Una base táctica sobre la que crecer
Los resultados ratifican la mejoría con el doble pivote. Los jugadores agradecen el tan solicitado cambio.
El Sevilla pasará del año natural sin ganar fuera de casa un partido de Liga. Tendrá que esperar hasta la visita al Valladolid, después del parón liguero, el próximo 20 de octubre, para intentar zanjar de una vez por todas esa fea estadística que ni siquiera quiere ser mencionada por los profesionales de la primera plantilla. Pero al menos, en Anoeta, el Sevilla ofreció una muestra de lo que puede dar de sí a poco que el equipo, el grupo, crezca en confianza sobre esa base táctica que les da más seguridad a los propios futbolistas. ¿Le dará continuidad Unai Emery al esquema de juego que mejores sensaciones ha ofrecido a domicilio y que tan unánimemente se le estaba solicitando? Los resultados invitan a proseguir ese camino que parece desagradar al técnico, pese a que los jugadores también se sienten más cómodos con ese dibujo.
Las bajas, la inseguridad, la presión del entorno... o los resultados. No se sabe muy bien si el regreso de Emery al doble pivote en San Sebastián fue por convicción o estuvo condicionado por las circunstancias, pero, sea como fuere, lo cierto es que la petición mayoritaria de situar a dos medios de cierre para liberar a Rakitic adelantándolo a la posición en la que despuntó sobremanera el curso pasado tuvo un nuevo capítulo positivo en Anoeta, aunque supiera a poco un punto para un equipo que aspira a Europa. El propio Emery ha anunciado que, en contra de esa liberalización de presión que emana desde el discurso institucional, su ambición es la Champions. Pero quizá llevado por ese exceso de celo profesional el técnico estaba dando pasos precipitados en su afán de plasmar una idea de juego que estaba dejando muy pocos puntos en el casillero y, de paso, amenazaba con sobrecargar a algunos futbolistas clave, empezando por el propio Rakitic.
En sus argumentaciones para justificar ante la afición por qué su apuesta de partida es disponer a Rakitic en el mediocampo y a Marin como segundo punta, Emery ha reconocido que los propios jugadores le habían mostrado sus reticencias a actuar desde las bandas. Y si en este caso había escuchado la opinión de los jugadores, también debería hacerlo cuando voces de peso del vestuario se han expresado a favor de un esquema más equilibrado. "Defensivamente, como bloque, funcionamos muy bien", expresó Pareja en Anoeta. "Si jugamos como hoy, creo que llegarán las victorias para coger confianza", ratificó Trochowski. Si ya de forma interna algunos jugadores se habían expresado a favor de la corriente mayoritaria, estos mensajes en público refuerzan la apuesta del vestuario de jugar más arropados, al menos a domicilio.
En casa aún no ha renunciado Emery a su pertinaz idea de que Rakitic se sitúe como medio centro creativo, y así cosechó una derrota ante el Atlético, un empate con el Málaga y una crispante victoria, pese a la goleada, frente al Rayo Vallecano. Emery siempre ha contado con Rakitic y Marin como titulares al calor de Nervión, salvo el día del Málaga, ya que el bosnio-alemán estaba lesionado, pero la imagen del equipo y los resultados le han dado la espalda. Ni siquiera en el triunfo sobre el Rayo funcionó la conexión balcánica y Emery debe ir pensando en cómo solucionar que el refuerzo estrella de esta temporada, a pesar de ser un jugador cedido, no se convierta en un problema por su incompatibilidad con Rakitic, al que además desplaza hacia una posición en la que el sistema defensivo se resiente ostensiblemente.
El sobreesfuerzo que implica el despliegue físico por el desajuste táctico ha empezado a dejar víctimas: Vitolo, Fernando Navarro y M'Bia se han sumado a la larga nómina de lesiones, hasta siete en total (Reyes, Carriço, Fazio y Cheryshev son los otros).
En este sentido, provocar con un dibujo más coherente y algo más conservador también tiene una lectura positiva por el menor desgaste que implica, tanto para lo físico como para ese aspecto tan importante como es la confianza y la seguridad, dos factores clave que se dejaron notar en Anoeta. Sobre ese equilibrio, el Sevilla de Emery tiene una base sobre la que crecer y abrir el abanico de posibilidades de una plantilla con veloces jugadores para romper al contragolpe. Jairo, tras su mal día ante el Rayo, fue la mejor prueba de ello en Anoeta. De haberlo hecho antes, podría haber ganado tiempo, confianza y efectivos.
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