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La hija de un cartero de San Juan

Verónica Pérez tiene 35 años y casi la mitad de su vida -sólo cinco meses impiden que el número sea exacto- la ha dedicado al PSOE. El mismo día que cumplió la mayoría de edad se afilió al partido y en los casi 18 años que han transcurrido desde entonces ha ocupado ya tres cargos institucionales y ha formado parte de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE andaluz.

Hace cuatro años un periódico nacional la incluyó en una serie de políticos con futuro, compartiendo cartel con el diputado socialista Eduardo Madina o el hoy alcalde de Córdoba, el popular José Antonio Nieto. Y ayer eran muchos los que coincidían con Fernando Rodríguez Villalobos en que a su ahijada política "se le veía venir". Motivada por una familia de San Juan de Aznalfarache de profundas convicciones socialistas, de adolescente acudía a la casa del pueblo para levantar acta  de las reuniones porque ya le apasionaba la política.

Pequeña y vitalista, hay quien ve en la hija de un cartero del Aljarafe muchas semejanzas con Susana Díaz, la hija de un fontanero de Triana que ha llegado a ser presidenta de la Junta de Andalucía y flamente secretaria general del PSOE andaluz. Ambas coincidieron con apenas 15 años en Juventudes Socialistas y llegaron juntas a la dirección del partido. El mismo Villalobos apunta que son el complemento perfecto para este nuevo PSOE, socialistas capaz de identificarse con el pueblo y con sus problemas. La candidata a dirigir el PSOE de Sevilla aparcó sus estudios de Económicas en la campaña que la convirtió en concejal de su pueblo con sólo 20 años.

Fue las primeras elecciones en las que votó y se votó. Del Ayuntamiento sanjuanero pasó a la Diputación de Sevilla, donde conoció a Fernando Rodríguez Villalobos, para quien sólo tiene palabra de gratitud. Y en 2004 se convirtió en la diputada andaluza más joven de la legislatura. Quienes mejor la conocen dicen que es muy cariñosa y simpática, que tiene un talante muy amable y un pico de oro que hace que su oratoria sea de notable alto y que, a pesar de su tono de seda, sepa sacar el guante de acero de buena guerrillera cuando es necesario. Vive en el Aljarafe, está divorciada y es madre de un niño y una niña.

Y ha podido experimentar en su propia carne los problemas de conciliación laboral y familiar. Cuando estaba todavía convaleciente de su primer parto, el PSOE perdió una votación en el Parlamento andaluz porque, al igual que ella, otra diputada estaba de baja maternal y una tercera, por enfermedad. Tras el episodio ella misma defendió una propuesta de reforma del reglamento de la Cámara para que las mujeres pudieran delegar su voto en estos casos. Es joven pero, en política, no es ninguna novata.

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