Litus | Crítica

Duelo por la generación 'Xennial'

Adrián Lastra, Álex García, Belén Cuesta y Quim Gutiérrez en una imagen de 'Litus'.

Adrián Lastra, Álex García, Belén Cuesta y Quim Gutiérrez en una imagen de 'Litus'.

No se molesta esta Litus en disimular su esquema y sus referentes, que pasan antes por Los amigos de Peter de Branagh que por aquella fundacional Reencuentro de Kasdan que descubrió el potencial de la reunión generacional como estructura espacio-temporal para la catarsis sanadora a través de los tipos, las revelaciones y una palabra de esencia teatral más preocupada por lo sentimental que por las ideas.

Se trata ahora de los treintañeros españoles urbanitas y cool y, cómo no, de sus correspondientes modelos de temporada (ahí están Gutiérrez, Cuesta, Lastra, Nieto, García y Fernández en ese siempre peligroso modo naturalista repleto de tartamudeos de escuela de teatro), reunidos en un espacioso apartamento de diseño para expiar sus tics y su mala conciencia y pasar el duelo por la muerte trágica del amigo común, en una operación dramática dilatada que el guion de Marta Buchaca, a la sazón autora de la obra teatral de base, trufa de estudiados elementos de suspense (artificial), entradas, salidas, bromillas y apartes que Dani de la Orden, joven artesano todoterreno sin personalidad a la vista, coreografía con piloto automático, fe ciega en sus intérpretes y mucho acolchado musical en busca de una liberación de emociones prefabricadas que va perdiendo intensidad a medida que se aproxima a su desenlace.