Real sociedad | sevilla · MARCAJE AL HOMBRE

Cómo esconderse sin pretenderlo

  • El protagonismo de Romaric se apaga en la medida en que sus carencias lo condenan a desaparecer de los choques · Sus funciones son asimiladas por otros pese a mejorar con la ausencia de presión rival.

No se puede jugar a domicilio con un centro del campo roto. Tampoco con piezas que condicionan en exceso el trabajo de un equipo que buscó en Romaric a su eje sin encontrarlo en ningún instante del duelo ante la Real Sociedad.

Romaric inició su visita a Anoeta sin ubicación coherente. Miraba a Renato a un lado y a Kanoute en el que, a priori, debía ser su lugar de paso. Pero ni es un extremo con deseo de esconderse ni un delantero al que no le llegan balones. Su intrascendencia es más grave, más aún cuando no activa la presión de su equipo ni participa con un rol protagonista en la labor de destrucción.

Con el paso de los minutos, el costamarfileño fue mirando al flanco izquierdo para tratar de encontrar más escenarios disponibles desde los que crear. Pero Kanoute ya había adoptado ese papel y él seguía recibiendo poco y entregando poco. Cuando recibe con espacios, mira al horizonte buscando pases complicados con los que poder demostrar que su lanzamiento en largo es una de sus mejores virtudes. El problema surge cuando no logra encontrar agujeros y sus pelotas acaban en el rival de forma irremisible.

Elustondo y Diego Rivas avanzaron a su antojo ante el pesado trote del medio centro procedente del Le Mans. Aun con Renato cubriendo su espalda, se mostró inactivo en su búsqueda de protagonismo creativo. Sólo la Real notaba en el primer tiempo la presencia del costamarfileño, y lo hacía multiplicando su presencia en la zona de medios mientras Kanoute se veía obligado a asumir, como siempre, roles que no deben ser de su propiedad.

El descanso llegó a buena hora para Romaric. Había que solucionar demasiado para que encontrara su sitio. No estaba Zokora a su lado para corregir sus carencias físicas, aunque Kanoute relevaba su misión de toque tapando debilidades que son imposibles de esconder. No hay dudas sobre su mejora cuando son dos medios los que acompañan a Romaric en la línea media, pero no sirve de excusa en el hecho de desaparecer y tener tan poca presencia cuando carece de dos acompañantes.

La segunda parte presentó otro escenario para Romaric. Encontró más espacios para tocar con fluidez, sin la presión que en el primer tiempo apagaba sus movimientos. La salida del terreno de juego de Renato no modificó en exceso sus tareas; seguían siendo otros los que asumían roles que debían ser suyos, aunque cierto es que aseguró más el pase.

La pausa de Kanoute, que se retrasó aún más para respaldar a Romaric por delante de la defensa, dio más confianza a éste, que ya con 2-3 hizo un trabajo aceptable por delante de la zaga, yendo a por los rechaces para evitar las segundas jugadas de la Real y desahogando el juego. Por ahí salvó la papeleta.

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