El triunfo de la naturalidad

José Anillo cantó con su voz íntima, dolorida, que lo llevó a obtener el premio de cante en este Concurso. Un cantaor natural, fresco, que se aleja por intuición de los recursos artificiosos al uso. Empezó por alegrías, un cante de su tierra, Cádiz, que conoce y domina como pocos. Con los referentes de Pericón y Aurelio, es decir El Mellizo, que presidieron también su cante por malagueñas, una obra recogida, sentimental, íntima y a la vez grandiosa, en la que Rafael Rodríguez le ofreció un toque lírico y solemne. Se despidió con bulerías gaditanas, aunque mirándose en referentes más actuales, como puede ser Pansequito.

El sevillano Barullo abrió la noche con fuerza por jaleos extremeños y la cerró, exultante, con soleá por bulería. Es un intérprete eléctrico y muy elegante. Su primo Farruquito, miembro del jurado, se abstuvo en la votación. El Currito es un tocaor cordobés muy dotado técnicamente que presentó dos composiciones propias en solitario, rondeña y zapateado. Obras muy intensas, pletóricas de ideas, que expuso atropelladamente pero con solvencia. Fue el merecedor, por unanimidad del jurado, de los 11.000 euros y el diploma del primer premio en su modalidad. Anillo y El Barullo también recogieron sendos diplomas que acreditan sus galardones, dotados con la misma cantidad.

De esta manera brillante se cerró la vigésimo primera edición de un concurso que se celebra ininterrumpidamente desde 1956 con carácter trienal y que ha sido la carta de presentación o consagración de artistas tan importantes como Fosforito, José Menese, Matilde Coral o Manuela Carrasco. En 2019 volveremos pues a vernos en el Gran Teatro de Córdoba.