Muñiz pone la espuela (3-0)
Valencia - Betis · la crónica
El Betis continúa con su maldición en Mestalla en un partido en el que jugó 75 minutos con diez tras un penalti inexistente. Los de Mel acaban goleados tras merecer el empate.
Cuando un equipo pierde por 3-0 suena a excusa señalar al árbitro, pero cuando el mismo responde al nombre de Muñiz Fernández, cualquiera que merodee el mundo del fútbol esbozaría una sonrisa y apuntaría una más en la alargada sombra del asturiano, uno de esos colegiados que le quita prestigio a su gremio. Muñiz, más conocido por su peculiar apariencia, señaló un penalti inexistente de Amaya sobre Soldado -que significó el 1-0- y expulsó al central bético cuando apenas habían transcurrido 14 minutos de partido. Si no quedó conforme con lo perpetrado en esa jugada, el asturiano, después de que el Betis se levantara y dispusiera de las mejores ocasiones para empatar, obvió un claro agarrón de Mathieu cuando Rubén Castro se plantó solo ante Diego Alves. El colegiado acertó en aplicar la ley de la ventaja, pero tras la parada del brasileño en el mano a mano debió expulsar al ayer central francés, que incluso ya acumulaba una amonestación.
Cualquier esperanza verdiblanca quedó zanjada en esas dos acciones que decidieron el partido, por más que el cuadro valencianista acabara goleando en los cinco últimos minutos, cuando los de Mel ya se habían dejado todas sus energías sobre el césped de Mestalla, ese campo que parece maldito para los intereses béticos. Más de 27 años sin ganar en el feudo valencianista parecen demasiados, sobre todo tras la puesta en escena ayer del Betis, propia de un equipo que acudía a una cita que lo podía impulsar en su carrera hacia Europa.
No le tembló el pulso a Mel para colocar sobre Mestalla a cuatro delanteros sobre el césped, por más que Pabón y Campbell partiesen desde las bandas. El plan del preparador verdiblanco pasaba por una presión tan adelantada como la que surtió efecto en Anoeta y el Betis salió a escena dispuesto a convertirse en protagonista.
La película pretendida por Mel cambió de guión demasiado rápido. Una pérdida en el centro del campo entre Cañas y Beñat acabó en un balón a la espalda de Amaya y éste derribó en su carrera a Soldado, con la percepción en las imágenes de que el pie del central bético se encontraba fuera del área en el momento del contacto. Muñiz Fernández, el mismo que tanta indignación generó en la capital del Turia en la eliminatoria copera ante el Real Madrid, no dudó en señalar los once metros y, lo que incluso causó más daño, expulsó a Amaya.
Con el consiguiente gol de Soldado, Mel reconstruyó su puzle e introdujo a Paulao por el mermado Campbell. El Betis perdía de esa manera un elemento decisivo para enlazar el ataque, pero con el paso de los minutos los verdiblancos empezaron a sentirse cómodos ante un Valencia que dominó el balón pero que tampoco inquietó en exceso a Adrián.
E incluso los de Mel se pudieron marchar a la caseta con un mejor botín en un par de acciones en los instantes finales del primer tiempo. En la primera, Rubén Castro cazó un balón suelto en el área tras pase de Pabón, pero Joao Pereira se interpuso en un disparo que llevaba camino a la portería. La segunda, una falta al borde del área que Beñat ejecutó con potencia, pero centímetros por encima del larguero de Diego Alves.
A la salida de vestuarios, el dominio bético se acentuó y ya en el primer minuto de nuevo Beñat disparó desde la frontal para casi arañar el larguero de Diego Alves. Dos minutos después llegaría la acción de Mathieu sobre Rubén Castro, quien incluso remató ante el meta brasileño pese a haber quedado desequilibrado por el agarrón del francés. No se vino abajo el equipo verdiblanco pese a la inferioridad, aunque con el paso de los minutos y el previsible desgaste, las ocasiones escasearon y sólo surgieron ya de movimientos individuales.
Si el Betis ya aparecía muy cansado, el golpe final llegó en una acción desafortunada, después de que Paulao desviase hacia su portería un centro de Canales. Con el 2-0 a falta de cinco minutos, los de Mel, que había incluido previamente en el césped a Igiebor en un último intento de otorgar fuerza al centro del campo, bajaron los brazos a la espera del pitido final, algo que se produjo justo después de que Jonas anotase el definitivo tercer gol valencianista.
Como ya le ocurriera en La Rosaleda ante otro rival directo por una competición europea, una pronta expulsión acabó con las ilusiones béticas de romper esa maldición de Mestalla, aunque ayer los de Mel sí se hicieron acreedores a al menos un punto. Pero Muñiz...
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