El Gobierno no consigue rebajar la alta tensión que provocan los narcos

El Gobierno no consigue rebajar la alta tensión que provocan los narcos
Pedro Ingelmo

Cádiz, 20 de mayo 2018 - 02:33

Ocurrió el pasado domingo en el chiringuito restaurante Bahía Limón, en Torreguadiaro. Comían en él diecinueve guardias civiles foráneos, adscritos al GAR (Grupo de Acción Rápida). Alrededor de su mesa, miradas que decían mucho, cada vez más miradas, llamadas de móvil que se traducían en más coches de alta gama que llegaban y sus conductores, con collares en el pecho, alían y se apostaban en círculo. Llegaron a ser en torno a 40 cuando los miembros del GAR, alarmados ante un posible Little Big Horn playero, solicitaron ayuda. Al poco, se desplazaron cinco patrullas. Lenta, parsimoniosamente, los sospechosos personajes fueron levantando el cerco, pagaron sus bebidas, cogieron sus coches, se fueron. Como tal no hubo ninguna palabra, no más de alguna amenaza en voz baja, pero todos sabían lo que había sucedido. Se había marcado el terreno. Vosotros nos estáis investigando, pero nosotros sabemos quiénes sois. Los guionistas de Narcos, la serie de Netflix que relata los años de plomo de los cárteles de la droga colombianos, podrían hacer algo con ese episodio sutil de intimidación.

"¿Si un grupo de clanes familiares dedicados al contrabando de hachís, y se dice que en el Campo de Gibraltar no hay menos de treinta, se reúnen con el más potente de todos ellos y deciden seguir una estrategia común en la que se acabe el robarse la droga los unos a los otros, a partir de ahora seamos inteligentes y vamos a actuar coordinadamente, no estamos hablando de un cártel?". Esta pregunta se la hace un veterano agente de la Guardia Civil de Algeciras que ha visto cómo todo cambiaba y que respalda la versión de la Asociación Unificada de la Guardia Civil y de la que Interior ni quiere oír hablar: en el Campo de Gibraltar hay un cártel. El ministro Juan Ignacio Zoido huye de las comparaciones, de la serie Narcos, de todo lo que huela a Colombia. El alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, dice: "Quienes se empeñan en comparar el Campo de Gibraltar con otras partes del mundo en el que el crimen organizado campa a sus anchas están faltando a la realidad". Y, sin embargo, le sale el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) con que la comarca es la Colombia andaluza. Poco pueden hacer Zoido y Landaluce cuando un programa de La Sexta de prime time, Equipo de Investigación, con más de dos millones de espectadores, ya ha titulado un reportaje en el que sus reporteros fueron apedreados como El cártel de Gibraltar. El programa lograba el clima de tensión necesario. No parecía La Línea un lugar agradable para pasar unas vacaciones en familia.

En realidad, sobre la primera acepción del diccionario de la RAE de la palabra cártel no debería haber ninguna duda, ya que un cártel es cualquier organización dedicada al tráfico de drogas, pero es más interesante acudir a la segunda: "Convenio o asociación entre empresas comerciales de producción similar para evitar la competencia y controlar la producción, la venta y los precios de determinadas mercancías".

¿Lo hay o no lo hay? Los expertos no saben si lo hay o no lo hay, lo que saben es que en los últimos años se ha producido una "concentración empresarial". Luis de la Corte, director del área de Estudios de Inteligencia de la Universidad Autónoma de Madrid y autor del libro Crimen.org, es ceutí y siguió muy de cerca el ascenso y caída de Mohamed Taieb Ahmed, El Nene, el narco que sembró de violencia la ciudad africana española y que se colocó en el ranking de los mayores traficantes del mundo. Su estrella acabó por declinar. Con 39 años la leyenda en la que dicen que se basó la película de Daniel Monzón El Niño, estaba acabada. Su biografía ha seguido creciendo, ni siquiera está en la cárcel, pero ya no pinta nada en el negocio.

Cree De la Corte que en el Campo de Gibraltar puede pasar lo mismo, que estos episodios remitirán, mientras el negocio lo pasarán a controlar personajes de perfil más bajo. "Lo que ha sucedido es que la comarca del Campo de Gibraltar ha sido desatendida policialmente mucho tiempo y esto ha hecho que hubiera una sensación de impunidad. Y a día de hoy la situación ni mucho menos está controlada. Pero si lo que queremos saber es si hay una cartelización o no al estilo de la Colombia de los 80 y los 90 no parece el término más adecuado. Un cártel lo era, en términos puramente económicos, porque una organización criminal abarcaba tal cantidad de territorio que podía llegar a controlar los precios de la mercancía. No creo que esto haya sucedido con las organizaciones, por muy potentes que sean, que se dedican al hachís en la comarca".

