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Dragutinovic, el especialista escondido

  • El serbio ha dado 8 de los 25 goles que ha marcado el Sevilla a balón parado · La estrategia refuerza su peso en el equipo

¿Por qué no ha sacado antes las faltas Dragutinovic en el Sevilla? Ésa es la pregunta que se hacían el sábado muchos aficionados sevillistas tras comprobar que el serbio fue crucial, por enésima vez esta temporada, en las jugadas de estrategia. Acomodó el triunfo ante el Sporting muy pronto, en el minuto 8, al poner con su buena técnica de golpeo una falta tensa desde posición centrada al corazón del área que remató Kanoute por dos veces. Y gracias a otra falta, en esta ocasión desde la banda derecha, el Sevilla cerró la goleada: Negredo tocó el balón en el segundo palo y Cala cabeceó a bocajarro para hacer su tercer gol en su tercer partido consecutivo.

No era la primera vez que Dragutinovic resultaba vital para su equipo con su, hasta ahora, escondida especialidad, pero sí fue la primera ocasión en que llegaban dos goles en un mismo partido por faltas sacadas por el central. Inmediatamente, el hincha se acordaba de la cantidad de veces que, en anteriores etapas, Martí, en gran medida, o Renato, en menor, desquiciaban al graderío con su contumacia en desperdiciar una y otra vez tanto los saques de falta como los saques de esquina. En particular, en el caso del mallorquín, bastaba que éste se dirigiera al balón para que la resignación cundiera en la grada entre un rumor de hastío y de pesimismo: otra pelota regalada al contrario, se barruntaba. Y así terminaba siendo. La estrategia, en cambio, es ahora una gran baza del Sevilla, un arma que empezó a explotar Jiménez y que ha heredado Álvarez. 25 goles acumula el Sevilla este curso gracias a las jugadas a balón parado, de los que 8 partieron de las botas de Dragutinovic, un jugador que, por otra parte, está cumpliendo su mejor temporada a sus 34 años.

Sólo con Antonio Álvarez, Dragutinovic ya ha proporcionado tres goles gracias a su habilidad para sacar faltas y esos tres goles han devenido en seis puntos de oro: en Málaga, dándole a Lolo el tanto del triunfo, y las susodichas faltas frente al Sporting. El serbio es el especialista escondido que el Sevilla no ha sabido aprovechar antes. Sólo basta recordar esos 8 goles que esta campaña han sido elaborados en el particular laboratorio del serbio: uno en Champions y el resto en la Liga, competición en la que incluso, aprovechando su excelente golpeo, ha hecho dos tantos de falta directa, en Son Moix y en el Santiago Bernabéu, cuando sorprendió a Aouate y a Casillas, respectivamente. Nunca antes había marcado más de un gol en la Liga el defensa internacional.

Herencia de Jiménez

Álvarez, que ha tenido la suficiente inteligencia como para correr un tupido velo sobre todo lo relacionado con Jiménez, para no soliviantar ni a jugadores ni a hinchas disgustados con la anterior etapa, sí debería estar agradecido al arahalense en esta faceta que antes jamás había sido explotada por el Sevilla. En los últimos tiempos, ni Joaquín Caparrós ni Juande Ramos se caracterizaron por abundar en el laboratorio de la estrategia. Y lo sorprendente es que el manchego sí contó con Dragutinovic en sus planes, si no como un titular fijo, sí como un excelente comodín que entraba en las rotaciones tanto de central zurdo como de lateral izquierdo.

Pero fue Jiménez quien, ya la campaña pasada, comenzó a trabajar la estrategia y comprobó que Dragutinovic podía ser una buena arma a balón parado, así como el ahora lesionado Perotti, el otro gran especialista. Sin embargo, su irrupción ha tardado porque el internacional serbio estuvo lastrado el curso pasado por las lesiones, desde que una fascitis plantar en la pretemporada condicionara su preparación hasta el punto de que apenas jugó 14 partidos de Liga. Es más, este verano tuvo pie y medio fuera del Sevilla. Olympiacos lo tentó de veras, aunque finalmente se quedó, para bien del equipo, porque actualmente es uno de los puntales que está sosteniéndolo, un titular indiscutible gracias a que este curso sí lo han respetado las lesiones y está en gran forma.

El primer gol que partió de las botas de Dragutinovic fue en el triunfo ante Osasuna, en Pamplona. Botó una falta desde campo propio con un fuerte golpeo, con su pierna izquierda, a la frontal del área, donde Perotti acomodó el balón y Kanoute soltó un derechazo sobre la marcha. Fue el 19 de septiembre, cuando el Sevilla de Jiménez era un ciclón imparable. Poco después, el laboratorio del arahalense dejaría su gol mejor decantado y destilado: en Glasgow, Konko abrió la goleada ante el Rangers con un cabezazo a centro de Jesús Navas en una falta sacada por Lolo, que despistó a toda la defensa escocesa. Así fueron cayendo los goles de estrategia hasta los 25 en las tres competiciones, 23 de los 49 anotados en Liga.

Un joven de 34 años

Nadie se imagina ahora mismo al Sevilla sin Dragutinovic, pese a que tenga que jugar como central diestro siendo zurdo. A sus 34 años, se encuentra con más energía que nunca, como si tuviera 20, según reconoce él mismo a quien le pregunte. Se ha ganado a pulso el respeto del vestuario y eso también pesa mucho en que sea, junto al ausente Perotti, el principal encargado de sacar las faltas, y sus compañeros confían tanto en su golpeo que se aprestan con mucha fe al remate, como se ha visto en el caso del insospechado goleador Cala. Además, el hecho de que los centrales suban a rematar faltas y córners minimiza el sistema de vigiliancia en el contraaque rival cuando el serbio sube a sacar faltas.

Dragutinovic, más en forma que nunca, cumple contrato en 2011 y en Valladolid habló con Zoran Vekic sobre su futuro, aunque él actua como agente libre. El Sevilla, que en los últimos veranos meditó su venta, sí cuenta con él ahora, al menos hasta 2011. Porque, demostrado está, suma más que resta, dentro y fuera del campo.

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