Sevilla - real madrid · El otro partido

La gran fiesta de los fichajes

  • Los goles de Immobile y Llorente y la actuación estelar de Konoplyanka dan lustre al partidazo de N'Zonzi. Mariano se suma al júbilo colectivo.

El sevillismo vivió una gran fiesta, la que suele acompañar a las grandes victorias ante el Real Madrid... o el Barcelona. La tremenda desilusión de la derrota ante el Manchester City dio paso a una noche felicísima en la que, por fin, los grandes fichajes del Sevilla realizaron una reivindicación colectiva que agradecerá Monchi. Fue el día del debut goleador de Immobile, el día del primer tanto fructífero de Llorente, la gran noche de Konoplyanka... y la eclosión de ese futbolista que había despertado tantas dudas y que fue clave para superar la presión adelantada de los madridistas y sacar al Sevilla de la cueva: N'Zonzi. A la fiesta se sumó Mariano, y también Andreolli.

Las enormes inversiones en forma de traspaso en Immobile y N'Zonzi y, sobre todo, los esfuerzos del club, tanto en laberínticas gestiones como en asunción de elevadas fichas, las más caras de la historia del club, para firmar a Konoplyanka y Llorente habían tenido una respuesta inversamente proporcional a la ilusión que depararon. Apenas Rami, de las diez caras nuevas, había respondido a la fuerte apuesta del club. El mal inicio del equipo de Emery, además, había dibujado un horizonte gris tirando a negro. Cuando un equipo entra en esa situación de no ganar, de no arrancar, la búsqueda de culpables arrasa con todo y ya no sólo era el entrenador el que centraba la diana de las críticas. Y las preguntas insidiosas iban de la mano del éxito de Iago Aspas o Denis Suárez en sus equipos.

El oportunismo ventajista, propio de la frustración continua de una afición harta de escuchar la manida adaptación, era la lógica respuesta a los sinsabores. Por todo ello, el triunfo ante el colíder de la Liga es una bombona de oxígeno puro para Emery y para Monchi. Aunque queda un mundo...

La confianza y la adaptación únicamente se ganan con victorias, y si son con remontadas como la del equipo de Emery ante un Real Madrid que amenazaba con otra noche de impotencia, más aún.

En ese panorama de dudas, el regreso al equipo de N'Zonzi tras haber perdido el sitio en el once fue clave. Emery, tras el ejercicio de impotencia ante el City, apostó por darle media vuelta al equipo. Lo necesitaba por dosificación de esfuerzos y también por pura prueba de ensayo y error. Y el técnico vasco apostó por incluir cuatro cambios en el once: Mariano, Andreolli, N'Zonzi e Immobile, cuatro de los seis fichajes que aparecieron por la bocana de vestuarios a la hora del partido. El fijo Rami y el ya insustituible Konoplyanka completaron la media docena de refuerzos.

Como en una respuesta a la lenta adaptación a la temporada, los fichajes entraron en el partido de forma dubitativa. El Madrid se hizo dueño y señor del balón hasta que N'Zonzi empezó a saltarse la adelantada presión con balones por dentro; hasta que Konoplyanka empezó a combinar por la izquierda con Tremoulinas y Banega; hasta que Mariano se hizo con el pasillo que le dejaba Isco para percutir por ahí una y otra vez... Y el 0-1 fue la espoleta definitiva. El Sevilla rompió todos los cerrojos de la desconfianza y se desmelenó a la contra. Immobile en córner botado por Konoplyanka, Banega tras pared de Konoplyanka e Immobile, y Llorente a centro de Mariano. Así fueron los goles de una reivindicación para la ilusión.

El resorte de ganar a los grandes

A Unai Emery siempre se le ha acusado en Sevilla de no ganar a los grandes... con cierta lógica. El curso pasado, en el que la Liga terminó rota entre los cinco de arriba, su equipo fue incapaz de ganarles a los cuatro primeros. Perdió fuera en el Camp Nou, el Bernabéu, el Calderón y Mestalla y en casa empató con Valencia, Atlético y Barça y perdió con el Madrid. Esta temporada, este Sevilla irregular y ciclotímico que amenazaba con una depresión crónica, ya les ha ganado al Barcelona y al Madrid, en dos grandes fiestas con un Nervión a reventar. Desde la 06-07 no le ganaba el Sevilla a los dos grandes. Sólo el Atlético aguó la fiesta del debut liguero, en el frustrado estreno del recién llegado Llorente.

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