El hachís en el Estrecho lo controlaban hasta hace tres años, básicamente, dos bandas, dos grandes empresas. Una es la conocida como los Castañitas, naturales de la zona, de La Línea, y la otra era la de Abdellah El Haj, nacido en Tánger, conocido como el Messi, que tras entregarse voluntariamente el pasado año prometió salirse del negocio y dedicarse en exclusiva a sus negocios legales. Abdellah el Haj, que eludió la cárcel con una fianza nada estratosférica para sus finanzas, 80.000 euros, sigue siendo hoy un personaje relevante de Algeciras, no se esconde, entre otras cosas porque tiene que presentarse todos los días al juzgado. Su anécdota más célebre es que se trajo a Chris Brown, una de las mayores figuras mundiales de hip hop, para celebrar su cumpleaños en su local de moda, el célebre Shisha Club, en la playa de Getares. A los pocos días de presentarse en el juzgado, ante la indignación policial, cenaba tranquilamente en una marisquería en Palmones. El fiscal jefe de Algeciras, Juan Cisneros, justificaba su decisión: "Se ofreció él, estaba huido en Marruecos y con dos causas pendientes. Ahora una se puede calificar y en la otra señalar juicio. Lo que no podíamos pactar era que se entregara para meterlo en prisión porque no lo hubiera hecho. Él quería que no se le impusieran medidas cautelares y, en cambio, ha pagado fianza, se le ha retirado el pasaporte y tiene que comparecer a diario en el juzgado". El periodista Juan José Téllez, en un interesantísimo artículo en eldiario.es en el que se remonta un par de generaciones para explicar la sociología de la comarca, se atreve a aventurarse sobre tan extraño pacto: "Fue puesto en libertad no se sabe a cambio de qué, aunque hay quien cree percibir en todo ello la alargada sombra del yihadismo".

A partir de estas figuras que han adquirido cierto halo legendario, posiblemente debido a la simplificación que necesita toda trama narrativa, las estructuras se deslizaban hacia abajo en todo tipo de labores necesarias para la distribución de un mercado en el que de un modo u otro hay unas 3.000 familias implicadas. En ellas están los pilotos, los que transportan la droga, los que la guardan, la cantera, que son críos que hacen de puntos, los vigías... Y todo tipo de intendencia.Es un negocio complejo.Pueden parecer muchas personas, pero contando con que desde 2016 se han detenido en la comarca a más de dos mil personas relacionadas con tráfico de droga y se han incautado más de 350.000 kilos podemos hacernos una idea de la magnitud del negocio. Porque nadie duda de que esas magnitudes son sólo una pequeña parte del total. Un 20%, según las estimaciones más optimistas de los mandos policiales.

Sonia Alda, investigadora del Instituto Elcano que ha estudiado los fenómenos de narcotráfico en América Latina, opina en un reciente estudio que "el aumento de la presión policial, con el fin de acumular incautaciones y detenciones, puede ser contraproducente y dificultar el control del tráfico ya que impulsa a las redes criminales a buscar otras rutas o contribuye a la fragmentación del mundo criminal, mediante las detenciones, dificultando el objetivo último, la desarticulación de estas redes". Hoy hablamos de personajes que ya son célebres, Messi y los Castaña, oficialmente fuera de la circulación, pero es seguro que habrá relevos. Porque el hachís sigue pasando.

El incidente que ha sobrecogido esta semana a toda España, con un niño de nueve años muerto por la chulería de un don nadie del mercado de la droga a bordo de una lancha de labores de logística en el contrabando, explica cosas de cómo funciona ese tejido empresarial. El niño, Manuel Mancilla, era hijo de un Pantoja, clan de El Saladillo que estuvo en tiempos en las estructuras superiores del andamiaje del Messi. Lo que temía la policía es que se iniciara una batalla de bandas, aunque esto no era fácil que ocurriera. El soldado raso de un ejército, el de Los Castañitas, había matado al hijo de alguien con galones, un hombre respetado. Cómo se resolverá esto (porque se resolverá) no lo sabremos ni hoy ni mañana. El autor sabe que el tiempo que viva no lo hará tranquilo.

Lo que queda de lo que llamaremos la estructura Messi no tiene ni mucho menos malas relaciones con la estructura Castañita, de hecho, los hermanos Castaña, que se inicaron en el mundo de la delincuencia en el robo al descuido, entraron en este mundo de la mano de Abdellah hasta que se independizaron con su bendición. Como ya narró este medio, Abdellah el Haj acudió la noche de los hechos al tanatorio a presentar sus respetos a la familia del niño, pero también, se interpretó desde la Policía, como un modo de aplacar ánimos. ¿Es eso un cártel? ¿Es un convenio o asociación entre empresas comerciales de producción similar para evitar la competencia y controlar la producción, la venta y los precios de determinadas mercancía? Cuando en la Confederación de Empresarios de Cádiz se apuesta por lograr que nuestras empresas se dimensionen, se hagan más grandes y se intenacionalicen, parece que encuentran en sector de la droga unos aventajados alumnos.

