DE LIBROS

¿Cambio climático igual a guerras y desgracias?

  • Damos por hecho que las democracias están protegidas bajo la UE. Pero el libro de Guillermo Altares repasa la historia europea y obliga a no bajar la guardia

El escritor Guillermo Altares.

El escritor Guillermo Altares. / Cristóbal Manuel

Entre la presente entrevista y su publicación, el mundo ha dado otra vuelta de campana. Y para peor. El grado de horror que ha tomado la guerra secular entre israelíes y palestinos asombra hasta en foros de Think Tank. El libro del periodista Guillermo Altares (Madrid, 1968) repasa los vaivenes de la democracia en Europa. En estas estábamos, leyendo y sacando conclusiones provechosas de Los silencios de la libertad (Tusquets). Pero es verdad que ver las imágenes de lo que acontece en Israel hacen que el homo videns de Sartori se imponga al homo legens.

Israel no es Europa, pero sí se halla en la antesala europea. Es el único país democrático de Oriente Medio y estuvo al borde de una guerra civil por la deriva del gobierno de Netanyahu. Nunca debemos dar por hecho, ni en la UE ni en Israel, que la democracia está a salvo. "El libro no pretende ser pesimista. Pero sí está escrito desde un pensamiento que se cierne como una amenaza: hay que cuidar las libertades, no podemos darlas nunca por garantizadas. Ni siquiera en la UE".

Altares pone como ejemplo a Polonia. Un país que ejerce, junto con Hungría, como forúnculo de Bruselas. "A primeros de octubre salieron a la calle un millón de personas en Varsovia contra el gobierno ultra que está recortando derechos y libertades. En España, Vox forma parte del mismo espectro ideológico que Ley y Justicia en Polonia y ya gobierna en comunidades autónomas y ayuntamientos".

Los silencios de la libertad, tras el estupendo ensayo Una lección olvidada, recorre el vasto friso de la historia europea. Un capítulo refiere la no muy conocida carnicería ocurrida en la región francesa de la Vendée en plena Revolución (1793-1794). Un levantamiento católico y monárquico que ha avivado el relato de la batalla cultural en Francia: izquierda vs. derecha. La película Vencer o morir recuerda este episodio. "En Francia la historia es un campo de batalla como ocurre en España. El ultraderechista Éric Zemmour fracasó en las elecciones presidenciales. Pero introdujo debates como que el gobierno colaboracionista de Vichy salvó a muchos judíos de la deportación en la Segunda Guerra Mundial. El caso histórico de la Vendée es complicado, como lo es el Terror revolucionario. De la Revolución francesa nacen los principios de libertad, igualdad y fraternidad, los derechos del hombre y del ciudadano, pero a la vez se impusieron en medio de una violencia brutal. La Vendée fue una matanza espeluznante, incluso para los estándares de la época".

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro. / D. S.

El antisemitismo europeo permea todo el libro del autor. En Alemania la xenófoba AdF amenaza con ser el partido más votado. "Inquieta sin duda. La policía desactivó hace un año un golpe de Estado que parecía de opereta, pero que no dejaba de ser un plan para hacerse violentamente con el poder. El auge de la ultraderecha alemana es muy preocupante. Alemania es la primera economía del euro y un país esencial en la UE".

Ponemos ahora la memoria en modo anaquel. Hay hechos que nos suenan viejunos. No debería ser así. La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) fue tal vez la peor calamidad que haya sufrido Europa. ¿Por qué la hemos olvidado? "Es un conflicto poco conocido. Steven Pinker lo considera el más mortífero de la historia europea, peor incluso que la Segunda Guerra Mundial. Al menos acabó con la Paz de Westfalia, que sentó las bases del futuro multilateralismo. Los Estados debían negociar a través de la diplomacia y los súbditos no tenían por qué compartir la religión de su rey. En Westfalia se encuentran los fundamentos de lo que sería la UE".

Ni siquiera la democracia estuvo a salvo en su cuna, la Grecia de Pericles (de ahí la dictadura de los Cuatrocientos y la de los Trescientos). ¿Es imposible una involución democrática en la UE? "Difícil, pero no imposible. ¿Alguien cree que si gana Trump las elecciones sobrevivirá la democracia americana o, por lo menos, no resultará dañada en su línea de flotación? La democracia exige vigilancia constante. El peligro de involución existe".

La polarización en Estados Unidos. El riesgo de guerra civil en Israel antes del giro que ha tomado la guerra contra Hamas. El problema irresuelto de Kosovo para la UE. ¿Hay riesgo de guerras civiles en lugares impensables? "Diría que me parece imposible. Pero también parecía imposible que Rusia invadiese Ucrania a gran escala. Como curiosidad, el cambio climático se está acelerando y todos los periodos en los que se ha producido una transformación rápida y brutal del clima han traído grandes conflictos”. Interesante e inquietante, sin duda. "Sí, escuché un podcast de The New York Times donde una científica climática explicaba que al producirse la Pequeña Edad de Hielo se desarrollaron también las guerras de religión. Se había dado cuenta de que las brujas de Macbeth siempre estaban relacionadas con el mal tiempo. En las grandes cazas de brujas europeas muchas mujeres fueron quemadas por arruinar cosechas, traer tormentas, granizo… Cuando el clima deja de ser previsible, como ocurre ahora, siempre se han producido turbulencias y desgracias".

El nacionalismo no afloja. España lo sufre. Decía Josep Pla que el nacionalismo es como un pedo: sólo le gusta a quien se lo tira. ¿No es hoy el nacionalismo una anomalía democrática en la UE? "Respondo como hace Stefan Zweig en El mundo de ayer: Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el error, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea". De añadido, dice Altares que lo peculiar del caso español es que se reconocen como tales el nacionalismo catalán y vasco, pero el español no. "Me gustaría saber por qué".

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