Liga bbva

Las fuerzas no dan para más (0-0)

  • El Sevilla acepta el cero a cero inicial contra el Villarreal. Los locales acusan los esfuerzos y el calor.

Las baterías del Sevilla no dan para más. El equipo de Unai Emery, siempre ambicioso, dio por bueno el empate contra el Villarreal en un partido en el que se comprobó que la acumulación de esfuerzos desde agosto ya comienza a pesar de manera evidente en las piernas de Rakitic, M'Bia y compañía. Fue un quiero y no puedo por parte de una tropa que intentaba buscar al rival, pero que sucumbía ante la imposibilidad de cambiar de ritmo y meterle una marcha más al juego. En esto, también, hay que tener en cuenta la trascendencia del fuerte calor a esa hora de la tarde en el césped de Nervión.

Que el calor afecta a los dos equipos por igual y que incluso debe acusarlo más quien no está acostumbrado a padecerlo tanto, por supuesto que sí, pero nadie debe obviar el maratón de partidos que se han metido todos los sevillistas en el cuerpo en los últimos meses. Las clasificaciones para una ronda detrás de otra en la Liga Europa conllevan esfuerzos acumulados y tal vez el cuerpo de muchos de los que defiende tan bien la camiseta blanca de este Sevilla haya dicho basta.

Personificando en el último ídolo de la afición de este Sevilla, M'Bia, no había más que ver el rostro del camerunés para entender que no podía más, que estaba más allá del límite incluso. Ya era un hecho palpable semejante circunstancia en el descanso del encuentro camino de los vestuarios, pero todo se iría agudizando conforme M'Bia sumaba más carreras en el segundo periodo.

Emery trató de refrescar al equipo con la presencia de Javi Varas, Alberto Moreno, Jairo, Marko Marin y Gameiro. Cuatro jugadores de campo y el guardameta que no estuvieron de salida contra el Valencia, lo justo para intentar que el ritmo se acercara al menos al que pudiera ponerle el Villarreal al encuentro. Pero a la hora de la verdad estaba claro que los visitantes estarían mucho más frescos, aunque también acabaron igual de tiesos por el calor.

Con semejante once y, sobre todo, con Rakitic en la posición de medio centro junto a M'Bia, el Sevilla apostó por tener la máxima posesión de balón posible. Era una forma de protección incluso antes que una vía de ataque, pero, una vez más, se pudo comprobar el principal error de Emery cuando sitúa a su estrella en el doble pivote. El vasco, cabe suponer, debe pensar que el equipo es más ofensivo de esa manera, que tiene mayor salida del balón, pero el fútbol es contundente a la hora de demostrarle que no es así. El Sevilla, con Rakitic detrás, se hace más previsible, infinitamente más lento en la circulación del balón y los rivales tienen muchos menos problemas para defenderlo.

Cierto que esta vez existe el eximente del cansancio y de la falta de frescura del resto de sus compañeros, pero situar a Rakitic ahí es perder una de las salidas más difíciles de defender para los adversarios. Marko Marin trataba de realizar la misma labor que el suizo, incluido una defensa de posición sobre Bruno para que el arquitecto del Villarreal tampoco pudiera recibir el balón con facilidad de sus compañeros. El alemán incluso trazó algún intento de pase de mérito, pero le faltaba una mayor llegada hasta las zonas más peligrosas con posterioridad.

Al descanso se llegó con más deseos que realidades por parte de ambos. Tanto uno como otro aparentaban querer atacar, aunque el físico no les daba para mucho más y al final optaban por dosificar los esfuerzos lo máximo posible. No es extraño en este sentido las numerosas pérdidas del balón de los jugadores de ambos más cercanos a las líneas ofensivas.

Antes del intermedio ya se cobró el partido la primera víctima. La musculatura de Vitolo no aguantó más y lanzó mensajes de advertencia después de una pared del canario con Gameiro que acabaría en una buena intervención de Sergio Asenjo. Tanto el guardameta del Villarreal como Javi Varas en el Sevilla iban a hacer varias paradas de mucho mérito.

Tras el descanso, el cansancio fue mermando cada vez más a los futbolistas y el Villarreal, que tuvo una ocasión clarísima de Musacchio, entendió que era el momento de ofrecer las tablas. El Sevilla las aceptó y todos contentos, un empate que garantiza la sexta plaza para unos y la séptima para otros. Claro que pudo ser más y también menos, pero las baterías ya no dan para más.

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