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Un ritmo de pachanguita

  • El poco dinamismo de Maresca y Romaric facilita el repliegue del Racing y obtura las alas sevillistas · Kanoute, falto de minutos, apenas pudo enlazar en la mediapunta

Jugando al ritmo que ayer lo hizo el Sevilla, va a tener muy complicado desmadejar los entramados defensivos del rival. Podrá tener la pelota el 60 o el 70 por ciento del tiempo, pero de poco le valdrá. La iniciativa fue vana, inocua. Es la conclusión más evidente que deparan los 90 minutos en Santander. Y los aspirantes a todo, como pretenden ser los sevillistas, marcan las diferencias cuando son capaces de hacer circular la pelota a una velocidad frenética.

Defensa

Tres de los cuatro integrantes de la zaga se estrenaban en partido oficial: Konko, Squillaci y Fernando Navarro. Y tuvieron un difícil examen, ya que Jiménez optó por dejar en el banquillo a Fazio y Duscher. Los defensas no contaron con el blindaje de un medio de cierre por delante. ¿Defender desde la posesión de balón? Puede ser. Pero ello requiere lo antes reseñado, mucho ritmo para hacer que el rival corra tras la pelota. Sin ese necesario dinamismo, el Racing se replegó a su antojo y recuperó mil balones. Al final, fueron Maresca y Romaric los que corrieron a tapar más de lo esperado. Así acabaron como acabaron, sin resuello y saliendo del campo antes de tiempo.

Como Maresca solía ser el hombre más retrasado de la media, la línea defensiva debía tener especial cuidado con el juego entre líneas de dos habilidosos y pícaros, Munitis y el joven Jonathan Pereira. Squillaci y David Prieto, sobre todo éste, paliaron esa falta de un pivote defensivo por delante y se anticiparon con oficio. No obstante, el francés erró en una acción puntual, al cometer un absurdo penalti por precipitarse al tirarse al suelo. Suerte para el Sevilla que Palop sigue siendo Palop desde los 11 metros.

La zaga se movió con coordinación y cohesión salvo en el costado diestro, donde Konko se despistó varias veces, defecto peligroso si no hay un medio centro que te ayude en las coberturas. En uno de sus despistes, no estuvo atento a la incorporación de Juanjo en el empate.

Ataque

Año 1 después de Daniel: los laterales son muy laterales, se encargan sobre todo de cerrar y se incorporan con menos asiduidad. Los medios centro deben asumir más responsabilidad en la distribución y en el último pase. Pero si hay demasiadas conducciones y un trote cansino, de poco sirve la posesión. Maresca asumió el mando y se vació, pero le faltó frescura y soltarla antes. También a Romaric. Y a partir de ahí, se dificultó todo: Kanoute, que tendrá que soltarse cuando juegue más minutos, apenas desenredó el entramado racinguista en tres cuartos de campo y los extremos no disfrutaron de balones lanzados para encarar en ventaja. Casi siempre, cuando recibieron la pelota fue en situaciones estáticas, sin salida y con dos rivales acosándoles.

Virtudes

La cohesión y las ideas claras. Hay patrón.

Talón de aquiles

La pareja Maresca-Romaric tendrá complicado lanzar los ataques si no imprime más dinamismo.

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