Betis Baloncesto - Tizona Burgos

¡Qué espanto, qué empeño en perder por parte del Betis Baloncesto! (84-85)

  • Los verdiblancos tuvieron el triunfo en sus manos en diferentes ocasiones, pero su último cuarto contra el Tizona Burgos fue digno de una galería de los horrores

  • El debut de Savignani en el banquillo no arregló nada de momento, una derrota más y ya van seis de siete

Bruno Savignani les da instrucciones a sus jugadores en uno de los tiempos muertos.

Bruno Savignani les da instrucciones a sus jugadores en uno de los tiempos muertos. / Betis Baloncesto

Diferente desarrollo, idéntico final. El Betis Baloncesto, con Javi Carrasco o con Bruno Savignani, se empeña en perder y perder, lo que demuestra que los males del equipo tal vez no estén en el banquillo y sí en la confección de una plantilla incapacitada para conseguir una victoria ni siquiera cuando ya la tienen en el bolsillo. Los verdiblancos hicieron lo posible y lo imposible por cederle el triunfo al Tizona Burgos de Diego Ocampo y, claro, con tanto empeño al final lo consiguieron.

Los cinco últimos minutos fueron dignos de la galería de los esperpentos, tuvieron absolutamente de todo. Empezando por el final, por los segundos que acabaron de decidir esta nueva derrota, hay que resaltar un campo atrás de Rogic por fallar en el bote y regalarle de esta manera el balón a los castellanos, pero también una asistencia de Domenech a Jacobo Díaz cuando había recuperado el balón y trataba de evitar que se fuera por la línea de fondo. Se la dio literalmente en bandeja al rival. También el tiro que tuvo Eddy Polanco en la última posesión.

Pero se puede seguir rebobinando el vídeo en la galería de los horrores. Los supuestamente mejores tiradores de libres de este Betis Baloncesto, básicamente Eddy Polanco, aunque también Barnes, siempre erraban uno de los dos intentos, con lo que eso suponía con un marcador tan ajustado. Barnes, además, añadía otra pérdida grosera en los botes, pues, aunque parezca increíble, se trata de un base, norteamericano además, que tiene problemas para botar el balón en este deporte.

Más para atrás, una falta técnica pitada a Rogic por simular una caída que podría ser premiada en una escuela de teatro. En realidad, ni eso, porque no pudo ser más burda y descarada. Cuando ya se había separado del rival, de Jofresa concretamente, y había dado un paso hacia su canasta se dejó caer como si lo hubiera alcanzado un proyectil. Los árbitros, seguramente, ni se lo acabarían de creer, como nadie, vaya. Fue tan evidente que era obligado sancionar la técnica.

Se continúa con el rebobinado y aparecen un par de bandejas tanto de Romero como de Barnes que fueron increíbles que no acabaran en canasta. En una categoría que es profesional, por muy precario que sea todo en este baloncesto de LEB Oro, que los dos hombres que juegan como extracomunitarios comentan esos errores propios de los infantiles no se sabe qué calificativo puede tener.

Puede argumentar el director deportivo, Armando Guerrero, que la culpa será de Javi Carrasco por haber entrenado antes de que llegara el brasileño Bruno Savignani, pero se puede asegurar que el relato de todo lo anterior ni siquiera es exagerado e hiperbólico, fueron acciones que se fueron produciendo y seguro que quedan en el olvido muchas más, porque todo era un verdadero pavor para un Betis Baloncesto que sintió un miedo a ganar brutal.

Y eso que el arranque del partido esta vez sí había dado pie a la esperanza, entre otras cosas porque Domenech sí colaboró en la faceta reboteadora y porque, paradójicamente, quienes partieron de suplentes fueron capaces de romper el partido, en teoría claro, con una ventaja que llegó a doblar al Tizona Burgos en el marcador en el 32-16 nada más arrancar el segundo cuarto.

Todo se desarrollaba en esa fase con un juego aceptable al menos, con un Betis Baloncesto que defendía decentemente y que era capaz de mantener la ventaja, que incluso metía un canastón sobre la bocina del descanso en un triple de Barner para llegar a los 50 puntos en un tiempo. No estaba mal, 50-39.

Pero era un espejismo incluso con 60-52 ya en el tercer cuarto, restaba por llegar esa galería de los horrores que provocó que todo se igualara y que incluso los burgaleses se pusieran por delante en varias ocasiones, tampoco muchas, cierto es. El Betis Baloncesto llegó a colocarse 84-78 a pesar de esos tiros libres que regalaban sus jugadores por no anotar jamás los dos lanzamientos. Pero daba igual, ahí llegó de nuevo el pánico y ni siquiera con un espectacular tapón de Domenech a Vilà sirvió para ganar. El Betis Baloncesto estaba empeñado en perder y perdió, lógicamente perdió. ¡Qué espanto, qué manera de regalar un partido!

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