El fenómeno de las pandillas juveniles que se comportan con extremada violencia por puro placer ha vuelto a rebrotar en la provincia de Sevilla, después de que dos jóvenes resultaran heridos graves la semana pasada en un tiroteo en Fuentes de Andalucía. Los agresores pertenecen a una banda de Carmona que cuenta con numerosos antecedentes delictivos y que se dedica a protagonizar altercados en todas las ferias y fiestas de la comarca. Esta pandilla, asentada en el barrio de San Blas de Carmona, recuerda por su filosofía de pegar por placer a otros grupos violentos formados por adolescentes que vienen actuando en Sevilla desde hace tiempo.

Ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil tienen constancia de que en la actualidad haya en la provincia de Sevilla -con la excepción de la banda de San Blas- bandas organizadas que se dediquen a buscar pelea, aunque sí relatan otros episodios esporádicos. El último ocurrió en Gines donde esta semana la Guardia Civil ha informado de la detención de cinco menores que prendieron fuego a una zona ajardinada en un núcleo de chalés, provodando daños en las viviendas y poniendo en riesgo la seguridad de sus inquilinos.

Al margen de casos concretos y mediáticos, las estadísticas confirman esta tendencia a la violencia por parte de los adolescentes. De hecho, el delito de lesiones, que engloba todos aquellos casos en los que una persona resultó herida en alguna pelea o agresión, es el más extendido entre los adolescentes en la provincia de Sevilla con una enorme diferencia. Así lo confirman los datos estadísticos correspondientes al año 2007, los más recientes disponibles sobre menores, que se recogen en el informe de menores de edad de la Junta de Andalucía de este año.

Según esta estadística, 1.266 menores fueron enjuiciados en un año en Sevilla como autores de delitos de lesiones. Esto significa que cuatro adolescentes se vieron implicados cada día en peleas o trifulcas que se saldaron con personas heridas. Si tenemos en cuenta que la mayoría de los casos ocurren en los fines de semana, se obtiene una media de 24 menores implicados en este tipo de reyertas cada noche de viernes y sábado.

Pese a ello, las condenas no resultan especialmente duras, ya que sólo 37 menores fueron castigados con su internamiento en un centro cerrado. Otros 174 fueron condenados a internamiento semiabierto, 389 a libertad vigilada, 224 a prestaciones en beneficio de la comunidad, 19 a privación de permisos y licencias y 334 fueron simplemente amonestados, entre otros castigos.

Según los datos facilitados por los distintos Cuerpos policiales, actualmente se descarta que existan bandas organizadas en la provincia, aunque hace tiempo sí las hubo. Ahora, más bien se trata de episodios aislados de reyertas y peleas. En uno de estos sucesos esporádicos, por ejemplo, murió el joven de 19 años Juan Fernando Martínez tras ser apuñalado en el corazón en el curso de una reyerta en la Feria de Abril. Los agresores de este joven eran miembros de una pandilla violenta de Bellavista, pero el desencadenante de la pelea no fue el placer de pegarle a alguien sino el robo de una chaqueta. Sin embargo, que ese grupo de jóvenes estaba dispuesto a mantener algún altercado aquella noche era obvio si se tiene en cuenta que uno de los agresores robó el arma homicida horas antes de una caseta.

El comportamiento de la banda de Carmona recuerda al de las pandillas que se dedicaban a agredir a jóvenes en las zonas de movida de Sevilla capital hace aproximadamente cuatro años y mantiene en alerta a la Policía y a la Guardia Civil. El incremento de las agresiones en lugares como la calle Betis, la Plaza de Cuba, el centro y Nervión obligó a la Policía Nacional a realizar un dispositivo especial para frenar lo que se había convertido en una oleada de ataques. Más reciente fue el caso de otra pandilla de menores que protagonizaron dos agresiones muy graves a sendos jóvenes en la Plaza de España y Viapol.