El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, hablaba con grandilocuencia: "Los venceremos". Como frase, muy propia del lenguaje futbolístico que tan bien entienden los narcos, todos ellos apasionados de este juego, no tiene mayor relevancia, pero no va al fondo del asunto. "Es absurdo -explica José Encinas, de la AUGC- que el Gobierno le esté dando vueltas a si lo que ocurrió en la comunión en la que agredieron a nueve compañeros o a ese pobrecillo chaval en Getares tiene o no tiene que ver propiamente con el narcotráfico. Lo que ocurre, y ése es el problema, es que es un comportamiento narco. Enfrentarse a guardias civiles en una comunión o la chulería mortal sucede porque existe una vinculación con ese mundo en el que se actúa con impunidad, se actúa en la creencia de que son los dueños del lugar por que el Estado ha renunciado a serlo. Por eso acosan a las fuerzas de seguridad, por eso, incluso, es posible que haya un menor índice de criminalidad común en la zona". Todo ello serían indicios de que, con todas las distancias, el SUP tampoco exagera cuando recuerda "maneras de comportamiento propias de la Colombia de los años dorados de la cocaína".

Pero esto es hachís. Los hermanos Tejón, Isco y Antonio, ambos de La Línea, el primero muy juerguista y el segundo más cerebral, son los conocidos como los Castañitas. Desde hace tiempo sienten el aliento de la Policía cerca y tienen una orden internacional de detención, lo que les ha hecho exiliarse a Marruecos. Naturalmente, si mucha gente en La Línea sabe que los Castañitas y el Messi movían el cotarro del hachís, los refuerzos enviados desde Madrid para detener la alarma social generada por la escalada de violencia en el Campo de Gibraltar fijaron en su entorno sus focos. El Messi vio que las cosas se ponían feas y decidió buscar una tercera vía, sea ésta la que sea, las sabrá el juez, el fiscal y él. Pero como toda acción tiene reacción, no se sabe qué es lo que fue antes, si la violencia o la presión policial.

Para De la Corte está claro que esta intimidación es un síntoma de que la presión policial les está haciendo daño "y contestan irreflexivamente. Aunque exista corrupción policial, estas bandas no están realmente introducidas en el tejido policial como era el caso de Colombia o México. En ese sentido, tarde o temprano estas figuras acabarán eclipsándose. Esta situación es alarmante, pero también es el ocaso de estas bandas que serán sustituidos por otros capos".

Hasta hace un par de años los Tejón llevaban una vida de lujo sin que nadie les molestara. De vez en cuando se atisbaba su poder con algunas noticias sueltas en prensa. La Policía buscaba conexiones de narcos con policías y con la política. Es decir, estaba buscando ese escalón de cartelización. En octubre de 2016, dentro de la macrooperación contra los Castaña, fue detenido Luis Borjas, policía y candidato de Ciudadanos a la alcaldía de San Roque en 2015. Se le acusaba de haber recibido "sobornos de una banda de narcotraficantes". Él siempre lo negó. El caso está pendiente, pero sus supuestos jefes eran los Tejón. A los Tejón les molestan, ya no se pueden pasear tranquilos por La Línea ni hacer ostentación, tienen cuentas intervenidas, a cerca de treinta personas de su estructura detenidas, entre ellas algunos familiares cercanos y de suma confianza. Un reportaje publicado en El Español, firmado por uno de los periodistas que mejor conocen este negocio, Andros Lozano, les atribuía una fortuna de entre 20 y 30 millones de euros en metálico ocultos en zulos. Cuando la Policía entró en sus domicilios en una redada en 2016 se encontraron billetes hasta debajo de la cuna de un bebé. Todo eso lo han perdido.

En el rotativo del Grupo Joly en el Campo de Gibraltar, Europa Sur, se convive en el día a día con esta situación. Sus periodistas no son paracaidistas, sino que saben qué es lo que se cuece y son los que alertan de que "las cosas han cambiado, no todo es tan fácil de explicar". En un reciente reportaje elaborado por este periódico y publicado en todo el Grupo Joly, Narcos SA, se afirmaba: "En el territorio controlado por Narcos SA es posible comprar las gomas mediante renting y subcontratar la custodia de los alijos. De esa actividad viven de manera directa muchas familias, aunque el temor de las autoridades es que la influencia social del narco aumente de tal forma que haga imposible una marcha atrás y se instale en buena parte de la población la sensación de que, al fin y a la postre, es un mal menor".

