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Publicidad gratis para los operadores televisivos

  • El Sevilla, otrora sólido y áspero, se vuelve un equipo que garantiza un recital, positivo y negativo, para el espectador neutral Tras Anoeta, Mönchengladbach, Riazor..., El Madrigal

Anda la LFP buscando fórmulas para competir con la Premier League en su lucha por aumentar los ingresos televisivos y el Sevilla espera como agua de mayo el nuevo decreto que regule un reparto más equitativo. Y no harían mal la Liga y el club nervionense en unir fuerzas en pro de esa causa común. Bastaría con que este equipo otrora áspero y desagradable, sólido tácticamente, se ofreciera como ejemplo de la espectacularidad de la Liga española. Al Sevilla podrían nombrarlo el equipo más espectacular de febrero y marzo, un reclamo publicitario para los operadores televisivos como garantía de goles, ocasiones, penaltis, tiros al palo... Ahí queda la idea.

El fútbol en la tele es muy distinto al fútbol en el estadio. Tanto en el relajado confort del hogar como en el ajetreo ruidoso del bar, el espectador medio no suele atender a análisis tácticos, disposiciones defensivas, transiciones defensa-ataque o viceversa, ni ocupación de espacios. El espectador medio centra su mirada en el televisor cuando hay un acercamiento al área, una jugada distinta, un paradón, un tiro al poste, un gol... Y en esto se ha vuelto especialista el Sevilla de Emery, cuyo cartel de entrenador conservador está desvencijado, lleno de mohína y medio descolgado de una alcayata oxidada.

El entrenador sevillista no lo puede decir en voz alta. Se limita a insinuar que quedan muchos aspectos que mejorar. Evidentemente se refiere a la capacidad de cerrar los partidos, de frenar esa sangría goleadora que lo viene asaeteando desde un lejano 11 de enero, casi dos meses ya, último día en que su equipo no encajó goles a domicilio. Desde aquel partido en Almería, perfecto desde el punto de vista táctico, con una espesa y aburridísima primera mitad y una segunda algo más vivaz en busca de la victoria, el Sevilla ha ido derivando hacia una realidad que odian los técnicos de fútbol, una ruleta rusa que lo mismo regala el mejor partido a domicilio en ataque, como hizo en Anoeta, que casi mata de un infarto a sus seguidores por su pertinaz costumbre de acularse y defender a base de acumular piezas por delante de su portero, como en el Borussia Park. En San Sebastián perdió, en Alemania ganó y en Riazor volvió a ganar pese a encajar otro puñadito de goles y conceder múltiples llegadas, balón al larguero y parada de mérito de Sergio Rico incluidos. En las últimas tres salidas, 9 goles en contra. ¿Qué pasará en El Madrigal?

El Sevilla se juega su futuro europeo y con él media temporada este jueves. Y enfrente está un Villarreal que, a buen seguro, tendrá la mirilla de sus goleadores, en especial un Vietto en estado de gracia, mucho más afinada que los del Deportivo. El 2-3 fue el paradigma perfecto: Aleix Vidal no cerró en la derecha y propició la permisividad de Diogo y Kolodziejczak. En general, el sistema defensivo ofreció un recital de yerros, cesiones cortas o defectuosas, saques precipitados de faltas (como la de Krychowiak en el penalti de Pareja), despistes en las marcas... El 50% del dúo Carriço-Pareja no sostiene el sistema.

Como contraste, al contraataque ofreció otro recital de llegadas, triangulaciones, superioridades mal leídas, manos a manos mal resueltos... Y cuatro goles que pudieron ser seis, siete... Con Vitolo como perfecto regidor de la contra. Con su clase, su poderosa zancada y su exquisita y fría clase en el área, el canario mantiene el brío ganador del equipo y aviva su cartel de seleccionable. Y de paso agranda el reclamo publicitario del Sevilla. Que siga el espectáculo.

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