Los sueños, en su justa medida

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El Sevilla, condicionado por la batalla de Leicester, se conjura para retomar su estilo ante un modesto visitante

La ilusión debe seguir igual tras el leve revés en Vitoria

Los sueños, en su justa medida
Los sueños, en su justa medida
Jesús Alba

11 de marzo 2017 - 06:53

Sólo ha sido un empate. Ni lo lógico es pensar ahora que el sueño se ha esfumado ni antes lo era dejarse llevar por demasiadas ilusiones. El Sevilla está en la Liga que está. Si compitiera en Francia, Alemania, Italia o incluso en Inglaterra, donde las desigualdades entre los grandes y los demás existen, pero no al nivel de Real Madrid y Barcelona, la cosa pintaría distinta. Pero no debe cambiar en el estado de ánimo del sevillista tipo el leve tropezón de no ganar en Vitoria. El equipo de Sampaoli sigue ahí, dispuesto a todo, y uno de sus grandes secretos, lo que lo diferencia de los demás, es esa raza competitiva, esa fe que le ha servido para ganar tantos partidos que parecían perdidos. Para más señas, uno de ellos fue ante el rival que hoy visita el Sánchez-Pizjuán, un Leganés que sucumbió en Butarque con un zapatazo salvador de Sarabia después de mucho tiempo, quizá demasiado, de sesteo de un equipo que se puso 0-2 ganando y que estuvo cerca de ver la tortilla vuelta en su contra con el 2-2 que brillaba en el marcador a poco del final.

El grupo escucha a Sampaoli en la charla previa a la sesión de ayer.
El grupo escucha a Sampaoli en la charla previa a la sesión de ayer. / fotos: víctor rodríguez

El Sevilla debe seguir a lo suyo. Dejar a los grandes a su aire y centrarse en sus objetivos según vayan pasando las semanas. El de hoy, volver a ganar y acumular ocho encuentros oficiales sin conocer la derrota, prepararse para la gran batalla del martes en Leicester y soñar, no dejar de soñar porque encima inmediatamente después llega una cita que puede volver a alimentar el sueño, o no: la visita al Vicente Calderón.

Pero soñar de acuerdo con las posibilidades reales del momento. Soñar con el camino que es capaz de recorrer y disfrutar con ello. Y el entorno, la afición, los dirigentes, los analistas que estamos también alrededor de todo esto..., controlar esas ansias que desembocan en frustraciones gratuitas, como la del pasado lunes en Mendizorroza.

Para pensar en positivo, en Vitoria recuperó el Sevilla por momentos ese modelo de juego reconocible desde que Sampaoli dirige a este grupo y la figura de N'Zonzi está ahí para darle sentido a cada balón que pasa por el centro del campo.

Y es que el gigante francés, con cierto bajón en su juego y, sobre todo, con su ausencia por sanción federativa ante el Athletic, ha confirmado a todos los rivales -por si alguno no se había enterado ya- que es la piedra angular del proyecto. Ya se ha dicho desde aquí en alguna ocasión que este Sevilla es un buen equipo de argentinos que lideran los franceses. N'Zonzi y Nasri ponen la cabeza y la amalgama entre argentinos y algunos nacionales referencia como Iborra, Vitolo y Sarabia ponen el corazón y la flema competitiva.

El entorno, insisto, debe centrarse. Disperso en batallas y debates que ya ni le van ni le vienen por mucho que hayan estado en boca de todo el orbe futbolístico esta semana, a veces no es consciente de lo que su equipo lo necesita. Mirarse en el espejo de esa afición que hizo posible con su empuje el milagro del Nou Camp debería ser un ejercicio más edificante q ue buscar culpables de algo que le es (o le debería ser) ajeno. Pero bueno, cada cual es libre de hacer lo que quiera. Los de colorao, decía Bilardo, son los nuestros.

También deberá ponerse las pilas el entrenador, ¿por qué no? Si en Mendizorroza, ya puestos en señalar siempre la responsabilidad de lo que pasa en el terreno de juego en las decisiones que se toman en el banquillo (lo cual es más que discutible y habría mucho que decir), no vieron algunos sevillistas la mano de Sampaoli, la visita de un rival aparentemente cómodo debe facilitar las cosas. Pero, ojo, quizá precisamente un adversario con un juego tan marcado hacia el repliegue, la intensidad y el ataque directo no sea lo que más se amolde al juego de este Sevilla. Evidentemente, las diferencias de calidad y de presupuesto son siderales y los de Sampaoli (máxime en casa) deben pasar por encima en circunstancias normales.

Como lo que hay en juego el martes en suelo inglés es tanto, será día para que el banquillo se mueva (Vitolo ya buscó el descanso con una tarjeta) y, como suele ser habitual cuando empieza a llegar el calor, el horario fijado por LaLiga no casa muy bien con la gestión de los esfuerzos.

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