INCENDIO
Tres personas heridas por inhalar humo en un incendio en su casa en Morón de la Frontera

Asir las riendas sin presión en el mejor escaparate

El algamiteño, afincado en Dinamarca desde hace varios años, aterrizará en Brasil junto a 'Lorenzo', caballo con el que en apenas seis meses ha forjado una conexión única y especial

Asir las riendas sin presión en el mejor escaparate
Macarena Lozano Sevilla

30 de julio 2016 - 05:02

Quien viva en Europa tiene dos opciones para viajar a Río de Janeiro: subirse a un barco si está sobrado de días y a prueba de mareos, o coger un avión y pasar por alto las turbulencias. En fin, nada original si se compara con la elección de Severo Jurado, que cruzará el Atlántico a caballo.

De acuerdo: no lo hará de forma literal, aunque por el duro trabajo que pesa sobre la espalda del jinete sevillano y sobre el lomo de Lorenzo, su majestuoso corcel, poco falta para que esta singular afirmación sea cierta.

En cualquier caso, para Severo, natural de Algámitas y afincado en Dinamarca, no hay mejor compañero de viaje que Lorenzo, un semental de diez años que llegó el pasado enero a las cuadras de Helgstrand Dressage y no tardó en llamar la atención de su ahora dueño, convencido del potencial que atesoraba aun cuando nadie confiaba en su valía para competir en la élite de la doma clásica.

"Llevo varios años trabajando en Dinamarca y siempre me ocurre lo mismo: entreno durante meses con un gran caballo, juntos damos el máximo, su valor se incrementa y un comprador se lo lleva. Y vuelta a empezar. Pero esta vez me dije que eso no volvería a pasar, que apostaría por un caballo con el que me viera capaz de ganar", explica Jurado.

Y entonces, ya fuera por avatares del destino o simple casualidad, apareció Lorenzo. "Los dueños querían venderlo pronto, pero yo los convencí, al igual que a la persona para la que trabajo, de que podía conseguir que se revalorizara compitiendo e incluso hacerlo olímpico. Pensaban que exageraba, que me había ilusionado sin motivo, así que les ofrecí un trato: si conseguía que Lorenzo obtuviese buenos resultados, yo adquiriría una parte de su propiedad y entre todos formaríamos un proyecto para ir a los Juegos. Y allá vamos", resume con orgullo el joven.

Seis meses han necesitado hombre y animal para formar un tándem que causó sensación en el campeonato de España que se disputó en junio en Oliva Nova (Valencia) y que robó sonoros aplausos al público que acudió a principios de este mes al prestigioso Gran Prix CHIO Aachen (Alemania). Y eso que el apartado técnico no era el punto fuerte de Lorenzo.

"Puede no llamar la atención en un primer momento, pero cual sale a competir, emociona. Es imposible no mirarlo. Y no lo pienso sólo yo, también mucha gente que entiende de esto y que me ha llegado a decir que por la forma de moverse que tiene, por su personalidad, pone la piel de gallina". Si bien la descripción anterior, por salir de boca del jinete, pudiera parecer un tanto desorbitada, Severo insiste en la maestría del ejemplar, con el que guarda un gran parecido: "En mis inicios yo tampoco destacaba por la técnica, pero a base de trabajo y de amar este deporte he llegado a donde estoy ahora".

Los comienzos a los que alude el sevillano se remontan a casi una década atrás, cuando se despidió de su querida Algámitas y de sus comprensivos progenitores para ingresar en la Real Maestranza de Ronda. Aquella fue la primera y más determinante etapa de su trayectoria deportiva, que no la más lejana, pues después emigró a Alemania y más tarde a Dinamarca en busca de unas oportunidades que de ninguna manera encontraría en España.

Un nuevo viaje, en esta ocasión a tierras brasileñas, aguarda a los protagonistas de esta historia, aunque sólo uno de ellos tiene voz para esbozar cuáles son sus aspiraciones. "Sé que unos Juegos despiertan más atención y hacen elevar las expectativas, pero en el mundo de la hípica, sinceramente, no se viven con la misma intensidad que en otros deportes. No es que los jinetes no les demos importancia, es que valoramos más las opiniones de los que entienden, de los entrenadores y los criadores. Ese tipo de público lo encuentras en las pruebas del circuito internacional, pero no en unos Juegos. Así que, pase lo que pase, y dejando a un lado los fallos que pueda cometer, llegaré tranquilo a Brasil porque nadie me podrá quitar el respeto y el reconocimiento que he cosechado en los últimos años".

