Si algo caracteriza a Aíto García Reneses es su carácter innovador, el no dejar nada por sentado, el sorprender con su pizarra. El técnico parece reacio a lo establecido. Su prolongada trayectoria en los banquillos ha dado muchas muestras de ello y en el Cajasol no está dispuesto a cambiar su filosofía.

El madrileño, que estuvo ayer almorzando con el presidente de la entidad, Juan Carlos Ollero, y con el director general, Leo Chaves, tras un viaje relámpago de dos días -además de estar presente en los reconocimientos médicos-, tiene en mente un plan alternativo si no llegase el deseado y buscado base que acompañe en las funciones de director de juego a Satoransky.

Después de que se truncara la llegada de Llompart, la de Heurtel, que no cuenta para Dusko Ivanovic en el Caja Laboral, sigue siendo complicada. Además, clubes como el Gran Canaria ya han preguntado a la entidad presidida por Josean Querajeta por la situación del francés. Y es que los canarios sólo cuentan con Tomás Bellas como base, pese a que el canterano Óscar Alvarado puede tener minutos tras pasarse el año pasado jugando con el UB La Palma en la LEB Oro. La venta de Sitapha Savane al Joventut en el día de ayer podría haber inyectado el dinero suficiente a los isleños para ir a por todas con el base, que no quiere pasarse la temporada como mero espectador en el banquillo del Iradier Arena.

Así las cosas, Aíto vería con buenos ojos la llegada de otro dos-tres tirador (ya se firmó a John Holland con esas características), en lugar del uno-dos por el que se venía rastreando el mercado. No sería la primera vez que el preparador sorprende con sus revolucionarios esquemas. En el Joventut, durante su segunda etapa (2003-2008), alternaba a Pau Ribas y Ricky Rubio en el puesto de uno, incluso Rudy Fernández actuó como base en alguna que otra ocasión, cuando contaba también con Marcelinho Huertas.

Un par de temporadas antes, en el curso de consagración en la Liga ACB de Pau Gasol, Aíto utilizó a la superestrella de Los Angeles Lakers en esporádicas ocasiones como repartidor de juego desde el poste alto, dando galones a un jugador de 2,15 de estatura y nada más que 19 años.

Por tanto, en el hipotético caso que el Cajasol se decidiese por renunciar al base para hacerse con los servicios de un escolta-alero, jugadores como Tepic o Sastre adquirirían un rol más importante, si cabe, en el equipo. Para el balcánico no sería algo novedoso, ya que ha actuado en dicha posición con Serbia y en sus dos años en Grecia con el Panathinaikos. Mientras, para el balear sería un nuevo reto después de hacerse un nombre como alero tras dos años en Sevilla marcados por las lesiones.