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Emoción desbocada... y derbi

  • El vibrante triunfo del Sevilla, con Rakitic, Reyes y Negredo tirando de veras, minimiza su esfuerzo antes de ir a Heliópolis Tres meses después, Perotti

Los corazones en la boca, Nervión en un adecuado punto de ebullición, el saludo final del equipo hacia la afición, la despedida con cánticos hacia el eterno rival, el rabioso abrazo final entre Beto y Negredo... Todo eso provocó el gol logrado por los sevillistas en el minuto 86 de un partido loco, un encuentro que seguirá justificando que se transmitan por televisión partidos los lunes a las diez de la noche. El Sevilla vibró e hizo vibrar a los suyos ante el corajudo y pegajoso Athletic de Marcelo Bielsa y afrontará la cita del viernes en perfecto estado de revista, con el subidón de moral que supone ganar a pesar de haber sufrido una injusta expulsión -otra vez Mateu Lahoz y su dispar criterio a la hora de aplicar el reglamento- y de haber temido que todo el esfuerzo volcado en 96 minutos de locura pasara la negativa factura de que se escaparan uno o los tres puntos antes de rendir visita a Heliópolis. El gol de Negredo, con una celebración también condicionada por la emoción y los pulsos desbocados, tiene un tremendo valor por todo ello.

Los espectadores se preguntaban ya en el descanso si era posible continuar con el tremebundo ritmo que impusieron Sevilla y Athletic, en un continuo efecto de acción y reacción que puso en vilo el apretado resultado. Primero mostró el Sevilla su temeraria intención con una salida en tromba, la presión arriba en un constante desajuste, sin medir jamás una carrera. Piso el acelerador sin mirar por el retrovisor el Sevilla. Y a eso respondió el Athletic peleando cada balón como si fuera una final y no la trigésima jornada de Liga, como si ambos se jugaran la vida en la última fecha del calendario. El romántico duelo dejó secuelas que podrían haberse agrandado de no mediar la extraordinaria jugada con que Perotti, clave con su visión después de casi tres meses ausente, Reyes y Negredo decantaron el hermoso choque.

El 2-1 final resta importancia a la expulsión, y consiguiente baja por sanción, de Fernando Navarro, e incluso deja a un lado que Fazio tuviera que abandonar el partido tocado. Los dos centrales titulares no pudieron terminar el partido, pero esta circunstancia pierde trascendencia si al final se canta con fuerza un triunfo que mantiene las esperanzas europeas y que, sobre todo, refuerza la moral para el gran partido del viernes y equilibra el esfuerzo.

Tres días tiene Emery para evaluar desperfectos después del brutal choque. Pero en esa evaluación también cuenta el compromiso de tres jugadores que tiraron del carro ante la ausencia de Jesús Navas, sin medir jamás sus fuerzas, sin pensar en el derbi: Reyes, Rakitic y Negredo. El utrerano le dio al vallecano más de un pase de gol y éste se tomó a mal el runrún después de marrar una clarísima ocasión en la que optó por la vaselina. Su celebración en la grada de Gol Sur así lo evidenció. "Me lo guardo para mí", dijo cuando fue preguntado por su gesto. Lo que no se está guardando son los goles: ya lleva 17 en la Liga, 23 si se suman los 6 de Copa. Negredo, capitán del equipo y primer artillero nacional, está hablando en el campo y eso es lo que esperan sus aficionados... Y lo que teme el eterno rival. Negredo está, también Reyes y Rakitic, ha vuelto Perotti y vuelve Jesús Navas. Llega el derbi.

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