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La UEFA investigará por qué había 6.000 butacas vacías en la final

  • Un portavoz del máximo organismo europeo de fútbol no se explica que las entradas vendidas no fueran utilizadas por sus compradores.

Ser el hermano pequeño nunca fue fácil. Pero si encima el mayor es más guapo, más fuerte, más glamouroso, más famoso, más rico y más querido, la vida se complica todavía más.

La larga brecha que hay entre la Liga Europa y la Liga de Campeones quedó el miércoles al desnudo: había casi 6.000 asientos sin ocupar en la final de la segunda competición del fútbol europeo a pesar de que todas las entradas estaban vendidas. "Habrá una investigación las próximas semanas para entender por qué las entradas vendidas no se utilizaron", señaló a la agencia un portavoz de la UEFA.

El Sevilla y el Benfica jugaron una emocionante final delante de 33.120 espectadores en un Juventus Stadium con capacidad para 39.000. "Ellos (la UEFA) habrán visto lo que ha pasado. Imagino que buscarán otra fórmula. ¿Entradas? Que me lo cuenten a mí lo de las entradas", dijo irónicamente el director deportivo del Sevilla, Monchi, cuando se le preguntó por las butacas vacías. El club de Nervión agotó todas las entradas que le entregó la UEFA y muchos hinchas sevillistas no pudieron viajar a Turín para ver la tercera corona en la UEFA de su equipo. "Sevillistas en Sevilla sin entrada... y 5.000 asientos vacíos en Turín", escribió la cuenta de Twitter @DatosSFC, de aficionados del Sevilla, antes de apuntar a la UEFA como responsable.  "La UEFA es una vergüenza", se quejó otro hincha en Twitter. "¿Grandeza?", se preguntaba un portugués.

Desde la tribuna presidencial, donde estaba el máximo responsable de la UEFA, el ex futbolista francés Michel Platini, acompañado de numerosas autoridades deportivas y políticas, se veía un lateral con miles de butacas sin ocupar. La capacidad oficial del Juventus Stadium es de 41.000 asientos, pero por medidas de seguridad la UEFA la redujo a 39.000 para la final del segundo torneo continental. Del total de las entradas, cuyos precios iban de 150 a 45 euros, 27.500 estaban reservadas para los aficionados y 11.500 para la organización y patrocinadores. Cada equipo finalista recibió 9.000 entradas, mientras que 9.500 se pusieron a la venta para el público en general.

 La Juventus de Turín, equipo dueño del estadio, se convirtió en el gran favorito de la competición cuando quedó eliminada en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Y se estima que del cupo para el público en general la mayoría de las entradas fueron adquiridos por hinchas bianconeri que decidieron no asistir a la final una vez que vieron cómo su club se despedía en las semifinales contra el Benfica.

La Copa de la UEFA sucedió en 1972 a la Copa de Ferias, competición creada en 1955 -dos semanas después de que naciera la Copa de Europa- para equipos representativos de ciudades europeas que acogiesen ferias de muestra con asiduidad. La UEFA quiso dar recientemente un nuevo impulso a la hermana pequeña de la Champions y a partir de la temporada 2009/10 cambió el sistema de competición y fue rebautizada como Liga Europa. "El nuevo formato proporciona un ímpetu fresco", señaló la UEFA en junio de 2011.

Sin embargo, la imagen del miércoles de las gradas dejó en evidencia que la Liga Europa necesita todavía más frescura para achicar unas diferencias abismales con su hermano mayor, una Champions que cada temporada goza de mayor salud y que llenará dentro de dos semanas los 65.000 asientos del estadio Da Luz de Lisboa, escenario de la gran final entre Real Madrid y Atlético de Madrid.

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