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Cuando la distancia no es el olvido

  • El espíritu de Puerta de 32.000 hinchas gana a los mil kilómetros y el insomnio

Por la Rambla de las Flores suenan palmas por sevillanas. "Del polvo del camino ya tengo la boca seca...". Son peregrinos del Sevilla, tocados por la popular réplica de la mascota de José María del Nido. Desde el martes empezaron a salir las carretas en Sevilla y su provincia camino del Rocío. Desde el martes por la noche empezaron a salir los 172 autobuses y el Talgo que trasladaron a unos 10.000 hinchas. Son la infantería de un ejército de casi 35.000.

No es como en 2007 en cuanto a número, cuando fueron a Madrid 80.000. Pero tiene incluso más mérito. El doble de mérito en kilómetros. Era ya la una de la tarde y aún impresionaba la interminable hilera de autobuses entrando en la Plaza de Bederrida. El 102, el 104, el 148... y a pesar del larguísimo trayecto, los cánticos resonaban en ellos. "Cantaremos todos unidos, alzaremos fuerte la voz...", se oía en uno de los vehículos. "Aquí están, aquí están, los hinchas del Sánchez-Pizjuán", replicaban en otro mientras iban buscando emplazamiento.

El larguísimo trayecto no había hecho mella en el ánimo. "Lo mejor que tiene el Sevilla es su afición, quien pensara que no responderíamos en masa tendría que ver esto", resalta Francisco Javier Jiménez, que ya estuvo en la final de 2007. Salió de Sevilla el martes a la una de la tarde y llegó a Barcelona a las diez de la noche. Durmió en casa de su tía. Adolfo y sus dos primos, Arturo y Javier, salieron también el martes por la tarde pero hicieron noche en Valencia. Una paliza, pero bastante más llevadera que la de otros que se tragaron los dos mil y pico kilómetros sin hacer noche en ningún sitio. Otros viajaron en Talgo toda la noche. Van llegando también los del AVE Diagonal arriba. "Voy a hacerle una foto al Camp Nou con la bandera del Sevilla", decía Roberto, ataviado con la camiseta de la final y el nombre de Puerta, dorsal 16. "Si estamos aquí, es sobre todo por él, ¿no?".

Macarena y Alfonso Paniagua vienen desde la calle Feria, en coche. Han calcado el camino que han realizado otros coches: Ciudad Real, Valencia, Tarragona, Barcelona… Antes de atravesar Despeñaperros recogieron a dos amigos en El Rubio. Taxi rural con parada la Diagonal. Son Manolo Chía y su sobrino Jesús Montes Chía. "Hemos hecho unos 1.200 kilómetros y estamos sin dormir todavía". Los relevos a Manolo, chófer titular, son claves. A Jesús no le importa no haber dormido ni poder hacerlo tampoco tras el partido. "Quien mucho duerme poco vive", avisa, antes de señalar donde termina su peregrinar: "Voy a ver Triana en el Quema el jueves, y el viernes, la Macarena".

Antonio Blanco es médico de familia en San José de la Rinconada. Conoce a los Paniagua de parar por la bodega Camacho (léase Mariano), en el Pumarejo, y es uno de los privilegiados del AVE. "La cola en Viajes Halcón también tenía mérito, y luego la cola para recoger los billetes. Ahí hay mérito también. A ver si nos vamos enterando", dice con el deje guasón de San Julián. Quiere hacer un inciso. "Esta no es la Copa del Rey, es la Copa de Antonio Puerta".

Antonio Blanco hace otro paréntesis. "Yo coloboro en la radio del club, los martes de siete a ocho de la tarde, recomiendo su audición". El Sevilla es salud, se llama el programa. Algunos insomnes no opinan lo mismo.

De San Lorenzo llega un grupo que apostó y ganó. Reservaron billetes en Vueling desde Málaga una hora antes del Liverpool-Atlético, para los días 13 y 19 de mayo. "Nos costó 80 euros más dos euros del bloqueo de reserva. Después del partido, los mismos billetes ya costaban 200 euros", relata Antonio Troyano, experto en finales. Junto a José Antonio Fernández, Juan Borrero y otros tres amigos salieron hacia Málaga en coche a las cinco de la mañana, a las 11 ya estaban en El Prat. "Queremos hacer una mención a Pepe Bautista, que tenía el billete pagado y no ha podido venir porque se cayó en la bañera". Parece que sí, que el Sevilla es salud.

Los más valientes, junto a los del Talgo, son los de los 172 autobuses. Uno llega desde El Viso. José Antonio Alcántara lleva el cartel. "El Viso del Alcor, con el Sevilla F.C.", reza. "Me he perdido de mis colegas, pero seguro que están pidiendo cerveza. Por algo somos del Alcol". Es carnicero visueño. "Entre la panadería y la carnicería estamos acostumbrados a vivir de noche. También ayuda la carne mechá y la tortilla de papas de mi madre, con cebollita". Del Nido aparece. Deja de haber disparidad de cánticos y suenan un sólo eco, como en Nervión, minuto 16. "Antonio Puerta, lololololó, Antonio Puerta". A 1.005 kilómetros de aquí se levanta su figura. Bronce eterno.

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