La etiqueta que suelen llevar algunos entrenadores no se corresponde, a veces, con sus ideales futbolísticos, y esto es lo que está pasando con Unai Emery.

El estilo ofensivo que ha implantado en el Sevilla, desde la pretemporada, choca con esa imagen que muchos aficionados tenían del preparador de Fuenterrabía, al que consideraban un técnico defensivo cuya principal idea era crear un bloque sólido, en el que el fútbol ofensivo estaba en un segundo plano. Sin embargo, Emery ya demostró en Almería su gusto por el juego alegre, y logró ascender al conjunto rojiblanco, lo que provocó que el Valencia se fijara en él. Allí, siempre consiguió los objetivo que la entidad de Mestalla le propuso, pero su estilo nunca agradó a la afición, que le criticó el hecho de no tener un once equilibrado, si no excesivamente ofensivo.

Por eso, Emery tuvo que trabajar más el aspecto defensivo y el hecho de formar un bloque con pocas fisuras, en el que Albelda era el gran referente. Eso explica que muchos seguidores del conjunto nervionense, después de ver a un Valencia reservón, en el Ramón Sánchez-Pizjuán, con el actual preparador del Sevilla en el banquillo valencianista, cataloguen a Emery de una manera que no se corresponde con la manera y la forma que éste tiene de entender el fútbol.

En el Valencia, Emery también usó el 1-4-2-3-1 que ha implantado en su Sevilla y que tantas críticas está provocando, al igual que en su día ocurrió en la capital del Turia, al formar un equipo sin equilibrio. De hecho, el sector más crítico del valencianismo le achaca a su ex entrenador que mientras más competitiva era la plantilla que tenía en sus manos, peor rendimiento le sacaba. Por eso, el debate en el Sevilla está abierto. ¿Está el entrenador a la altura del plantel o éste no es tan bueno como se pensaba? De momento, José María del Nido ya ha expresado, públicamente, que "Emery está igual o por encima de la plantilla", algo que da pie a una interpretación positiva de apoyo al técnico o negativa, en el sentido de que tiene que lograr que el Sevilla funcione y siga mejorando sus guarismos en Liga para que su futuro no se vea afectado.

También en Moscú, Emery vivió una situación similar a cuando estuvo en Valencia y, ahora, en Sevilla, con los mismos problemas, por lo que al final fue destituido de su puesto como entrenador del Spartak.

Tras llegar al Sevilla ocupando el puesto de Míchel, Emery dejó al equipo noveno, clasificado para la Liga Europa y con buenos mimbres para conformar un equipo que no notara las salidas de jugadores muy importantes en los últimos años, como Jesús Navas, Negredo y Medel. Así, ya en los amistosos de pretemporada se vio cómo Emery apostaba por un 4-2-3-1, con Rakitic en el doble pivote, sacado de su posición natural por la llegada de Marko Marin. Por entonces, ya se veía que en Liga podrían ocurrir los problemas que están sucediendo, con un equipo partido en dos. Esto se repitió en el encuentro ante el Almería, en el que Rakitic demostró que tiene tanta calidad que no dudó en descolgarse al ataque cada vez que tenía ocasión, como quedó reflejado en el tanto que le dio la victoria al Sevilla. El suizo demostró fe en el balón que recuperó Marin para incorporarse al ataque y culminar la jugada del internacional alemán. La forma en la que Emery celebró el gol reflejó el alivio del entrenador del equipo de Nervión, que ya en el banquillo notaba el enfado de una afición enfurecida por el juego que estaba desarrollando su equipo ante el colista de Primera División.

Ahora, de cara el siguiente encuentro frente al Valladolid en Pucela, Emery recuperará efectivos y tendrá más opciones a la hora de poder confeccionar un once en el que la duda está en saber si seguirá apostando por el doble pivote, con Rakitic como organizador; o le dará más libertad al capitán sevillista, como sucedió en el partido disputado en Anoeta.