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Una visita a la joya documental

  • El Archivo de Indias, que diseñó a distancia Juan de Herrera, abrió sus puertas de manera excepcional.

Un contenedor para 80 millones de documentos de incalculable valor que acumula, además, más de una anécdota en sus dos siglos de existencia. No sólo la historia del Archivo General de Indias se puso este lunes al servicio del visitante, sino que la institución celebró por primera vez el Día Internacional de los Archivos con unos recorridos guiados y excepcionales por los sótanos y las cubiertas del edificio. Todos los facultativos que trabajan en el archivo se encargaron de realizar las visitas.

El director de la institución, Manuel Ravina, que acompañó al grupo más madrugador, empezó su discurso en el patio interior del edificio. Fue allí donde explicó que el origen de la construcción está en las rencillas que había entre eclesiásticos de la Catedral y comerciantes, sobre todo en días de frío o lluvia en los que éstos entraban en el templo metropolitano. "Las broncas eran tan conocidas que hasta Cervantes habla de ellas en sus obras", comentó Ravina. Después de visitar Sevilla en 1571, el rey Felipe II decidió subsanar el conflicto cediendo a los mercaderes un terreno próximo a la Catedral y, además, encargó al mejor arquitecto del reino, Juan de Herrera -autor también del monasterio del Escorial-, la construcción de la Casa Lonja. El proyecto del edificio se fraguó sin que el genio castellano pisase Sevilla para supervisar la obra. La nueva lonja se levantó con un marcado estilo puro y sobrio, convirtiéndose en una edificación "extraña" a la ciudad, en la que la influencia barroca comenzaba a arraigarse.

La primera parada del recorrido fueron los sótanos, donde se pudo conocer el laberinto subterráneo que se excavó en la obra que, entre los años 2000 y 2005, se hizo para climatizar el edificio "sin tocarlo", como señaló Ravina. Además de acceder al pasillo por el que los ordenanzas trasladan los documentos a los investigadores -ahora sitos en la vecina y antigua cilla de la calle Santo Tomás-, se visitaron los restos de una torre almohade.

La ruta continuó su camino hacia las cubiertas por la amplia escalera que comunica las dos plantas de la construcción. En 1785, el rey Carlos III decide instalar en la Casa de Lonja de Mercaderes de Sevilla un archivo que aglutinase toda la información que se había generado durante los años de conquista y gobierno del Nuevo Mundo. Según analizó el director de la institución, se trató de un proyecto propagandístico con el que combatir los tratados que, en la época, intentaron desprestigiar la gestión española de la conquista. Por eso se explica que el edificio se dotase, entre otras peculiaridades, de una escalera imperial de mármol -obra de Lucas Cintora- y se emplearan para su acondicionamiento los mejores materiales de la época, como la caoba cubana para las estanterías. "No hay santo sin peana. ¿Habían visto alguna vez estanterías elevadas del suelo?", bromeó Ravina para explicar el extremo mimo con el que se conservaron los documentos desde el primer momento.

El acceso a las cubiertas tuvo como antesala el tránsito por una escalera de piedra -una de las joyas del edificio, según Ravina, por la disposición y el corte del material- coronada por una bóveda de escamas. El principal atractivo de esta peculiar azotea son sus vistas y los abombamientos de las numerosas bóvedas que tiene el edificio en las galerías. "Como pueden comprobar, el acceso no es sencillo. De ahí, lo excepcional de la visita", quiso puntualizar el director del archivo.

El recorrido finalizó realizando el itinerario ordinario. En la antigua sala de depósito, repleta ahora de cajas vacías, Ravina explicó la modificación que realizó Lucas Cintora: el arquitecto tiró los muros que separaban las seis estancias contiguas abriendo el espacio; es por eso que ahora pueden admirarse las seis bóvedas diferentes con continuidad. Después se pasó a la habitación donde se reúne el patronato de la institución y, por último, a la que fue de los investigadores.

El Archivo General de Indias, que se abrió al público en 1890, recibe unas 200.000 visitas al año. Este lunes, más de 200 personas pudieron conocer estas zonas acotadas del edificio por motivos de seguridad. La intención del patronato del archivo es ampliar este tipo de rutas. Mientras tanto, se ha inaugurado la exposición La fauna en el Nuevo Mundo, en la que se hace un recorrido, entre otros aspectos, por los distintos animales que los descubridores encontraron en América.

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