Exposición

Un encuentro con la mejor pintura europea

  • La trascendencia del museo sevillano se puede estudiar y valorar mejor gracias al diálogo con las obras de Alba

Doña Cayetana recorrió ayer por la tarde, en una visita privada, las salas temporales del Bellas Artes sevillano. “Encantada con la disposición de las obras”, según el delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, constató un hecho que hoy todos celebran: la exposición Colección Casa de Alba marca un hito en la historia de esta pinacoteca. Para su director, Antonio Álvarez, quien junto a Bueno consiguió hace ahora dos años que la duquesa autorizara la celebración de esta antológica, “se trata de una gran colección de arte que el público va a disfrutar muchísimo. Y el retrato de la antepasada de doña Cayetana pintado por Goya, que preside la zona central de la muestra, será sin duda la estrella de esta cita”. Con todo, Álvarez no podía ayer apartar los ojos del retrato del tercer duque de Alba. “Es impresionante su mirada y el estudio del carácter tan profundo que logra Tiziano”, afirmaba, antes de proponer también otra de sus piezas favoritas: Le bouquet devant de la fenêtre, de Marc Chagall. “Tiene un colorido azul maravilloso que ofrece un enriquecedor contraste en el conjunto de pintura antigua donde se inserta”, apuntó.

Para el historiador y asesor científico del Centro Velázquez, Benito Navarrete, la muestra que esta noche se inaugura oficialmente es “un acontecimiento muy importante para la ciudad y para el museo de Bellas Artes de Sevilla porque lo coloca cada día más en el lugar que le corresponde a la altura de los museos europeos del mismo carácter”. Navarrete destacó que tanto Valme Muñoz e Ignacio Hermoso [comisarios de la muestra] como Antonio Álvarez han cuidado con especial atención la dirección científica. “Y la prueba más evidente de ello es que los estudios de cada obra los hacen los expertos internacionales en cada autor: Manuela Mena para Goya, Gabriele Finaldi para Ribera, Valdivieso para la pintura holandesa o Díaz Padrón para la flamenca entre otros”, apuntó. En cuanto al listado de las obras expuestas, Navarrete ha recomendado detener la atención en la Natividad de Lucas Jordán “por su relación con la obra que de este autor se conserva en El Escorial”, así como en la Magdalena penitente de Andrea Vaccaro –“sin duda, la mejor versión”– y el Ribera de Coronación de espinas “por lo que aporta a Pacheco en el lienzo del mismo tema que conserva el Bellas Artes”. Navarrete está convencido de que ésta es “una ocasión única para estudiar, valorar y contextualizar mejor la trascendencia del museo de Sevilla. Por tanto, al espíritu crítico que tiene que tener todo historiador, hay que unir el constructivo del que se beneficia toda la ciudad y el agradecido a la Casa de Alba”.

Esa gratitud está muy presente también para el delegado de Cultura, que recordó ayer las reticencias iniciales de la duquesa de Alba a ceder sus pinturas predilectas. “Doña Cayetana nunca ha querido desprenderse de sus obras maestras pero nos aclaró que por Sevilla sí haría una excepción porque aquí se la quiere y es feliz. Así que esta exposición es el resultado de su gran generosidad. Sólo hemos encontrado facilidades de su parte”, resaltaba.

El catedrático de Historia del Arte Enrique Valdivieso, coautor del catálogo de la exposición, sostuvo que “la obra maestra de esta colección es el retrato que Goya hizo de la XIII duquesa en 1795”. Es su preferida “por la genialidad de Francisco de Goya de presentar una joven bella y delicada mujer aristocrática con una presencia frágil y seductora que, sin duda, hubo de conmocionar al propio artista”.

Este cuadro, subrayó Bernardo Bueno, ha sido el gran reto organizativo de la muestra. “Jamás se había exhibido fuera de Madrid. De hecho, sólo ha salido una vez de Liria en los últimos 30 años y fue el año pasado para mostrarse en el Museo del Prado dentro de la colectiva El Retrato español. Del Greco a Picasso. Por todo ello, ésta es una ocasión única de descubrir una obra por la que doña Cayetana siente un cariño especial y que ocupa el salón central de su palacio madrileño”, explicó.

El traslado a Sevilla de este título esencial en la producción del pintor aragonés no ha sido fácil debido a su delicado estado de conservación. “Se pidió el asesoramiento de expertos internacionales y, una vez comprobado que se podía trasladar, garantizamos en nuestro museo las condiciones de climatización y seguridad que la obra exige”, indicó Bueno antes de precisar que “la colección está muy bien cuidada, sólo hubo que restaurar parcialmente cuatro lienzos” e invitar al visitante a disfrutar de “la sensación de paz y deleite que transmite su contemplación”.

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