Innovación y desarrollo del producto del campo andaluz sobre una carretilla
Anuario de Agricultura & Alimentación 2025
El campo andaluz es un reflejo de los miles de millones invertidos para obtener el producto con los más altos estándares
No sabía bien cómo enfocar el artículo de este año, una nueva campaña en la que el campo andaluz demuestra su fortaleza ante otras zonas productoras mundiales de gran envergadura. Si complicado es, año tras año, sacar una finca hacia adelante, no menos lo es analizar desde fuera los múltiples factores que rodean a la agricultura. Sobre todo, cuando las plagas y las sequían son elementos que tienen una influencia tan negativa, que obligan al agricultor a multiplicar sus esfuerzos para que Andalucía pueda cumplir con sus mercados.
A finales de abril, una vez que terminé las páginas de Semana Santa y volví al quehacer diario con la agricultura entre ceja y ceja, me ofrecieron un buen reportaje: acudir al corte de las primeras sandías de Almería, en este caso de la zona de Ruescas. José Ayala es uno de los primeros agricultores del Campo de Níjar en llevar sus sandías a la cooperativa. De hecho, él suele dar el pistoletazo de salida para que otros productores de la zona comiencen también a cortar y Europa deguste una fruta que, como decía el también agricultor José Antonio Maldonado [quien ofreció el reportaje], “este año está dulce como el almíbar”.
Mientras preguntaba a José vi cómo el fotógrafo captaba una imagen chulísima: una de los trabajadores del invernadero cargaba en una carretilla de toda la vida decenas de sandías. Cientos de kilos de un producto de altísima calidad, ecológico, cuyas semillas han sido seleccionadas gracias al trabajo de mejora vegetal que se lleva a cabo por parte de la industria auxiliar, sobre las desinfladas ruedas de una carretilla que ha visto pasar decenas de generaciones a través del plástico del invernadero.
Ésta es la historia del campo andaluz, donde se dan la mano la tradición y la modernidad, la sapiencia del agricultor con la genética, la calidad de toda la vida con las más altas técnicas de producción intensiva. La fuerza que está cogiendo el producto ecológico es, sin duda, la mejor de las noticias posibles para los consumidores. De la tierra emana un alimento sano, con cualidades organolépticas siniguales y que, además, permite cocinar platos muy diversos.
La propia necesidad de la agricultura por seguir creciendo, mejorando y adaptándose a las nuevas tendencias sociales ha llevado al sector a apostar por lo natural y desechar, en la medida de lo posible, el químico. ¡Quién iba a decirle a esa carretilla cuando movía sandías y melones hace un par de décadas que en vez de plantas sulfatadas se iba a acabar con las plagas gracias al control biológico! Algo tan sencillos como las cadenas tróficas, que estudiábamos en la ESO en Biología, es el método más eficaz para controlar los bichos que producen enfermedades en una explotación.
Detrás de cualquier producto hortícola que nos comemos a diario, siempre que estemos un poco espabilados en el supermercado y veamos su origen andaluz, hay mucha innovación, mucho desarrollo, mucho estudio, largos procesos de certificación, un manipulado eficaz... y también hay mucho esfuerzo, mucho sudor, mucho cariño y muchas horas de carretilla cargando el producto en las cajas para que el torillo las apile.
No tengan duda de que nuestros tomates, pepinos, pimientos, aguacates, fresas, aceitunas... son si no las mejores, sí por lo menos las más punteras en cuanto a desarrollo productivo y calidad. Eso sí, mañana serán mejores. Y seguirán siendo cargadas por las carretillas de toda la vida.
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