El Festival Turina supedita su continuidad en Sevilla al apoyo de las instituciones. Con esta claridad se manifestaron ayer sus responsables, encabezados por la pianista Benedicte Palko. En un comunicado, la organización asegura que "la dinámica existente hasta el momento para la búsqueda y obtención de fondos" entraña "una inestabilidad permanente".

La cita, que celebró su quinta y hasta la fecha última edición el pasado septiembre, ha trabajado desde el principio con "un modesto presupuesto" para "gastos básicos" y con la colaboración de un equipo de voluntarios "sin remuneración alguna". Según las cifras facilitadas por el festival, en la última convocatoria el presupuesto fue de alrededor de 35.000 euros, la suma de un total de 106 aportaciones procedentes de empresas, contribuciones del público y el grupo de Amigos del Festival (68%), organismos españoles como el Inaem (14%) y la Junta (14%), o entidades extranjeras, como el Instituto Francés (2%). A esto hay que añadir las "aportaciones no dinerarias" del Ayuntamiento, entre otras.

Sin embargo, según Palko, el festival "necesita otra estructura". "El soporte económico ha de estar garantizado con antelación para asegurar una previsión más allá de una sola edición. Lo merece el proyecto, esta tierra, los artistas, los jóvenes y los implicados en organizarlo. Con un presupuesto tan escaso y resultados tan reconocidos, el festival debería ser un evento oficial de la ciudad", dice la directora de la cita, que desde enero viene manteniendo reuniones con las instituciones privadas más vinculadas al festival y ha solicitado otra con los representantes municipales, además de la Junta, para abordar la "viabilidad" del proyecto. Si esto no fuera posible, advierten sus responsables, el festival "intentaría desarrollar el proyecto en un futuro en otra ciudad".