Premio a la reacción (1-1)

Celta de vigo-betis

Rubén Castro iguala el gol inicial de Álex López, que había adelantado a un Celta que fue mejor en el primer tiempo. Emana se lesiona en una acción que pudo suponer la remontada bética

Los jugadores del Betis hacen piña tras el gol de Rubén Castro. / LOF
Los jugadores del Betis hacen piña tras el gol de Rubén Castro. / LOF
Samuel Silva / Vigo / Enviado Especial

07 de noviembre 2010 - 16:20

Decían los números que se enfrentaban los dos mejores equipos de la categoría y el encuentro respondió al guión previsto. El Betis, como también le ocurriera la pasada temporada, llegó tarde al juego, lo que le pudo costar una derrota ante un buen rival. Y es que el Celta salió con una marcha más y en apenas cinco minutos ya pudo estrenar el marcador por medio de De Lucas. Pero si algo caracteriza a este Betis de Pepe Mel es que para derrotarlo hay que liquidarlo sin contemplaciones, algo que el equipo vigués no realizó mientras fue superior. Tras la reanudación, y con los cambios efectuados por el técnico madrileño, el Betis ofreció su mejor versión, esa misma que coloca a Rubén Castro como mejor artillero para lograr el empate. E incluso el premio debió ser mayor si Jorge Molina, previo error de Emana que le costó marcharse lesionado, no errara cuando Balaídos ya lamentaba el gol.

Como apuntaba Mel, el Celta es otro cuando se despliega en Balaídos. Al compás que ordena Trashorras, que ahora se ayuda en De Lucas, el equipo celeste trata con gusto el balón, algo impropio en la categoría. Pero, a diferencia del Rayo Vallecano la semana pasada, el Betis sí sufrió en defensa. Y es que los constantes movimientos de David Rodríguez y De Lucas desorientaron ese entramado defensivo que tan bien venía funcionando. En apenas cinco minutos, el equipo vigués dispuso de dos claras ocasiones de gol, en lo que sería un aviso de lo que esperaba al Betis, pese a que atisbara una reacción con otra oportunidad de Emana, que al igual que hiciera instantes antes De Lucas, cruzó demasiado solo ante el meta rival. Pero era un espejismo. No se sentía cómodo el equipo bético ante un rival que lo trató como un igual, que le presionó muy arriba y que hacía daño con el balón en sus pies.

El gol llegó en el momento menos esperado y también con polémica. Si antes la grada de Balaídos se enervó por unas manos, sin intención, de Miguel Lopes, Hugo Mallo se ayudó del brazo para, ante la indecisión de Momo, penetrar por el costado derecho y centrar atrás, donde Álex López, esta vez, no perdonó. El gol hacía justicia al mayor ímpetu local y el Betis, sin borrarse del partido, sí parecía incómodo con lo que sucedía en el césped.

Mel no paraba de gesticular en la banda y a la media hora ya tenía a Israel y Jorge Molina calentando en sus proximidades. El trivote que se exhibió en Salamanca se vio superado por el empuje de Bustos, el Iriney del Celta, y, sobre todo, por la calidad de Trashorras. Con su velocidad de crucero, el mediapunta atesora una calidad muy por encima de la media de la categoría y ni el coraje de Iriney fue capaz de contenerlo. Pero la gasolina céltica está limitada. Cuando el propio Trashorras y De Lucas bajaron el ritmo, el Betis empezó a entrar en el partido. El doble cambio de Mel, que colocó tras el descanso a los dos jugadores que tenía calentando, provocó que el Betis ganase metros. Con toda la pólvora sobre el césped, el empate se comenzó a intuir. Pero, cosas del fútbol, el gol de Rubén Castro, que siempre acude a su cita con esa suerte, llegó justo después de que Trashorras rematase al poste. Del posible 2-0 se pasó al empate y el Betis empezó a mandar en el encuentro.

Salva Sevilla, colocado de manijero con los cambios, hizo suyo el balón; Israel, con la voluntad de siempre, percutió por las bandas; y Jorge Molina hacía de referencia arriba. Y la victoria apareció, precisamente, en los pies del alicantino, que erró fuera cuando el gol parecía lo más sencillo. Incluso Emana falló previamente en la misma jugada, lo que le costó marcharse lesionado. Minutos después sería el asistente quien privase a Molina de sacarse la espina, al señalar un fuera de juego cuando el delantero se plantaba solo ante Falcón.

El Betis encontró justo premio a la reacción. Tanto el Celta como el equipo bético demostraron que, ahora mismo, realizan el mejor fútbol de la categoría. Combinaciones, juego al espacio y ocasiones de gol se metieron en la coctelera para disfrute del espectador. El Betis llegó tarde, sí, pero este equipo de Mel no desfallece nunca e incluso estuvo a punto de rematar la faena.

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