La necesidad de descanso de Banega
El argentino fue el primer cambio de Emery en Manchester.
Difícilmente una derrota llevará aparejadas críticas positivas al entrenador de turno. En el fútbol, donde los análisis suelen partir desde opiniones viscerales nacidas de los colores de cada uno, las frustraciones se palían con la búsqueda inmediata de culpables. Y si el planteamiento general del Sevilla fue aplaudido genéricamente, los cambios abren el inevitable debate sobre la cuota de responsabilidad de Emery.
La pérdida de Krohn-Dehli con el equipo en campo contrario, la mal medida anticipación de Krychowiak y la actitud contemplativa de un cansado Iborra ante De Bruyne conformaron un error en cascada que muchos retrotraen a las decisiones del técnico en los cambios. El primero en abandonar el campo fue Banega, en el minuto 66. Y quizá fuera la sustitución más polémica porque sin él perdió control de la pelota el Sevilla y, encima, su sustituto participó negativamente en el doloroso 2-1 de esa contra final.
El argentino se ha llevado un mes sin competir hasta su aplaudida reaparición en Éibar, debido a un esguince de rodilla que sufrió ante el Celta. Precisamente aquel partido es un buen ejemplo de cómo debe repartir los esfuerzos Emery entre Champions y Liga. Banega se lució ante el Mönchengladbach, cinco días antes de su lesión. En ese tiempo no le dio lugar a recuperarse, porque, hasta que se lastimó, el argentino fue un alma en pena frente a la exhibición de juego del Celta de Berizzo. Y cuando no está, el Sevilla echa en falta al hombre que mueve el cotarro. Emery ya explicó tras el partido por qué decidió cambiarlo. Seguramente, miró de reojo al Getafe con el recuerdo del Celta...
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