La Inspección de Trabajo ha requerido al Ayuntamiento de Sevilla para que, en el plazo de dos meses, incluya en la evaluación de riesgos de la Policía Local el peligro que para los agentes de este cuerpo puede suponer la utilización de chalecos antibalas que no se adapten a su talla. Igualmente, la Inspección le pide al Consistorio que adopte medidas para eliminar este riesgo.

Esta resolución se produce después de que el delegado de Prevención de Riesgos Laborales del Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (Sppme), Carlos Guerra, llevara a la Inspección de Trabajo el problema que existía en la Policía Local de Sevilla con los chalecos antibalas. El Ayuntamiento compró hace dos años 72 prendas, pero eran todas de la misma talla. Eran chalecos grandes, óptimos para agentes que miden 180 centímetros o más, pero la altura mínima para entrar en el cuerpo es de 1,70.

A los policías más bajos se les queda el borde justo a la altura del cuello. El problema lo padecen principalmente los agentes de la Unidad de Intervención Nocturna (UIN), que suelen patrullar con los chalecos antibalas puestos. Algunos de los agentes de esta unidad optaron por comprarse ellos chalecos antibalas de su talla.

El representante sindical que firma la resolución considera que, "al igual que no se alcanzaría a comprender que cualquier empresa u organismo facilitara a sus trabajadores una ropa de trabajo que no pudiera ser utilizada por ser cuatro tallas inferiores a las de los usuarios, más difícil resulta comprender que se facilite una prenda cuyo uso puede dificultar la actividad profesional y que, incluso puede originar lesiones precisamente por no adaptarse a la talla del usuario". Para el representante del Sppme, la solución sería adquirir un número suficiente de chalecos de otras tallas.