Como peregrinos camino de La Meca

Rugby

Cuatro jugadores sevillanos del CAR y del Helvetia están en Nueva Zelanda entrenándose con un equipo de Auckland

Márquez, Terán, Lara y Ángel Jaime con Ben Lee, jugador de los Blues.
Márquez, Terán, Lara y Ángel Jaime con Ben Lee, jugador de los Blues.
Pablo Salvago / Sevilla

22 de febrero 2008 - 05:02

Si La Meca es punto de obligada peregrinación para los musulmanes, Nueva Zelanda lo es para los jugadores de rugby, que tienen en el país oceánico una cuna donde su deporte se vive como una auténtica pasión.

Los sevillanos Pedro Márquez, Nacho Lara y Fernando Terán, del CAR Inés Rosales; y Ángel Jaime, del Helvetia, así lo han entendido, y emprendieron un viaje que se extenderá hasta el mes de abril y que empezó con dos días completos de travesía con escalas en Londres, Dubai, Bangkok, Sidney y, finalmente, Auckland. De momento, se entrenan con el Pakuranga, club de la zona oriental de Auckland que cuenta con más de 50 equipos. "Nos han recibido como a uno más y no hay cómo agradecérselo, porque nos hacen sentir como en casa, como si fuésemos amigos de toda la vida", explica Márquez, que añadió: "Aquí se vive el rugby de una forma distinta. Estuvimos en un partido de Súper 14 entre el Auckland Blues y el Waikato Chiefs, y las dos hinchadas, mezcladas, se comportaban como si fueran a una fiesta. No hubo cánticos ofensivos, ni mucho menos peleas o tensiones".

Pero Nueva Zelanda sólo es una parada, ya que el próximo día 15 saltarán hasta Sidney con el objetivo de seguir aprendiendo. "Australia es otro país en el que se respira rugby por los cuatro costados. Esperemos tener tanta suerte como aquí, pues, aunque sea mirando, estamos aprendiendo mucho, porque el deporte se entiende de una forma profesional, algo que en España no se da", añade el jugador del CAR, quien tiene claro lo mejor de una experiencia que define como "única": "Hemos visto sitios muy bonitos -viven en una caravana alquilada-, pero lo mejor es el trato de la gente del rugby. Sólo con saber que somos aficionados nos abren las puertas y nos ayudan en todo".

Pero un viaje así no se puede quedar sólo en el deporte. "Esto surgió como una escapada de la rutina, así que uno de los objetivos es hacer cosas fuera de lo normal, desde tirarnos por un puente de 192 metros hasta limpiar a un canguro. Ninguno nos lo pensamos dos veces a la hora de coger el toro por los cuernos", señaló Márquez, quien espera seguir sacando el máximo provecho de esta vivencia: "Queremos ver algún encuentro más en Nueva Zelanda antes de llegar a Australia, donde esperamos repetir y, como aquí, poder trabajar con algún conjunto y ver mucho rugby".

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