"Hay una raíz de antigitanismo enorme"
Beatriz Carrillo | Presidenta de Fakali y diputada
Activista que lucha contra la brecha que aún separa al Pueblo Gitano del resto de la sociedad
Desde 2019 también combate la discriminación en el Congreso de los Diputados
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En general, ¿cuál es la realidad actual de la mujer gitana?
Aún tenemos mucha distancia con las mujeres no gitanas en cuanto a las aspiraciones de igualdad. Los datos muestran unos indicadores de desempleo altísimos, en educación, en cultura, en vivienda, nos afecta de manera mucho más incisa la desigualdad y la discriminación.
¿De qué situaciones discriminatorias o racistas ha sido víctima recientemente?
Te podría decir ahora que estoy en el ámbito político muchos ataques que me hacen. Una cosa es que lo hagan por razones políticas o por el trabajo que desarrolle, pero muchos se acuerdan precisamente de mi origen étnico.
¿En la esfera política?
En las redes sociales. Bueno, la antigua portavoz de Vox Macarena Olona sí me atacó por ser gitana y se formó allí un gran revuelo. Cuando hacen una crítica en las redes la gente lo que quiere es fomentar un discurso de odio, lógicamente acuden a tu origen étnico para humillarte o deshumanizarte, como en este caso.
¿Cómo se puede resarcir la deuda histórica que la democracia tiene con el pueblo gitano?
Haciendo que se aprueben muchas normativas que reviertan la situación que han tenido históricamente los gitanos. Queda mucho por hacer. En el ámbito en el que me encuentro, es una de las legislaturas en la que me puedo sentir muy orgullosa de haber contribuido a que la causa gitana se haya colocado en la agenda política, en el centro de la política nacional. Eso, en definitiva, es promover políticas y medidas que ayudan a la igualdad, y especialmente a la libertad, y hay que ponerlo encima de la mesa.
¿De qué forma se contribuye a evitar o incluso a acabar con algunos guetos de personas de etnia gitana?
El papel de las asociaciones es el reivindicativo, servir de interlocutores públicos para que los poderes públicos muevan todos los obstáculos que impiden lograr la igualdad de oportunidades. Son las administraciones públicas las que tienen la responsabilidad de erradicar los guetos donde se encuentra un porcentaje importantísimo de pueblo gitano. En una democracia decente los guetos serían inadmisibles y todavía seguimos viéndolos en algunos rincones de nuestro país.
¿Qué utilidad tiene en la práctica la Ley de Igualdad de Trato y contra la Discriminación aprobada el 27 de abril de 2022? ¿Qué ha supuesto para el pueblo gitano y en concreto para las mujeres gitanas?
Principalmente, que hayamos conseguido aprobar una norma que esté publicada, promulgada en el Boletín Oficial del Estado es conseguir muchísimo en muy poco tiempo, a pesar de que esta ley llevaba mucho dando vueltas desde hace más de una década y por motivos electorales se quedaba en el cajón nuevamente. Es un logro porque tiene doble sentido: un enfoque de prevención y también sancionador. No se van a ver inmediatamente los resultados. Quien conoce el mundo jurídico sabe que todas las leyes necesitan un tiempo para que se desarrollen y para que la discriminación no salga gratis, eso es lo más importante. Nos queda una batalla aún más relevante: que las víctimas denuncien. Si no denuncian es muy difícil que podamos revertir también esos indicadores que siguen apuntando que el delito de odio que más ha crecido en nuestro país es el antigitanismo. Por tanto, hay que animar a las víctimas, transmitirles la confianza de las instituciones, de que las denuncias sí sirven, que hay que reparar y resarcir el daño que se provoca cuando se discrimina a las personas.
¿Cuáles son los pasos a seguir en la hoja de ruta del antigitanismo?
Este jueves se aprobó el Pacto de Estado contra el Antigitanismo y por la Inclusión del Pueblo Gitano. Tiene 158 propuestas y medidas para cambiar la inercia en la que nos encontramos. Queda mucho camino por recorrer, por supuesto, pero el informe que se aprueba en Las Cortes abre un camino, un horizonte que ayudará a la base y a la igualdad del pueblo gitano.
¿Qué papel tienen gitanos y gitanas en la Universidad?
Cada día se ve mayor número de gitanos y gitanas en las universidades. Es cierto que no es un dato que podamos conocer con exactitud ya que no podemos tener registros sobre esto, pero lo sabemos porque cada vez hay mayor número de gitanas. Somos una de las generaciones más importantes en cuanto al acceso a la Universidad, pero sin duda hay una brecha de desigualdad horrible, escandalosa en el sistema educativo. Es decir, el 64% de los niños y niñas gitanas no saca la ESO. Es el mayor lastre que puede tener un pueblo, una sociedad. Es mutilar la oportunidad de un futuro de generaciones, un problema que debemos erradicar urgentemente, las instituciones tienen que poner todos los medios posibles para que se solucione lo antes posible.
