"Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas, uno se pregunta:¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran" (Andre Gide).

La cita del Nobel francés resume el espíritu que, desde hace más de una década, impulsa el fenómeno global Bookcrossing, la práctica de liberar libros en zonas públicas para que sean otros lectores los que recojan esos volúmenes y continuar con una cadena que llega hasta hoy. El invento surgió en Estados Unidos: en 2001, Ron Hornbaker, un informático cansado de acumular libros en su estantería, pensó en diseñar una web inspirada en las páginas Where's George?.com -que sigue el recorrido de los billetes de dólar-, y PhotoTag.org, que sigue la pista de cámaras desechables que se dejan perdidas por doquier. De este modo, ideó una plataforma para que los lectores de todo el mundo pudieran intercambiarse libros con el único coste de registrar gratuitamente cada obra con un código en la página para poder seguir su periplo. La página se ha convertido hoy en uno de los club de lectura más populares de la red y cuenta con más de 112.000 usuarios en todo el mundo.

Aunque en España el movimiento Bookcrossing cuenta con una amplia comunidad -es el quinto país con más actividad y anualmente se organizan encuentros en diferentes ciudades para compartir experiencias y liberar nuevos libros-, el sevillano Juan Corona se ha propuesto dar una nueva vuelta de tuerca al clásico intercambio tal y como lo conocemos por esta página de internet.

La web Libroscompartidos.com, que Corona puso en marcha el pasado marzo tras reciclar su experiencia en el (decaído) sector inmobiliario, "surge de ver que a veces, a través de las prácticas habituales de bookcrossing, los libros caían en manos de gente que no hacía el registro necesario o que se los quedaba sin más cuando los encontraba", comenta este emprendedor sobre la falta de conocimiento o la simple pillería que han dado al traste, en muchas ocasiones, con la buena voluntad de los usuarios-lectores.

Para realizar un control exhaustivo del destino de cada libro y para garantizar el intercambio entre los miembros de la plataforma, la web da la posibilidad de compartir obras con miembros de España sin necesidad de salir de casa a través de lo que podría calificarse de trueque libresco en el marco digital: el proceso es ofrecer un libro y solicitar otro que interese. En este caso, y a diferencia del gratis total de Bookcrossing clásico, quien recibe debe pagar los 4,50 euros derivados del envío por mensajero de la obra solicitada, una cantidad "ridícula", apunta el responsable de la web, "si se tiene en cuenta que no sólo se intercambian libros de narrativa o ensayo, sino manuales de carreras universitarias, libros de texto y ejemplares antiguos", y constituye una magnífica vía para encontrar títulos descatalogados.

Aun en fase embrionaria, el proyecto cuenta con unos 200 usuarios y más de 450 títulos disponibles, una cifra que, confía Corona, "se irá incrementando" para aspirar a convertirse en una librería de fondo digital. "A veces, no queremos tener ciertos libros en casa pero nos interesan otros" y este es, de hecho, el objetivo de esta web, que para garantizar la trasparencia y calidad de los libros que se intercambian, solicita a los usuarios que valoren, en su historial, el estado de conservación y rapidez en la recepción de la obra. "Para garantizar que no haya quien se lucre con este método, hemos creado un sistema de créditos a través del que se contabilizan los libros ofrecidos", explica. Así, cada usuario tiene la posibilidad de "ceder" sus créditos a organizaciones o fundaciones interesadas en recibir volúmenes para crear bibliotecas públicas o con fines sociales. Es, al fin, un modo de que libros y personas se encuentren.