La ciudad y los días

carlos / colón

'Apartheid' educativo

LA media europea de absentismo escolar es de un 15%. Seis comunidades españolas (Baleares, La Rioja, Aragón, Madrid, Castilla y León y Asturias) están por debajo de ella, no superando el 10%. Cuatro (Galicia, Navarra, Extremadura y Cantabria) lo exceden levemente con un 20%. Y otras cuatro (Murcia, Andalucía, País Vasco y Cataluña) lo superan ligeramente -Murcia con un 21% y Andalucía con un 23%- o escandalosamente, casos del País Vasco (30%) y sobre todo de Cataluña (48%). Como se ve no hay relación entre comunidades con mayor o menor desarrollo económico. Pero sí lo hay entre los estudiantes que padecen condiciones socioeconómicas desfavorables.

En esto de la educación nos jugamos el futuro de España. No sólo el económico, sino el democrático. Las democracias sólidas sólo se dan en naciones con unos dignos niveles de vida, lo que incluye su nivel educativo medio. Las élites de poco sirven. Las generaciones del 98, el 14 y el 27 se sucedieron como espléndidas islas en un mar de analfabetismo. Una de las consecuencias de esta situación fue el fracaso de la Segunda República, que carecía del cimiento de las clases medias urbanas educadas. Contra lo que se suele creer, el bienestar no es fruto de la democracia. La realidad es justo la contraria: la democracia es fruto del bienestar que garantiza esa capacidad de convivencia que sólo puede darse en sociedades bien educadas.

Cuando escribo que de la educación depende el futuro de España no me refiero a esos progresos que sólo benefician a unas minorías, sino al futuro de todos y cada uno de los españoles. Lo que está en peligro es el destino personal de cada niño o joven español; su capacidad de enfrentarse a la presión del neoesclavismo laboral; su independencia personal y la calidad de su proyecto de vida; su libertad crítica frente a las inducciones consumistas y las manipulaciones políticas (también las de los antisistema que no dejan de ser carroñeros radicales del descontento y la frustración).

Al estar en peligro el futuro de nuestros jóvenes, lo está también el de nuestra nación. Que camina hacia un peligroso neoclasismo en el que, como el informe demuestra, ya existe un apartheid educativo que segrega, incluso en comunidades tan tradicionalmente prósperas como el País Vasco y Cataluña, a los jóvenes que padecen situaciones socioeconómicas desfavorables.

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