Baptistao y una espera obligada

El Betis tiene necesidades que todos conocen. La principal demanda es la llegada de un delantero de forma inminente para solucionar carencias y despertar unos ánimos muy tocados. El club ha puesto sus miras en un antiguo deseo como Leo Baptistao, pero se ha topado con más trampas de las esperadas, aunque quizás éstas sean sólo el aviso de lo que acontecerá en este mercado invernal en el que son escasas las oportunidades ofrecidas.

El cuadro bético no duda en ofrecer todo lo que está en su abanico de posibilidades, pero no sólo debe convencer al futbolista, sino también a su club y luchar ante las circunstancias. Uno de los grandes frenos parece centrarse en la presencia del Rayo Vallecano en las negociaciones. El cuadro madrileño, en el que jugaba el futbolista brasileño la pasada temporada, tiene una opción preferencial a la hora de optar a llevarse cedido al jugador. La lógica apunta a que no podrá competir contra la oferta económica bética, pero en cualquier caso atrasará la posible operación si en la antesala las partes logran un acuerdo económico.

Baptistao centra la dirección de operaciones del club bético en este inicio del parón navideño. El Atlético, mientras, recibe la oportunidad analizando todos sus resquicios. Con Diego Costa, Villa y Adrián en liza, cualquier lesión acarrearía un problema serio ante la posible ausencia de Baptistao. Con las miras puestas en pelear las tres competiciones, el cuadro de Diego Simeone no pondrá facilidades para la salida de cualquiera de sus futbolistas, sobre todo cuando cumple la garantía de poder reemplazar a alguna de las piezas titulares en cualquier momento.

Convencer al futbolista es otra realidad más cercana. El jugador quiere más minutos y es consciente de que, salvo lesiones, no saltará a la titularidad a excepción de algunas citas coperas de menor transcendencia.

El resultado de las negociaciones invita a la espera temporal, la misma que pretende evitar el Betis para que su técnico tenga el máximo de armas posibles en la reanudación del campeonato liguero ante el Valladolid. Pero también refleja lo que espera al club verdiblanco en cada uno de sus intentos por mejorar su plantilla de forma improvisada.

Si reforzarse en verano era una tarea difícil, más lo será en este periodo invernal, aunque los resultados puedan terminar contradiciendo lo que la lógica no duda en certificar.

Y el Betis sabe por experiencia propia que jugar a la lotería no es una opción en este momento. Por ello, las miras se centran en futbolistas que pueden aumentar mucho el nivel actual pese a que el esfuerzo pueda suponer otras consecuencias. La pasada campaña, Pabón terminó siendo providencial merced a un rendimiento notable, al tiempo que Molins apenas resultó ser una aportación ni testimonial.

El mercado, por su parte, no ofrece garantías sin riesgo. La secretaría técnica visualiza opciones como la de Ibrahima Toure, llegando a la conclusión de que el riesgo es mayor del necesario. El senegalés, con buen cartel gracias a una esplendorosa primera vuelta la pasada campaña en la segunda división francesa con el Mónaco, juega actualmente en los Emiratos Árabes sin haberse reencontrado nunca con aquel nivel de juego que sorprendió. No haber jugado nunca en una liga de primer nivel frena mucho su condición de garantía.

La búsqueda de refuerzos en el resto de posiciones se encuentra en dependencia de que el mayor desembolso se produzca con la llegada del delantero. El club ha sondeado la opción de hacerse con los servicios de Kameni, aunque parece más una opción para la próxima campaña que para el presente. La medular, mientras, de la que se cayó Xavi Torres, está en manos de Juan Carlos Garrido, que dirige la búsqueda a un perfil muy concreto.