CD Utrera: un ascenso con un padre en Lebrija

Tercera RFEF

Francisco Cordero, aquel juvenil de melena rubia que se llevó el Barcelona en 1999, ha llevado al equipo del San Juan Bosco a Segunda RFEF como un auténtico cohete

Histórico y ansiado ascenso del Utrera (3-1)

Francisco Cordero, Rubio, técnico del CD Utrera.
Francisco Cordero, Rubio, técnico del CD Utrera. / Erasmo Fenoy
J. Alba

25 de mayo 2022 - 21:05

Dos técnicos puede decirse que han dado la sorpresa en la temporada andaluza. Germán Crespo, quien cogió casi por accidente al Córdoba tras entrenar al filial y se ha salido de la tabla en el grupo 4 de Segunda RFEF, y Francisco Cordero, Rubio, al que le cayó en las manos el proyecto del Utrera y lo convirtió en un equipo que fue desde el comienzo como un cohete al ascenso.

El ascenso del CD Utrera a Segunda RFEF, la categoría heredera de la Segunda División B tras la última restructuración de la Federación, ha supuesto un golpe en la mesa por parte de un entrenador casi desconocido, Francisco Cordero Sánchez (4-1-79, Lebrija), que en su primer reto de altura ha logrado el objetivo de forma airosa y puede decirse que contundente. Además, justo en la temporada en la que la fórmula del play off se complicó con una eliminatoria más de carácter interterritorial, el Utrera logró el ansiado objetivo por el que llevaba peleando varias temporadas con un proyecto liderado al menos tres campañas por Jesús Galván, técnico elegido por la directiva que preside Antonio Camino y la dirección deportiva que se encabeza Israel Gascón.

Aquel delantero de pelo largo y rubio del Sevilla que el FC Barcelona se llevó tras brillar en el juvenil nervionense a cambio de 50 millones de pesetas (hoy se los lleva gratis), hermano de aquel Cordero (Miguel Ángel), fino centrocampista del Sevilla Atlético y que jugó en el AEK de Atenas, entre otros, no llegó a hacer carrera como futbolista. Al menos la que se esperaba con su salto a La Masía. Del Barcelona cayó en el abismo de un Granada en Tercera División, con impagos y encierros de la plantilla en Los Cármenes. De ahí, Atlético Sanluqueño y Antoniano, casi el mismo camino, a la inversa, que en su carrera como entrenador.

En los banquillos se inició en juveniles, entre Lebrija y Sanlúcar de Barrameda. En El Palmar entrenó a los blanquiverdes en División de Honor y al filial en Primera Andaluza, antes de dar el salto al senior del Antoniano, al que ascendió a Tercera División como campeón de División de Honor y al que dirigió tres temporadas. En la última, la del diabólico invento del grupo X dividido en dos subgrupos territoriales y los tres play off con puntos acumulables, Rubio logró salvar al Antoniano y meterlo en el grupo intermedio salvándolo con cierta solvencia en un año difícil.

Ello lo llevó a ser la apuesta para el nuevo proyecto del Utrera, además el del nuevo estadio San Juan Bosco y un nuevo intento de lograr el ascenso. Hubo quien dudó de la idoneidad de la elección, pero desde el primer momento el equipo de la Campiña bajo su dirección impuso un ritmo frenético en el grupo X y fue el único capaz de seguir la estela del Recreativo de Huelva, el Real Madrid de la categoría.

Con 20 triunfos, 7 empates y sólo 5 derrotas, el Utrera le sacó cinco puntos al tercer clasificado y encabezó la nómina de play off tras el ascenso directo del Recre. Y en la fase de ascenso superó al Gerena (2-1), al Ciudad de Lucena (1-1) haciendo valer su mejor clasificación pese a jugar toda la prórroga con uno menos por la expulsión de Chapi, y por último, al Atlético Tordesillas, al que doblegó en la prórroga (3-1) también jugando en inferioridad casi una hora por la expulsión de Álvaro Moro.

Mezcla de jóvenes y veteranos

Tras la fiesta, el proyecto empezará de cero en una categoría nueva y difícil como la Segunda RFEF, pero en el San Juan Bosco Rubio se ha ganado el respeto. Con un juego dinámico, muy vertical y tremendamente práctico, el Utrera ha sido una de las referencias del fútbol andaluz esta temporada. Con una mezcla de de jugadores jóvenes (Moro, Contreras, Diego García, Trabazo...), con veteranos como Ayala, Cachana, Álex del Río, Chapi o Rubén Cruz), ha formado un grupo que le ha ofrecido una excelente respuesta y que ha hecho historia en Utrera, donde no había fútbol de Segunda B desde la temporada 95-96.

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