¿Cuál es la raíz de ese problema?
La discriminación, el antigitanismo. La gente en este país no tiene memoria y me refiero a la España constitucional, no a la de hace un siglo o dos, ni de las 200 leyes antigitanas que han intentado acabar con nuestra cultura y con nuestras vidas. Estoy hablando de la España democrática donde en los años ochenta todavía impedían a muchos niños gitanos que entrasen en los colegios porque las familias se manifestaban en contra de acceso de niños gitanos a las aulas, veían inaccesible compartir pupitre. Hay una raíz de antigitanismo enorme. En la actualidad podría decir que, a pesar de que cada vez hay más conciencia y que las instituciones ponen medios para que podamos seguir trabajando, aún hay una percepción personal de que no hay políticas que realmente vayan a la causa de lo que está ocurriendo Eso es dejar a los gitanos y gitanas y no es una cuestión de los gitanos, es una cuestión de país, de democracia, de perder capital humano cuando no luchamos para acabar con la raíz del problema que está en la educación y, sobre todo, en los guetos, en los barrios en los que se concentra un índice altísimo de población gitana, donde el empleo, la vivienda son factores que influyen muchísimo. El efecto de todo esto es que los gitanos tenemos 15 años menos de esperanza de vida que el resto de la sociedad. Si eres de Jerez, estas cosas te chocarán porque es una ciudad ejemplo para los gitanos y los no gitanos.
¿Es compatible el asociacionismo activo con un cargo político?
Sí. ¿Por qué lo pregunta?
Porque algunas personas dejan sus cargos en determinadas organizaciones cuando se presentan a unas elecciones, bien al considerarlo no compatible o por no poderse dedicar a ello plenamente.
No. En mi caso, tengo una figura de presidencia sin relación laboral ninguna, aunque sí estoy involucrada en el trabajo voluntario. Mi papel es de colaboración, de marcar objetivos, principalmente. De todas formas, el activismo también es política. Muchos diputados y diputadas de la cámara vienen del activismo, algunos lo dejan y otros no lo dejan como es mi caso. Yo tengo capacidad para llevar eso y no dejarme arrastrar por todo lo que te absorbe el Congreso de los Diputados. Es compatible, legal y moral. Otra cosa es que tú no te quieras señalar políticamente porque estás en una asociación.
¿Qué pasó con la marca de calidad gitana?
Fue un proyecto europeo para impulsar a las mujeres gitanas, una marca para promocionar los productos de las gitanas y el empleo de estas mujeres.
¿Cómo ha cambiado Beatriz Carrillo desde entonces sus comienzos y estas iniciativas?
No me veo muy cambiada. Físicamente, sí (risas). En energía y en ganas no he cambiado, sigo igual, con la misma ilusión, de seguir contribuyendo no sólo en la defensa de mi pueblo sino defendiendo una sociedad libre de prejuicios, de estereotipos y donde no exista el odio al diferente. El odio es la misma raíz: se odia al inmigrante, a las mujeres, a las personas LGTBI y al gitano.
¿Hasta dónde se propone llegar profesionalmente?
No lo sé. No es una de las cosas a la que le dé vueltas. He tenido muchas aspiraciones y sueños en la vida, como todo el mundo. Muchas cosas las he visto cumplirse. Vivo el día a día y voy planificando, consiguiendo metas pequeñas que me llenan de satisfacción.
Mujer andaluza, gitana y activista
Beatriz Carrillo de los Reyes (Palma del Río, 1975), compaginó sus estudios con el trabajo en la venta ambulante y la industria de la naranja en su ciudad natal. Diplomada en Trabajo Social, se licenció en Antropología.
En 2001 junto a otras 11 compañeras, fundó la primera Asociación de Mujeres Gitanas Universitarias, Amuradi, de la que es presidenta desde su fundación. También dirige, desde 2003, la Federación de Mujeres Gitanas de Andalucía (fakali), y es miembro del Consejo Estatal del Pueblo Gitano.
En las elecciones generales de abril de 2019 concurrió como número 3 en las listas del PSOE por Sevilla y fue elegida diputada. En septiembre de 2019 se convirtió en la primera mujer gitana nombrada presidenta de una Comisión Legislativa en el Congreso de los Diputados. Al frente de la Secretaría de Movimientos Sociales, Diversidad y Mayores en la Ejecutiva Federal, la diputada por Sevilla se marcó como objetivo la aprobación de la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación, conocida como ‘Ley Zerolo’, aprobada el 27 de abril de 2022.
Este jueves 30 de marzo ha celebrado otra meta: la aprobación del Pacto de Estado contra el Antigitanismo y por la Inclusión del Pueblo Gitano.
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