Así de sincero se expresa Jurado, quien sin restar valor a la cita olímpica no esconde que los elogios que escuchó en Aachen lo enorgullecen más que los que pueda recibir en Río. Pese a ello, confía en que su actuación encandile a jueces y aficionados, consciente del incomparable escaparate en que se torna cualquier actuación que lleve por bandera los cinco anillos.

De lo que no está tan seguro es de cómo se desarrollará su estancia debido a la complicada situación que atraviesa Brasil: "He oído de todo y más malo que bueno. El país no está bien y no es agradable trasladar a mi familia hasta allí. Nosotros estamos en una Villa, en cierto modo aislados y en nuestro mundo, pero, ¿quién puede garantizar que a los acompañantes no les va a pasar nada?"

"Y eso sólo en cuanto a la seguridad y la delincuencia en las calles -continúa el jinete-, porque lo de las infraestructuras es otra historia. Hace un par de semanas me dijeron que muchas cosas están por acabar, aunque imagino que harán lo que sea, hasta contratar a empresas extranjeras, con tal de que las instalaciones estén terminadas en su fecha, porque de no lograrlo la imagen que darían sería muy mala".

La tríada de cuestiones extradeportivas que empañan la esperada cita olímpica tiene en el virus del Zika su tercer vértice, si bien sobre éste Severo alberga escasos temores. "Por lo que sé, es peligroso para las embarazadas y para las personas de cierta edad. Y creo que yo no entro en ninguno de esos grupos de riesgo", apunta con humor.

Ajeno por completo a estas vicisitudes trota Lorenzo, que en poco tiempo se ha convertido en la horma perfecta de Severo. Tanto es así que, a juicio de éste último, entre ambos media una conexión difícil de explicar para quien ase las riendas y más aún de entender para quien nunca ha tenido la suerte de verse en dicha tesitura.

"Montar a caballo es relativamente fácil. Hasta competir a cierto nivel. Pero llegar a lo más alto, a la élite, es diferente, y sólo se consigue si tanto el jinete como el animal se compenetran casi a la perfección. Puedes ser muy buen deportista, pero sin el caballo adecuado no llegarás lejos; o puedes disponer del mejor semental y no estar a su altura. Hombre y caballo son igual de importantes en la doma clásica", detalla Jurado.

Por suerte para el algamiteño, ninguno de los supuestos anteriores es su caso. "Entre Lorenzo y yo hay armonía. Estábamos hechos para encontrarnos y gracias a Dios o a lo que sea que exista fue posible", reitera con emoción Severo, a quien embarga la pasión que siente por la doma clásica, a la que ha consagrado su vida y sus prioridades y por la que sacrificó y sacrifica mucho más de lo que imaginaba en sus inicios.

Hacer las maletas rumbo al extranjero, separarse de la familia y los amigos, habituarse a otros estilos de vida y aprender alemán fue el elevado precio a pagar que aceptó el sevillano. Nada que no hayan hecho miles de españoles antes y que otros muchos se vean abocados a hacer en el futuro. No obstante, resulta cuanto menos sorprendente que esa lista de obligaciones cumplidas lleve la firma de un joven que en su niñez ni siquiera se imaginaba saliendo del pueblo al que tanto añora.

Los sacrificios del pasado son los frutos de este jinete de origen humilde que nunca pierde la ocasión de agradecer a sus padres todo lo que hicieron por él -"sin su apoyo y su comprensión no sería quien soy"- y que cuenta los días que restan para hacer realidad su debut olímpico.

Y casi con la misma impaciencia echa la vista al calendario para recordarse que sus merecidas vacaciones están a la vuelta de la esquina. "Las voy disfrutar como un buen andaluz", avisa. O lo que es lo mismo: "Con mi cervecita, mis tapitas y mi siesta. El pack completo. Y si hace calor, mejor". Anhelos mundanos para quien se codeará en Río con los mejores jinetes y caballos del mundo, y que desea echar de menos al suyo convencido de que, una vez más, su silenciosa y constante dedicación fue gratificada.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último