La organización encargada por la ONU para analizar el problema de la droga, la Unodc, no hace una sola mención a esta zona en su del 2017. Sin embargo, sí que hace una consideración económica general que puede interesar en una localidad como La Línea. "A corto plazo, la afluencia de dinero obtenido de las drogas puede impulsar la inversión y aumentar el producto interno bruto de los países. Pero sus efectos tienden a ser negativos a largo plazo, en particular cuando el producto de que se trata abarca un porcentaje considerable de la economía total de una comunidad. En ese caso, ese dinero puede inflar los precios de los bienes raíces, crear condiciones de competencia desleal, acentuar la distorsión de la distribución de los ingresos y la riqueza y agravar la corrupción. En ese proceso, las empresas legítimas, que no tienen acceso a fondos ilícitos, pueden verse desbancadas del mercado y es posible que no se hagan nuevas inversiones legítimas". Ésa es la riqueza del hachís en La Línea.

Y ahora las malas noticias. En lo que llevamos de año, en el puerto de Algeciras se han requisado 11.285 kilos de cocaína, casi todos ocultos en contenedores. En todo el año pasado fueron 11.768. Mala cosa. A las fuerzas de seguridad les han llegado datos fiables de que se están instalando laboratorios de tratamiento de la cocaína en Marruecos. También de la presencia en la zona de nombres relacionados con los grandes productores sudamericanos. ¿Por qué no controlar todo el proceso dentro del territorio del segundo consumidor de Europa? En Galicia, en los años 80, no les fue mal. No es necesario recordar que Sito Miñanco, uno de los históricos del narco gallego que no era nadie hasta que conoció a los colombianos, fue detenido hace unos meses en Algeciras. "En estas cosas no suele haber casualidades", explica Luis de la Corte. "Como encima seamos puerto de referencia de la cocaína, entonces todo lo que estamos viviendo nos va a parecer cosa de niños", alertan preocupados desde la AUGC.

La investigadora Sonia Alba cree que Europa cuenta con las herramientas más importantes para combatir el crimen organizado: sólidas instituciones regidas por el imperio de la ley, bajos niveles de corrupción, cuantiosos recursos económicos invertidos en cuerpos de seguridad y tecnología, y políticas de prevención y de salud pública. "Podría concluirse que Europa debería tener resuelto el problema y haber logrado la erradicación o la disminución significativa del narcotráfico. Lejos de eso, lo cierto es que, pese a los años de experiencia, los resultados no se corresponden con la inversión humana y material realizada. No sólo eso, sino que el tráfico de cocaína crece y se consolida".

En una de esas cumbres que no suelen servir para gran cosa, se reunieron el pasado año fiscales antidroga de todo el mundo. El fiscal jefe español, José Ramón Noreña, intervino para decir algo en lo que todos estaban de acuerdo: "El problema de las drogas es mundial, afecta a todos los países y la lucha contra el problema es una responsabilidad común que incluye a los países productores, de tránsito y consumidores". Bonitas palabras. Para Encinas, de la AUGC, que lo vive cada día, "esto no es un problema sólo de España, es un problema de Europa, y no sólo lo tiene que resolver Interior, lo tiene que resolver toda Europa. Solos no podemos".

Una juez advierte que es "el nuevo territorio ETA"

La juez que envió a prisión a los ocho detenidos por agredir a guardias civiles en Algeciras opina que el Campo de Gibraltar es una zona "denostada" por los políticos que ha sido dominada por las mafias de la droga y supone "el nuevo territorio ETA", aunque estos terroristas lo que quieren es dinero. La titular del Juzgado de Instrucción 1 de Algeciras, Belén Barranco Arévalo, argumenta así el envío a prisión de los ocho arrestados por los sucesos del pasado día 12, cuando un grupo de personas que asistía a una comunión agredió a nueve agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR) que estaban fuera de servicio y salían de comer de un restaurante. En el auto de prisión, al que tuvo acceso Efe, la juez argumenta que los detenidos "lo que pretendían en su fuero más interno era convertir la zona donde se celebraba la comunión en su territorio, haciéndola suya en una suerte de ciudad sin ley o más bien haciendo que impere la ley del más fuerte o la ley de la violencia". Asegura que "esto no es ni más ni menos que lo que sucede día sí y día no en este punto del mapa geográfico, el sur del sur de España", y precisa que Campo de Gibraltar es una zona "olvidada y denostada por los responsables políticos que han conformado y siguen conformando los poderes ejecutivos nacional y autonómico", y "ninguneada" de la que "se han adueñado las mafias del narcotráfico junto a todos sus súbditos y acólitos económicos". "Por ello se ha convertido en el Nápoles que imperaba en la era de Falcone, de la Cosa Nostra, se ha convertido en el nuevo territorio ETA", añade.

3 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último