toponimia de esta aldea es muy interesante, ya que en origen se llamaba Fuente de Elches. El término elche hacía referencia a los cristianos que fueron repudiados por ayudar a los musulmanes en la conquista de Setenil y que se acabaron asentando en las proximidades. Fuente hace referencia a la extracción de un agua buena calidad por esta zona. Sea como sea, el nombre de esta población ha quedado en la actualidad como Venta de Leche.

La aldea de Venta de Leche. La aldea de Venta de Leche.

La aldea de Venta de Leche. / Emilio J. De los Santos

El tránsito entre las casas es fugaz. El camino de tierra que hemos estado siguiendo se incorpora unos metros a la MA-7402 para salir a los pocos metros por una vereda a la derecha. Cuidado aquí con la señalización de la Vía Serrana porque veremos que nos hace seguir la carretera en busca de Olvera. Oficialmente, esta variante no baja hasta Setenil, pero en nuestro caso vamos a hacer la parada en esta localidad porque merece la pena. Así que, justo cuando acaben las casas de Venta de Leche, avanzamos por una bifurcación de tierra entre setos y árboles.

Salimos de Venta de Leche por una vereda de tierra con mucha vegetación delimitándola. Salimos de Venta de Leche por una vereda de tierra con mucha vegetación delimitándola.

Salimos de Venta de Leche por una vereda de tierra con mucha vegetación delimitándola. / Emilio J. De los Santos

Siempre en bajada, dejamos el Cortijo del Secanillo a la izquierda antes de volver a pisar el asfalto de la CA-4223. Por el lateral de la carretera, dejamos a la izquierda el Cortijo de Faltriquera y ya comienza el pronunciado descenso a Setenil. Al poco, ya veremos el acerado de la localidad.

Llegada a Setenil de las Bodegas. Llegada a Setenil de las Bodegas.

Llegada a Setenil de las Bodegas. / Emilio J. De los Santos

Setenil de las Bodegas es muy turístico y pintoresco. El municipio destaca por su original distribución, pues desde su castillo baja para seguir los meandros del río Trejo. El entramado tiene varios niveles, destacando especialmente el que se encuentra más abajo, pues en él se han construido casas-cueva en las mismas paredes del tajo.

La típica calle Cuevas de la Sombra, con las casas dentro de la propia roca del tajo. La típica calle Cuevas de la Sombra, con las casas dentro de la propia roca del tajo.

La típica calle Cuevas de la Sombra, con las casas dentro de la propia roca del tajo. / Emilio J. De los Santos

A la fortaleza de origen nazarí del siglo XIII, de la que se conservan muchos elementos, se le suma como visita obligatoria un paseo por sus típicas calles, destacando especialmente la Calle Cuevas del Sol y la Calle Cuevas de la Sombra, que toman el nombre por la incidencia de la luz solar que reciben durante el día.

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