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Dar con la tecla sin abrir los ojos

  • La reafirmación en contra de la corriente general de anclar el sistema defensivo en un solo hombre sigue llevando al Sevilla al borde del abismo. Sin Gameiro, el modelo deja de funcionar.

La imagen de Unai Emery ayer celebrando el gol de Rakitic se asemejó mucho a como lo hizo Caparrós cierta noche ante el Panathinaikos, lo que le llevó a tener que cumplir una sanción de la UEFA. Pero en juego no habían las mismas cosas y quizá esa alegría desbordada del entrenador vasco escondía mucho más que el festejo de sumar dos puntos que se le iban al Sevilla del Sánchez-Pizjuán ante el Almería.

Puede esconder desde una reafirmación de sus principios pese al sentido de la corriente claramente en contra o puede esconder que en realidad empezaba a ver amenazado su crédito. El caso es que fue una explosión de liberación tras un pésimo partido ante el colista, un equipo del que es gratis ensalzar sus virtudes, pero que llegaba -y se fue- sin conocer el triunfo en la Liga BBVA.

Y todo por partir de planteamientos que, como mínimo, se prestan a debate, con una filosofía demasiado despreocupada hacia su sistema defensivo, sólo sostenido por un hombre (Iborra) y dos centrales a los que les pilla en pleno rompeolas. Y con una propuesta enfermiza de querer sacar -o complicar- el balón desde atrás con la obsesión de que éste llegue a Rakitic para que se anude la capa, vuele y rescate al equipo, los puntos y el crédito del entrenador. El suizo-croata salió otra vez como héroe de cómic con un gol en el tiempo de prolongación, pero este equipo, mientras Emery da o no con la tecla, vive demasiado al borde del precipicio y se permite el lujo de que estén en el campo 90 minutos futbolistas con una aportación nula, como ayer Rabello.

Defensa

Es el gran hándicap de este proyecto. Con dos laterales tan ofensivos a los que además se les pide que lleguen al banderín de córner y siendo Rakitic uno de los pivotes de cierre, el Sevilla es incapaz de controlar y cerrar un resultado favorable como el que se encontró cuando Gameiro agradeció el regalo del rival en el minuto 6. Iborra tuvo que agrandar su figura para cubrir muchísimos metros, pero es materialmente imposible mantener la compostura en un equipo en el que de diez jugadores de campo, atacan siete y defienden tres.

Ataque

Todo fiado a la magia en la posesión y el pase de Rakitic y a las galopadas de tres mediapuntas que conducen en exceso y que tienen poca presencia física. En la primera parte el plan funcionó porque Gameiro provoca muchos cambios de posición entre las piezas de la defensa rival, pero faltó acierto; y en la segunda mitad, ya con las urgencias y sin el francés, al Sevilla se le nubló la vista. Otro asunto es la vía elegida para la salida del balón. Si el destinatario es Rakitic, hay una carencia grande en el mensajero que debe llevárselo. La defensa se mete en líos y la única solución es que el suizo-croata baje a por él, pero con muchos metros entonces para llevarlo arriba.

Virtudes

La fe hasta el final y el esfuerzo en una semana difícil.

Talón de Aquiles

Decisiones que se pueden poner en duda desde el banquillo, tanto en el estilo de juego como en la elección de las piezas, ora en el inicio, ora en el desarrollo.

Uno por uno

Beto Tuvo que meter las manos un par de veces para evitar la derrota. Esos pases en vertical con el pie...

 

Figueiras El rival pobló las alas y entró menos que el jueves. Defendió más, pero más arriba.

 

Fazio Volvía y cumplió, aunque con algún sustillo.

 

Pareja La movilidad y el juego al límite de Rodri era una dura prueba. Una falta de coordinación con Alberto Moreno pudo costar otro gol.

 

Alberto Moreno No brilló como otras veces arriba y tampoco tuvo ayuda en Rabello.  

 

Iborra Gran partido. Acudiendo a todos los fuegos y teniendo tiempo hasta de intimidar con disparos. El cambio sorprendió, aunque al parecer lo pidió él.

 

Rakitic Es el héroe del cómic. Surgió de manera providencial para dejar los puntos en casa. 

 

Jairo Mezcla jugadas de ensueño con acciones infantiles, pero está claro que tiene algo distinto: chispa.

 

Marko Marin Apareció cuando menos se esperaba de él y cuando recibía pitos. Y por la banda.

 

Rabello Salvando un remate al larguero, nulo por completo.

 

Gameiro Abre las líneas, mueve a los centrales, está rápido, tiene gol... 

 

Bacca Estático y superado.

 

Cristóforo Puso control y robo.


Trochowski Metió ritmo.

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